Por Claudio Zlotnik
Hacia
el final de la tarde, las agrupaciones que nuclean a los bancos ABA
y Abappra destacaron que el día del debut de las nuevas medidas
había transcurrido sin inconvenientes y que hubo total
normalidad en la atención al público. Pero si bien
la jornada no tuvo la histeria del último viernes, lo cierto es
que en las sucursales se notó mucha confusión tanto de la
gente común como por parte de los empleados de las entidades. Operaciones
que en algunos bancos eran impedidas, en otros resultó posible
hacerlas (ver página 5). También hubo diferencias en los
arancelamientos de los servicios (ver página 7). Los problemas
operativos redundaron en que la espera dentro de los bancos se hiciera
insoportable, de hasta dos horas y media. A su vez, la renovación
de los plazos fijos fue dispar, dependiendo de las entidades. La restricción
forzada para utilizar dinero en efectivo ya le está dando espacio
al circuito informal. Una pincelada de la Argentina de otras épocas.
En este contexto, las acciones subieron 6,1 por ciento y el riesgo país
descendió 190 puntos, hasta los 3150.
El panorama fue similar en los distintos barrios de la ciudad. El público
colmando las sucursales y formando largas filas frente a los cajeros automáticos.
En tanto, los comercios minoristas y los locales destinados al pago de
facturas de los servicios públicos lucieron vacíos (ver
páginas 18 y 19). La escasez de efectivo fue sólo una de
las fases de la nueva Argentina económica. La gente también
se mostró muy preocupada por la manera en que podrá pagar
sus obligaciones (servicios, alquileres) y de qué forma podía
bancarizarse.
Muchos de quienes renovaron sus plazos fijos recibieron un certificado
diferente al habitual. Esta obligación no se paga en ventanilla,
señalaba una inscripción impresa en el valor dando cuenta
de la imposibilidad del ahorrista de llevarse los billetes a su casa.
Algunos inversores que pidieron transferir una parte del depósito
a una cuenta a la vista o bien retirar los 250 pesos permitidos tuvieron
que realizar largos procedimientos para realizar la operación.
Algo impensado en épocas normales.
A pesar de la restricción a sacar dinero, los bancos respetaron
las tasas de interés pasivas de la semana pasada: de entre 10 y
12 por ciento anual según los montos. En la city aseguran que esas
tasas caerán abruptamente con el correr de los días. Por
ahora, los bancos pelean por los favores de los ahorristas. Sin la posibilidad
de ser más atractivos ofreciendo tasas más elevadas (el
Central castiga a los bancos que lo hacen), la puja comenzó por
los denominados inversores institucionales. Los gerentes financieros de
las distintas AFJP y de los fondos comunes de inversión fueron
intimados a depositar los fondos en los bancos del mismo grupo financiero.
La pelea incluirá a los pequeños inversores. Ayer hubo bancos
que se comunicaron con ex clientes que cancelaron los depósitos
durante la crisis para tentarlos con nuevas promociones. Básicamente,
colocar dinero a largo plazo adelantándole el pago de la renta
con un auto cero kilómetro.
Como el viernes, los cajeros automáticos volvieron a ser las vedettes.
Hasta en los supermercados se formaron colas para extraer hasta el máximo
permitido de 250 pesos semanales. En algunos, la operación fue
infructuosa. Sólo para consultas se leía en
los carteles de las terminales bobas.
Bajo el nuevo escenario, la calificadora inglesa Fitch degradó
a DDD (default) la nota de la Argentina. A su vez, Standard
& Poors (S&P) redujo a SD (default selectivo)
la calificación de los bancos que operan en la Argentina (ver aparte).
A pesar de esas circunstancias, Miguel Bein, ex secretario de Programación
Económica, alienta una esperanza. Podría notarse una
mayor demanda de bienes durables. Ante la restricción del dinero
en efectivo, mucha gente podría gastar parte de sus depósitos
y ponerse al día con sus consumos postergados, señaló
el economista a este diario. Sin dudas, en los mercados también
pensaron que las nuevas medidas tienen chances de éxito y por eso
subieron los activos bursátiles. Las nuevas medidas también
abren el juego a los negocios que pueden hacerse desde la informalidad.
En la city revivieron los cambistas que dan efectivo a cambio de una comisión.
También hubo operaciones con bonos tendientes a eludir la restricción
con billetes (ver aparte). Y en el microcentro corrió el rumor
de que hubo bancos que, a cambio de una comisión, brindaron dinero
en efectivo a las empresas más allá de los límites
impuestos por el Banco Central.
Los
nuevos negocios
Con
las nuevas medidas, restrictivas para la mayoría, los financistas
se largaron a hacer buenos negocios. Y las acciones treparon 6,1 por
ciento mientras que los títulos públicos avanzaron el
7 por ciento en promedio. En el caso de los bonos, hubo inversores
que compraron papeles con fondos depositados en los bancos, transfirieron
esos títulos a Nueva York y los revendieron en ese mercado.
