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LOS INTENDENTES BONAERENSES EN CONCLAVE CON RUCKAUF
La gente se les fue de las manos

Intendentes radicales sugirieron
que el PJ fogoneó los saqueos, pero
los intendentes del PJ tampoco pudieron calmar a la gente y se reunieron con el gobernador para analizar la situación.

Aldo Rico, intendente de
San Miguel, al llegar al cónclave.
Carlos Ruckauf convocó a los intendentes
en el Banco Provincia.

Por Martin Piqué

Los intendentes del Gran Buenos Aires comprobaron ayer que los estallidos sociales son impredecibles. Y que en ciertos casos sirve muy poco saber que algo sucederá. Porque siempre es más fácil encender un fuego que apagarlo, como lo prueban varios dichos de la cultura popular. Los jefes municipales lo confirmaron ayer, cuando la crisis social les explotó en la cara: miles de personas ocuparon las calles, se enfrentaron con la policía y saquearon supermercados y almacenes. Ante la dimensión de la crisis, los intendentes intentaron contener la ola de saqueos, pero trataron de evitar la represión a gran escala. Mariano West (Moreno) encabezó una marcha que fue rechazada por muchos de sus pares (ver aparte). Y a la tarde, la mayoría se reunió con Carlos Ruckauf y Eduardo Duhalde en el piso 19 del Banco Provincia, donde se analizó el estado de sitio y se volvió a denunciar la “falta de gobernabilidad”.
Cuando el martes a la noche la televisión mostró en vivo el saqueo en el Cruce Castelar, los intendentes comprobaron que lo que habían anticipado hace unas semanas comenzaba a producirse con una rapidez inesperada. Y que se escapaba de control. “Yo lo dije hace 20 días. Esto no fue de un día para otro. Si ya había saqueos encubiertos”, dijo a Página/12 el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino. Esas versiones alimentaron suspicacias de todo tipo. Y las sospechas se potenciaron ante la simultaneidad de los robos, que en algunos casos parecían estar organizados. “Se percibió que había líderes, un liderazgo de tipo punteril”, afirmó el intendente de San Martín, el radical Ricardo Ivoskus.
A la hora de echar culpas, los jefes municipales apuntaron contra sus adversarios políticos: algunos peronistas, como Cariglino y Aldo Rico (San Miguel), responsabilizaron a militantes del Frepaso y ex simpatizantes del PJ. Ivoskus, en cambio, al igual que buena parte del Gobierno, apuntó para el lado del peronismo.
Mientras los hechos se volvían cada vez más violentos, el intendente de Moreno convocó a una movilización a Plaza de Mayo, apoyado por el obispo local, Fernando Bargalló, y otras organizaciones sociales. Pero la iniciativa no fue bien recibida por varios de sus pares: “Me parecía una locura. Yo proponía que fuéramos sólo intendentes, legisladores y concejales”, señaló un intendente del Noroeste del Conurbano. Y para un radical, la marcha se proponía “cambiar el eje de la cuestión”. “No quieren ir a La Plata y proponen ir a la Rosada”, dijo. Pero la protesta no llegó a su destino. Según los peronistas, el Gobierno presionó para que no se realizara: “Llamó Carlos Becerra (el titular de la SIDE) y dijo que no estaban dadas las condiciones de seguridad”. El clima estaba muy enrarecido, y varios intendentes del PJ fueron convocados a una reunión con Becerra y el ubicuo operador Enrique Nosiglia.
Claro que a esa hora los intendentes tenían una agenda superpoblada: a las 19, los esperaban Ruckauf y Duhalde en la casa central del Banco Provincia. Y hacia allí fueron Mariano West (Moreno), Alberto Balestrini (La Matanza), Hugo Curto (Tres de Febrero), Néstor Juzwa (Berisso), Sergio Bivort (Pilar), Oscar Rodríguez (Pte. Perón), Mario Ishii (José C. Paz), Hugo Guaux (Merlo) y Aldo Rico (San Miguel). Por el gobierno provincial, estaban también el vice Felipe Solá, el ministro de Seguridad, Juanjo Alvarez, y el ministro de Gobierno, Raúl Othacehé.
“Ruckauf escuchó el cuadro de situación de todos los distritos”, comentó a Página/12 uno de los presentes, quien también confirmó que en el encuentro se analizó un escenario de “falta de gobernabilidad” y se criticó al Presidente por la forma en que decretó el estado de sitio: “¿Quién se va a hacer cargo de la seguridad?”, se preguntaban luego de comentar la negativa del Ejército a hacerse cargo de la represión.

 

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