Por Felipe Yapur
Levantó su mano derecha
junto al resto de los senadores justicialistas y se votó a sí
mismo como presidente provisional del Senado. Mientras el justicialista
Ramón Puerta se abrazaba con sus pares, la marcha peronista comenzó
a tronar en el recinto de la Cámara alta. A esa altura, los radicales
ya no estaban, se habían retirado antes de la jura para no
ser testigos de la infamia. De todas formas, la curiosidad pudo
más y siguieron el acto por televisión. Jamás
aceptaré que nos acusen de dar un golpe institucional. No está
en nuestra historia, aseguró Puerta durante su primer discurso
como titular del cuerpo y virtual vicepresidente de Fernando de la Rúa.
Pero advirtió: El PJ no tiene pensado cogobernar.
De todas formas, y más allá de las afirmaciones del flamante
funcionario, varios de los senadores justicialistas electos reconocían
ayer que, a partir de diciembre, se abre una etapa difícil para
el PJ: Caminaremos en una delgada línea entre el cogobierno
y la oposición. Y algo de esto hay. Por caso, el jefe de
Gabinete, Chrystian Colombo, primero aseguró la oposición
estaba en su legítimo derecho de elegir a Puerta, luego
agregó que el Ejecutivo mantendrá una relación
normal con el Senado para finalmente como quien cuida las
formas aclarar que se rompió con una tradición.
Ayer culminó una extensa negociación que emprendieron los
gobernadores justicialistas de la provincias chicas inmediatamente después
de los comicios del 14 de octubre. Una embestida que los senadores radicales
no supieron y al parecer los de Gobierno no quisieron contrarrestar.
Y los justicialistas lo festejaron como un triunfo. Los pasillos del Senado
estuvieron tapados de papeles desde temprano, los familiares y las barras
se agolpaban en el recinto, en los palcos y en las escaleras. Todos querían
saludar a su senador. Una docena de gobernadores del PJ y el radical Pablo
Verani presenciaron la sesión. El rionegrino, que mantuvo su ceño
fruncido durante todo el tiempo, fue el primero en retirarse. Lo hizo
en el mismo instante que los senadores de su partido. El cordobés
José De la Sota fue el primero de los justicialistas en irse. Hizo
mutis poco antes de la jura de Puerta. En cambio permanecieron hasta el
final Rubén Marín (La Pampa), Julio Miranda (Tucumán),
Carlos Rovira (Misiones), Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego) y el santacruceño
Néstor Kirchner, este último acompañado de su hija,
aplaudieron a rabiar a Cristina Kirchner, que regresa a la Cámara
alta.
Más atrás, se apretujaban los sindicalistas Hugo Moyano
y Rodolfo Daer, quienes con el pulgar en alto saludaron al gastronómico
Luis Barrionuevo luego de que éste emitiera un sonoro sí,
juro, forzado por los gritos de la barra que trajo, la más
numerosa junto con la de la bonaerense Mabel Müller. El otro bonaerense,
Eduardo Duhalde, buscó mantener un bajo perfil. Respondió
algunas consultas periodísticas para luego ensimismarse en su banca
a la espera de la jura. A lo lejos, lo observaba con dificultad desde
el Salón Rosado su esposa, Hilda Chiche González,
quien cruzó un gélido saludo con Jorge Asís. El ultramenemista
poco después se estrecharía en un caluroso y llamativo abrazo
con Puerta.
Si la alegría era el común denominador en los rostros peronistas,
el fastidio se reflejaba en los radicales. De nada habían servido
las acusaciones de golpe institucional que lanzó el nuevo presidente
del partido, Angel Rozas, y mucho menos como trascendió
el último intento de Colombo y Enrique Coti Nosiglia,
quienes se reunieron el miércoles al mediodía con los justicialistas
José Luis Gioja y el propio Puerta. En caso de que hubieran hablado
sobre la decisión del PJ, entonces todo indica que no tuvieron
éxito.
Los senadores oficialistas ya le habían anunciado a sus pares que
se retirarían antes de la elección de las autoridades. El
único que puso peros fue el porteño Rodolfo Terragno, quien
si bien aceptó la decisión de la mayoría, luego se
preocupó en fijar su posición ante los grabadores: Lo
que discuten el PJ y la UCR es una estupidez. El Gobierno anunció
que recortará 3800 millones del presupuesto y ellos discuten quién
es el presidente del Senado.
