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Gran
fiesta en el cielo
Por
Mariano Ribas
En junio, el cielo
está de fiesta: un eclipse parcial del Sol, la mejor aparición
de Marte desde 1988, y el cometa más brillante de los últimos
cuatro años. Son tres eventos astronómicos bien distintos,
poco frecuentes y sumamente interesantes. Y para disfrutarlos, sólo
hacen falta ojos curiosos y algunos datos, nada complicados, para saber
cuándo, dónde y cómo mirar. Hace mucho que el cielo
no nos ofrece tanto en tan poco tiempo, y pasarán muchos años
hasta que volvamos a tener una agenda celeste tan cargada como la de los
próximos días. A continuación, nos ocuparemos, una
por una, de las tres grandes atracciones que se vienen. Si se tentó
y está impaciente, le tenemos una muy buena noticia: esta misma
noche, o la de mañana, ya puede empezar a disfrutar de dos de los
tres platos que forman este banquete celestial. Y para el otro... bueno,
sólo faltan unos días.
Una larga espera
Los eclipses de Sol son fenómenos poco frecuentes. Cuando
ocurren, uno tiene que estar en el lugar exacto y en el momento preciso
para poder verlos. Durante los últimos años nos enteramos
de varios eclipses solares (totales o parciales) que ocurrieron en distintas
partes del mundo. Pero nosotros no tuvimos mucha suerte, porque todas
las veces que se produjo esa mágica alineación Sol-Luna-Tierra
Argentina no estaba en las zonas claves, aquellas donde sí incidió
la sombra de la Luna, y donde sí pudo observarse la imagen del
Sol total o parcialmente eclipsado. Sin ir más lejos, el último
eclipse de Sol visible desde nuestro país ocurrió el 29
de abril de 1995. Y encima, fue muy poca cosa: en aquella oportunidad,
la Luna no llegó a tapar siquiera el 20% del disco solar. Para
todos nosotros, ya han pasado más de seis años sin eclipses
de Sol. En términos astronómicos no es nada, pero, lamentablemente,
nuestras vidas no siguen los tiempos de la astronomía. Y seis años
es mucho tiempo. Pero la espera está llegando a su fin: el 21 de
junio, dentro de apenas cinco días, el Sol, la Luna y la Tierra
volverán a formar una fila perfecta. Entonces, habrá un
eclipse. Parcial para nosotros, pero eclipse al fin.
Eclipse al
amanecer
El invierno comenzará con un amanecer sorprendente e inolvidable:
un par de minutos después de las 8 de la mañana del 21 de
junio, el Sol asomará por el horizonte con un enorme mordisco
negro. Ese mordisco no será otra cosa que la silueta de la Luna.
De todos modos, sólo se tratará de una ilusión: no
habrá contacto real entre ambos, porque la Luna está 400
veces más cerca de nosotros que el Sol. Desde la provincia de Buenos
Aires y alrededores, el eclipse se verá de modo parcial, porque
la Luna sólo ocultará una parte del Sol. Pero en una angosta
franja geográfica que cruzará el Océano Atlántico
y varios países de Africa (Angola, Zambia, Zimbabwe, Mozambique
y Madagascar), el eclipse será total. Allí, elespectáculo
será soberbio, no sólo porque el cielo se oscurecerá
en pleno día, sino también porque se podrá observar
la fantasmal corona solar. De todos modos, la parte del show que nos toca
bien vale la pena: durante su salida, el Sol aparecerá eclipsado
por la Luna en un 40 por ciento. Un buen mordisco, sin dudas. Con el correr
de los minutos, y a medida que el Sol vaya subiendo sobre el horizonte,
veremos la lenta retirada de la Luna: a las 8.10, el eclipse será
del 30%; y a las 8.20, del 20%. El final será cerca de las 8.40,
cuando el Sol volverá a verse completo.
¿Como
mirar el eclipse?
Todo esto ocurrirá a muy poca altura sobre el horizonte Este.
Por lo tanto, para observar este eclipse habrá que instalarse en
lugares muy abiertos y sin obstáculos, donde el horizonte estará
completamente despejado. En la ciudad de Buenos Aires, lo ideal es esperar
la salida del Sol frente al río, en toda la línea de la
costanera. Pero tratándose del Sol, hay que tomar algunas precauciones.