Esa fue la manera elegida para eludir la restricción y hacerse
de dinero en efectivo. En el caso de las acciones, hubo inversores
que prefirieron adquirir papeles antes de dejar su dinero inmovilizado
en los bancos. Por otra parte, el último jueves un día
antes de la corrida final las reservas líquidas del Central
cayeron en 480 millones de dólares, a 16.453 millones. Justamente,
ese monto es similar a la asistencia que el BC debió prestar
a los bancos ante la fuga de depósitos. En un día, los
pases activos crecieron de 2108 a 2620 millones. Hoy se conocerán
los datos de la corrida del viernes. |
Las
agencias dan la nota
Dos
agencias calificadoras de riesgo volvieron a poner a Argentina en
el banquillo. Fitch bajó la nota de la deuda de C
a DDD, nivel que implica que la Argentina se encuentra
en una situación de virtual default. No obstante,
aclaró que una vez que hayan pasado 30 días desde que
finalizó el canje de deuda local, volverá a asignar
una nota superior. Mientras tanto, para la agencia, el hecho de que
una porción de títulos públicos esté
en manos de inversores internacionales y no hayan sido cambiados en
el tramo local, permite la posibilidad de que algunos tenedores de
bonos sean objeto de un canje involuntario y afronten un default,
sostiene el comunicado a través del cual Fitch comunicó
su decisión. Stantard & Poors, en tanto, resolvió
bajar la calificación de diez bancos a nivel SD
(default selectivo), ante las medidas anunciadas por el Gobierno para
evitar la fuga de capitales. Las entidades afectadas por la rebaja
son el Banco Río, Galicia, Banco General de Negocios, BBVA
Francés, HSBC, Banca Nazionale del Lavoro, Banco Patagonia,
Banco Hipotecario, Scotiabank Quilmes y Banco de la Provincia de Buenos
Aires. Por otra parte, S&P advirtió que el impacto
inicial de las medidas podría exacerbar la recesión
debido a las difíciles cuestiones de implementación
operativa. Sin embargo, también podría impulsar la recaudación
al forzar la reducción de la evasión. |
PROMETEN
QUE DURARA 90 DIAS LA RESTRICCION A RETIROS
¿Existe
el lunes 4 de marzo?
Por
Alfredo Zaiat
El
lunes 4 de marzo será el día 90 prometido por Cavallo para
terminar con el congelamiento parcial de los depósitos. En esa
jornada, según garantizó el mediterráneo, los dueños
del dinero que quedó atrapado en los bancos podrán disponer
libremente de su capital. Ese período de tres meses informado por
el ministro, en un intento de tranquilizar a los ahorristas,
será el tiempo que duraría la Fase 2 del canje de deuda,
que involucra a inversores del exterior. Al final de ese tramo del trueque,
todo volvería a la normalidad en el sistema financiero. Pero no
hay plazos ni fechas de expiración establecidos en ninguna de las
normas emitidas por el Gobierno para inmovilizar los fondos. ¿Quién
cree que dentro de tres meses se podrá acceder sin trabas al dinero
depositado en los bancos?
En los considerandos del decreto que dispuso el congelamiento parcial
se señala que hasta que se completen las operaciones previstas
en el Decreto 1387/01 (el de canje) en relación con la deuda pública,
es previsible que continúe existiendo una marcada volatilidad en
las cotizaciones de los valores públicos, afectando el nivel de
las tasas de interés de la economía. O sea, que mientras
prosiga la incertidumbre en el mercado no se levantarán las barreras
a los depósitos. Y nada hace prever que la culminación del
canje actúe como un golpe de confianza, teniendo en cuenta que
la violenta corrida del viernes pasado se disparó en la misma jornada
que se anunció el exitoso canje local.
La señal más contundente de que el congelamiento parcial
no tiene fecha de vencimiento queda expuesto en el artículo 3 de
ese mismo decreto. Este dice: El Banco Central de la República
Argentina puede disminuir las restricciones establecidas en los artículos
precedentes, cuando los saldos de los depósitos totales del sistema
financiero aumenten respecto a los niveles al cierre del día 30
de setiembre de 2001 y las tasas de interés a las que se realizan
las diferentes transacciones sean, a su juicio, normales.
Con semejante discrecionalidad (¿cuál es el juicio
del BCRA?) para definir cuáles son las tasas de interés
normales, los ahorristas pueden dormir tranquilos que los
bancos seguirán cuidando su capital sin preguntarle si se lo quieren
llevar a su casa. Más revelador es conocer a cuánto ascendían
los depósitos totales a fines de septiembre, que es el objetivo
a alcanzar para aflojar los límites de extracción: 76.369
millones. El jueves, último dato disponible, las colocaciones sumaban
71.877, casi 4500 millones menos de esa meta. ¿Quién es
tan optimista para pensar que en los próximos 90 días habrá
un ingreso de depósitos de esa magnitud al sistema?
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