Raúl Alfonsín no fue a la sesión. Sus allegados comentaron
que el faltazo obedeció a que no le llegó a tiempo el diploma.
Pero algunos suspicaces imaginaban que prefirió evitarse el mal
trago de la sesión.
Diferente fue la actitud de su ex compañera de fórmula,
Vilma Ibarra. La senadora frepasista se quedó, votó contra
Puerta pero aclaró que aunque hubiera preferido el consenso, la
decisión del PJ no afecta la gobernabilidad. Mucho más
cuando reconoció que hoy se pueden palpar las consecuencias
de la renuncia de Carlos Alvarez. Hasta allí, todos la escucharon
en silencio. Pero las barras comenzaron a silbarla cuando recordó
los sobornos, el motivo de la renuncia de Chacho. El pedido de silencio
vino de parte de la puntana Liliana Negre de Alonso, quien condujo la
sesión, algo que no sucedía desde la época de Isabel
Perón.
El único que le respondió a Ibarra fue Eduardo Menem. El
riojano, que suele no ocultar su desagrado por todo lo que signifique
Frepaso, dijo que las afirmaciones de la legisladora resultaban una verdadera
apología de la cobardía e irresponsabilidad de Alvarez.
Los únicos que no aplaudieron fueron los gobernadores.
A renglón seguido, los peronistas junto a un grupo de provinciales
votaron a Puerta y el cordobés delasotista Juan Carlos Maqueda
como presidente y vice del cuerpo. En tanto, los provinciales lograron
colar, gracias a la ausencia de radicales, al neuquino Pedro Salvatori
en la vicepresidencia segunda.
Un radical distinto
El radicalismo en bloque se indignó ayer públicamente
con la asunción del misionero Ramón Puerta como presidente
provisional del Senado. Por eso sorprendió la opinión
de Antonio María Hernández, un constitucionalista
radical que supo ser candidato a vice de Horacio Massaccesi cuando
éste peleó por la presidencia. Hay que hacer
funcionar correctamente las instituciones. No hay que sorprenderse
de que un bloque mayoritario ponga las autoridades que le corresponden.
Hay que privar al tema de todo tipo de dramatismo porque esto pasa
en otros países. No es una violación a la Constitución,
sino simplemente la vigencia de las reglas de la democracia,
dijo a este diario.
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Pa la UCR que
mira por TV
El televisor muestra la imagen de Ramón Puerta hablando
desde el estrado, convertido ya en presidente provisional del Senado.
Por lo que se ve en la pantalla, el clima en el recinto era de un
entusiasmo desbordante, entre aplausos, gritos y amagues de marcha
peronista. La sensación es muy diferente en la sala principal
del bloque radical, en el segundo piso del Parlamento. El televisor
casi mudo, en completa soledad, entre las banderas de la Argentina,
de la UCR y la blanca y verde de la Revolución del Parque.
En el medio del salón, una amplia mesa rodeada por 16 sillas
vacías, que aún están acomodadas en la mejor
posición para ver el monitor. En la cabecera, bajo una pintura
de Hipólito Yrigoyen, el infaltable retrato de Fernando de
la Rúa con la banda presidencial.
El silencio es salud dice a Página/12 un senador
en ejercicio que fue reelecto en octubre y que acaba de salir de
un despacho contiguo. El pueblo argentino tendrá la
posibilidad de juzgar. El legislador luce resignado, y cita
el eslogan de la dictadura para explicar la decisión de retirarse
del recinto: Queríamos evitar una discusión
que seguramente, en el calor de este hecho podría haber dañado
al Gobierno. Queríamos evitar este tipo de confrontación,
argumenta. Se lo nota cansado, y fuerza una sonrisa al hablar de
los festejos del PJ: Los cantitos no nos molestan.
Lo que evidentemente lo fastidia es el despojo del que
ha sido víctima el oficialismo: La tradición
parlamentaria siempre le daba la presidencia del cuerpo al partido
de gobierno, insiste. La desolación que lo rodea contrasta
con el jolgorio que vive el peronismo un piso más abajo.
Sus pares ya han comenzado a retirarse del Parlamento: algunos,
como el chaqueño Eduardo Moro, se fueron al Comité
Nacional de la calle Alsina. Otros se han ido juntos a festejar
el debut en la sesión preparatoria del Senado. Pero los nuevos
senadores de la UCR no tienen tantas razones para festejar: algunos
sufrieron, en su primer día en el Congreso, las chicanas
de cada recambio legislativo. Fue el caso de Isidori, quien se quedó
sin el despacho de Remo Costanzo por orden de José Luis Gioja.