Normalmente, cuando apenas asoma sobre el horizonte, nuestra estrella
no es del todo molesta para la vista. De todos modos, no hay que arriesgarse:
para observar el eclipse, los observadores más experimentados recomiendan
mirar a través de un negativo fotográfico velado, o la parte
más negra de una radiografía. Otra variante es utilizar
las planchitas de vidrio oscuro que llevan las máscaras para soldar
(y que se venden en las ferreterías). De todos modos, aún
protegiendo a nuestros ojos de la intensa luz solar, conviene hacer observaciones
cortas y con intervalos. Así no habrá ningún problema.
Y quienes quieran filmar o fotografiar este raro fenómeno, deberán
utilizar algún filtro bien denso (se puede improvisar uno con una
radiografía). Sólo restará esperar hasta el amanecer
del jueves, y rogar que las nubes no lo estropeen todo. Será una
oportunidad única en más de una década: el último
eclipse solar ocurrió en 1995, y para el próximo que
también será parcial habrá que esperar hasta
el 22 de setiembre de 2006.
Marte: la estrella
del invierno
Otro de los protagonistas de esta gran fiesta celeste es el querido
planeta rojo. Marte no es muy grande, y generalmente está muy lejos
de la Tierra. Por eso, normalmente no es más que un punto medianamente
brillante que se confunde con las estrellas. Sin embargo, cada 26 meses,
Marte y la Tierra se acercan considerablemente, protagonizando una oposición
(visto desde la Tierra, el planeta está en dirección opuesta
a la del Sol). Y en esos casos, Marte se ve mucho más brillante.
Pero como la órbita del planeta vecino es bastante elíptica,
no todas las oposiciones son iguales: hay algunas mejores, y otras peores.
La cuestión es que en estos días Marte y la Tierra están
en oposición, y esta oposición es realmente muy buena. Tanto
es así, que el 21 de junio, el mismo día del eclipse de
Sol, el planeta rojo estará a sólo 67 millones de kilómetros
de la Tierra, su mínima distancia desde 1988. De todos modos, desde
hace varias semanas que Marte se viene haciendo notar sin el más
mínimo pudor. Y esta misma noche se puede salir a mirarlo.
Así es: en estos días, Marte se ve más grande y más
brillante que en los últimos trece años. Y encontrarlo es
muy fácil, porque después de la Luna, es el objeto más
brillante del cielo. Además, su color anaranjado lo hace especialmente
inconfundible. Pero para estar más seguros, vale la pena seguir
su ruta: Marte sale por el sudeste no bien se pone el Sol, a eso de las
siete de la tarde. Con el correr de las horas va ganando altura, y a la
medianoche se ubica en lo más alto del cielo. Allí arriba
es imposible ignorarlo, porque parece un verdadero farol de furiosa luminosidad.
Pasada la medianoche, va perdiendo altura a medida que se mueve hacia
el sudoeste. Y finalmente se oculta al amanecer. Si usted tiene untelescopio,
este es el mejor momento para apuntarlo hacia Marte, porque podrá
observar con claridad su disco anaranjado, las marcas de su superficie
y sus casquetes polares. Marte mantendrá un brillo excepcional
hasta mediados de julio. Y a medida que se vaya alejando de la Tierra,
su luminosidad irá menguando. Aún así, seguirá
llamando la atención hasta setiembre.
OVNIs y encuentros
cercanos
En los próximos días, el aspecto de Marte será
tan llamativo, que muchos expertos pronostican una catarata de reportes
sobre avistamientos de supuestos OVNIS. Al fin de cuentas, no sería
nada raro, porque ya ha ocurrido en ocasiones similares. Lo mismo sucede
cada vez que Venus (que es aún más brillante) tiene una
aparición favorable al atardecer o al amanecer. Más allá
de las posibles confusiones, lo cierto es que la danza orbital del planeta
rojo dará lugar a algunos encuentros interesantes: el 2 de julio
se lo verá bastante cerca de la Luna. Y a mediados del mismo mes,
pasará varias noches a unos pocos grados de la estrella Antares.
Será una buena oportunidad para comparar a dos tradicionales rivales
del cielo: en la mitología griega, Antares es el rival de Marte.
Y la comparación es lógica, porque su color (anaranjado)
es muy parecido al del planeta. De todos modos, y aunque sólo se
trate de una cuestión de apariencias (porque la estrella es muchísimo
más grande y brillante, pero está infinitamente más
lejos), Marte ganará el duelo con toda comodidad. Créase
o no, el próximo acercamiento del planeta rojo será aún
mejor: en agosto de 2003, estará a sólo 56 millones de kilómetros
de la Tierra, la mínima distancia posible entre ambos mundos. Entonces,
habrá que alquilar balcones.