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REPORTAJE
AL PRESIDENTE PROVISIONAL DEL SENADO
No voy a ser vicepresidente
Por
Felipe Yapur y Martín Piqué
Ramón Puerta
es pura sonrisa. Recibe los saludos de todo el mundo, entra al Salón
Gris del Senado y se acerca Mario Baizán, asesor de inteligencia
de Carlos Corach hasta el 10 de diciembre y futuro colaborador del flamante
presidente provisional del Senado.
¿Sabés cómo cerró el call? le
pregunta al misionero, y rápidamente le informa que hay fuga
de depósitos. Pero la ocurrencia viene después:
¿Y sabés cómo cerró el riesgo país?
le dice, con una sonrisa cómplice.
Y... bajó, porque asumiste vos remata Baizán
entre las risas de Puerta, que se prepara para la entrevista con Página/12.
Los senadores radicales hablan de golpe institucional.
Eligieron mal el argumento. El radicalismo en serio no lo puede
decir. Es una afrenta para el PJ y se da de narices con su historia. La
historia marca otro tipo de compromisos, pero jamás de eso. De
otras cosas nos pueden acusar, pero jamás de eso. De tener vocación
de poder, sí, tenemos. De tomar decisiones, sí, tomamos
decisiones. A veces acertamos y a veces nos equivocamos, pero las decisiones
las tomamos.
Un senador radicaldijo que si al PJ de verdad le interesaba la gobernabilidad,
la presidencia provisional del Senado se podría haber consensuado
con el Ejecutivo.
Pero el consenso que manifestó la UCR fue el de quedarse
con la presidencia de la Cámara desde la minoría. Un absurdo
político y jurídico. Además se da totalmente a contrapelo
de lo que es la democracia: es el gobierno de las mayorías con
respeto a las minorías, pero no al revés. No puede ser que
el Senado argentino quede en manos de la minoría in eternum.
La senadora Vilma Ibarra dijo que la decisión que tomaba
el PJ no afecta la gobernabilidad.
Fue clara. Dijo que no se sumaba al argumento del golpe institucional,
ni de la torpeza jurídica, no se sumó a los argumentos del
radicalismo.
Ella también habló de los sobornos y eso llevó
a que el senador Menem reivindicara el Senado anterior.
Bueno, el senador Menem estuvo en el Senado desde el 83, así
que su buen nombre y honor estaba golpeado, por eso hizo bien en defenderse.
Ya que hablamos de Alvarez, usted puede ocupar su cargo...
Le pido que no confundamos. Yo no voy a ocupar el cargo de vicepresidente.
A mí no me han elegido para vice. Ese fue uno de los latiguillos
que usó el radicalismo, y yo atribuyo esta equivocación
a que Mario Losada, el anterior presidente del Senado, se presentaba en
Misiones con el avión presidencial y decía que él
era el vicepresidente de la República. Quizá lo hizo para
conseguir votos.
No queda de todas maneras el PJ jugando en una delgada línea
entre la cogobernabilidad y la oposición. ¿No es riesgoso
para el PJ?
En el transcurrir de los días va a ir mostrando que ahora
hay independencia de los poderes. Tener un delegado del Ejecutivo al frente
del Senado hubiera sido un absurdo. Que el Presidente diga que un senador
de la minoría esté al frente del Senado hubiera sido seguir
teniendo un Senado débil, donde la mayoría peronista no
se siente identificado con el que lo conduce. Yo exigí una sola
cosa para aceptar este cargo: ser electo por unanimidad en el justicialismo.
El
Gobierno y los senadores de la
UCR se echan mutuamente la culpa
Por
Fernando Cibeira
La designación
de Ramón Puerta como presidente provisional del Senado dejó
una herida profunda en el oficialismo. Tanto es así que parte del
Gobierno ayer terminó enfrentado con algunos legisladores del radicalismo,
echándose mutuamente las culpas por la derrota. En ese marco, no
fue casual que durante toda la tarde circularan rumores sobre la renuncia
del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, que tenía como inconfundible
fuente originaria los pasillos del Congreso. En la Rosada analizaban que,
en otro contexto, tal vez no hubiera estado tan mal como señal
de cohabitación que un peronista ocupe el segundo escalón
institucional del Gobierno. Pero que en esta situación, sólo
podía interpretarse como otro signo de debilidad de un gobierno
que no da pie con bola.
A mí me llamaron por primera vez hace dos días,
reconocía ayer a media tarde un importante senador del PJ, que
quería demostrar la improvisación con la que había
actuado el oficialismo en un tema tan delicado y, al mismo tiempo, tan
anunciado. Incluso dentro del oficialismo reconocían que habían
reaccionado tarde y mal. Con los hechos consumados, el problema pasó
a ser quién había sido el culpable del retraso.
La responsabilidad es compartida, respondía un funcionario
del Ejecutivo. El Gobierno tiene parte de la responsabilidad, pero
los senadores radicales parecen de otra galaxia. Se dieron cuenta de lo
que estaba pasando muy tarde, añadió. En la Rosada
coincidían en que, en un primer momento, tanto ellos como los legisladores
pensaron que el anuncio de la nominación de Puerta era una maniobra
de apriete del PJ para sacar mayor tajada en la negociación
por los cargos de la Cámara alta. Pero si alguno se hubiera
sentado a conversar con ellos, se hubiera dado cuenta de que lo de Puerta
iba en serio, se quejaban en Gobierno.
Las sospechas de los legisladores radicales, en tanto, eran que algunos
funcionarios habían actuado a dos puntas. Ahí hubo
un guiño, explicaba un diputado radical que ayer a la tarde
participó de algunas reuniones con sus colegas de la otra cámara.
Quedó claro que a Colombo no le resultaba antipático
que Puerta quedara como virtual vicepresidente, aseguraba.
La amistad de años entre Puerta y Colombo es algo que no niegan
ni en la Jefatura de Gabinete. Allí hablan de una relación
comercial nacida en la época en que Colombo era banquero y Puerta
un empresario yerbatero. En cambio, cerca de quien pronto quedará
como antecesor de Puerta en la presidencia provisional, el también
misionero Mario Losada, contaban con alguna maledicencia que la amistad
se remonta a cuando el banco de Colombo, el Macro, compró a precio
más que conveniente el Banco de Misiones durante la gobernación
de Puerta. Y que desde allí nunca dejaron de frecuentarse. Para
enredar aún más esta historia de pago chico, Puerta, Losada
y el principal operador político de Colombo, el ex ministro Enrique
Coti Nosiglia, son del mismo pueblo de Misiones, Apóstoles.
Tener amistad no te hace cómplice, aclaraban ayer cerca
de Colombo. Y decían que a la misma hora en que en el Congreso
hacían correr versiones sobre su renuncia, el jefe de Gabinete
estaba firmando un acuerdo con los gobernadores. También decían
que si los senadores radicales hubieran iniciado una negociación
a tiempo, tal vez Puerta llegara a la presidencia provisional igual pero
le hecho podría haberse presentado de otra forma.
En el exterior por ahí vean como buena señal esta
cohabitación con el peronismo. Pero en el actual cuadro no ayuda
para nada, agregaban.
En la reacción pública, el oficialismo osciló entre
restar importancia y escandalizarse. El presidente Fernando de la Rúa
se preocupó en aclarar que jamás tuvo la intención
de encabezar en forma personal una negociación con los senadores
del justicialismo. Esto nunca ha estado en mi proyecto ni en mi
propósito, aclaró el Presidente antes de que se iniciara
la sesión especial que consagró a Puerta. En realidad, fue
el ministro del Interior, Ramón Mestre, quien anunció que
como él había fracasado sería De la Rúa el
encargado de cumplir esa tarea. La salida de Mestre indignó aalgunos
integrantes del entorno presidencial que evaluaron que el ministro le
haría pagar un costo político a De la Rúa con una
gestión que sólo podía terminar en fracaso.
En su primera toma de posición fuerte en su carácter de
presidente del Comité Nacional de la UCR, Angel Rozas calificó
como grave golpe institucional que la oposición haya
colocado en la línea sucesoria a uno de sus hombres. La avidez
por el poder expresada en grado patológico por el justicialismo
de decidir arrebatar la presidencia provisional del Senado contra toda
tradición y convivencia política, es un golpe bajo a las
instituciones y desnuda la pérdida de valores elementales,
escribió el gobernador chaqueño. Cuando le preguntaron a
De la Rúa buscó restarle importancia a la declaración.
No hay que calificar de esa manera, atinó a desdramatizar
el Presidente.
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