El cometa sorpresa
David Levy, un renombrado astrónomo aficionado norteamericano,
suele decir: los cometas son como los gatos: tienen cola y uno nunca
sabe qué es lo que van a hacer. Tiene toda la razón;
el comportamiento de estos pequeños vagabundos de roca y hielo
es muy difícil de pronosticar, especialmente cuando se acercan
al Sol y sufren tremendas metamorfosis. La historia del cometa que completa
esta tríada de atracciones celestes no hace más que confirmar
las palabras de Levy. Todo comenzó el 15 de enero de este año,
cuando el telescopio robot LINEAR, instalado en Nuevo México, Estados
Unidos, detectó un pálido punto de luz en el cielo. Y enseguida
dio la alarma. Pocos días más tarde, los astrónomos
de todo el mundo ya sabían que se trataba de un cometa, y que a
mediados de año pasaría bastante cerca de la Tierra. Sin
embargo, y teniendo en cuenta su pobre aspecto original, nadie esperaba
que el cometa LINEAR 2001/A2 llegara a verse a simple vista. Pero los
cometas son como los gatos. Y éste sorprendió a todos.
Brillo y fragmentacion
A fines de marzo, y sin demasiado entusiasmo, astrónomos aficionados
de todo el mundo estaban siguiendo los pasos del ignoto y pálido
cometa. Pero el día 26, notaron algo sorprendente: de pronto, el
LINEAR triplicó su brillo. Y unos días más tarde,
pegó un salto de luminosidad aún mayor. En menos de una
semana, y sin que nadie jamás lo hubiese sospechado, el cometa
ya estaba al alcance de unos buenos binoculares. Evidentemente, algo extraño
estaba ocurriendo. Un mes más tarde, el 30 de abril, Carl Hergenrother
y sus colegas del Laboratorio Lunar y Planetario, de la Universidad de
Arizona, observaron cuidadosamente al cometa. Y revelaron el misterio:
ese día, el núcleo del LINEAR se veía diferente:
más que unpunto parecía una barra recuerda el astrónomo
y cuando obtuvimos imágenes más claras, nos dimos cuenta
de que no se trataba de una barra, sino de dos manchas separadas.
El núcleo del cometa se había partido en dos. Aparentemente,
a medida que se acercaba al Sol, el cometa estaba experimentando un altísimo
nivel de actividad y sublimación de sus helados materiales. Hasta
que se fragmentó. Toda esa actividad se hizo notar: a principios
de mayo, algunos observadores bajo cielos muy oscuros, comenzaron a adivinar
al LINEAR a simple vista, y al caer la noche.
La fragmentación del cometa no parecía tan rara: sin ir
más lejos, en julio del año pasado, otro cometa LINEAR se
había partido en varios pedazos poco antes de alcanzar su perihelio
(su punto más cercano al Sol). Y terminó destruyéndose
completamente, hasta convertirse en una fantasmal nube de restos dispersos.
Entonces: ¿se repetiría la historia? A mediados de mayo,
el cometa volvió a dar muestras de su violento carácter:
con la ayuda del supertelescopio Yepún (que forma parte del Very
Large Telescope, instalado al norte de Chile), un grupo de astrónomos
europeos descubrió que uno de los dos fragmentos del núcleo
del LINEAR se había partido. Otra fragmentación. Mientras
tanto, los reportes de observaciones a simple vista comenzaban a multiplicarse.
A esta altura, y por una cuestión de geometría espacial,
el cometa sólo podía observarse desde el Hemisferio Sur.
Cometa a la
vista, y acercandose
Afortunadamente, el cometa LINEAR no se ha desintegrado, y sigue
vivito y coleando. Es más: algunos observadores australianos aseguran
que ha vuelto a aumentar de brillo. Si es así, ya mismo podría
verse a simple vista con cierta comodidad. En estos días, el cometa
se sigue acercando a la Tierra, y alcanzará su punto más
próximo el 30 de junio (cuando pasará a unos 37 millones
de kilómetros, una cuarta parte de la distancia Tierra-Sol). Por
lo tanto, los días por venir deberían ser cada vez mejores
para observarlo. Ahora bien: ¿hacia dónde hay que mirar
y a qué hora? Todo esos datos están en el recuadro de aquí
nomás.
Por lo que se ve, la segunda mitad de junio será sumamente movidita
en acontecimientos astronómicos. Habrá que disfrutarlos.
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