“Francisco, no se está respetando la Ley en nuestro país y una de las víctimas es Milagro Sala” dice una de las frases finales de una breve “carta abierta” que el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (GCOP) le hizo llegar al Papa con motivo de celebrarse hoy el cumpleaños de la dirigente política jujeña detenida. En la misma misiva los curas que trabajan con sectores populares le piden al papa Bergoglio que haga “lo que te sea posible” para que Sala “sea liberada de inmediato” y vuelven a denunciar al gobierno de Mauricio Macri señalando que “ha sembrado la tristeza, destruyendo muchas de las fuentes de esperanza que tenía el pueblo argentino a comienzos de 2015”.
Los Curas, entre quienes se cuentan Francisco Oliveira, Roberto Mural y Eduardo De la Serna, han venido insistiendo en forma pública en favor de libertad de Milagro Sala desde que ella fue detenida, y la denuncia acerca de la privación de su libertad fue incluida en todas las cartas que el grupo de sacerdotes difundió en relación a diversos temas relacionados con la situación del país. Además sumaron su adhesión a los pedidos que diferentes organizaciones de derechos humanos hicieron exigiendo la liberación de la dirigente popular jujeña.
En la misiva dirigida al Papa los sacerdotes católicos afirman que “el gobierno de Mauricio Macri ha sembrado la tristeza, destruyendo muchas de las fuentes de esperanza que tenía el pueblo argentino a comienzos de 2015: el trabajo, la cobertura previsional, el poder adquisitivo del salario, el derecho a la vida digna, los programas de contención social, la salud y la educación”. Agregan que el mismo gobierno “también ha sembrado la incertidumbre y el temor”.
Refiriéndose al Papa como “hermano en la fe” los Curas le hacen llegar a Francisco su “preocupación” que “se suma a la de los Organismos de Derechos Humanos de Argentina y el mundo y a la de muchos compatriotas”. En la carta los sacerdotes ponen en común con la máxima autoridad de la Iglesia Católica “nuestra preocupación por nuestra gente, a la que acompañamos desde la misericordia y la solidaridad”.
Refiriéndose a Milagro Sala, “a la que conociste y recibiste en Roma” le dicen al Papa, los Curas señalan que se trata de “una presa política, cautiva del Gobernador de Jujuy (Gerardo Morales) que no le perdona haber sido más eficaz con su obra que el mismísimo Estado y que no quiere líderes populares en esta provincia que maneja como su feudo”. Sostienen además que “el gobernador Morales destruyó la obra de la Tupac en Jujuy por pura venganza y como manifestación de su propia ineptitud” y como consecuencia de ello “no sólo Milagro es la víctima” sino “también lo son miles de varones y mujeres que, gracias a ese movimiento social que los dignificó, aprendieron el trabajo calificado en las fábricas de la Tupac, hicieron su propio techo, sus escuelas y clubes en la tierra que recuperaron y aman”. Agregan que son todas estas personas las que “ahora ven derrumbarse por el odio todo lo que hicieron con sus propias manos”. Denuncian los sacerdotes que “el gobierno nacional no escucha al Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias, organismo creado por la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que, aludiendo a los pactos internacionales que nos obligan, ordenó su liberación inmediata”.
Los Curas, varios de los cuales visitaron a Milagro Sala en su lugar de detención, le piden al Papa que “reces por Milagro y que, además, en la medida de tus posibilidades intercedas para que sea liberada de inmediato”.
Hay además una crítica franca al obispo católico de Jujuy, Daniel Fernández, con quien los Curas se entrevistaron para pedirle directamente su intervención pero que, según dicen, “parece no habernos escuchado”. En los últimos días el dirigente radical jujeño Próspero Nieva, a quien los Curas califican de “padrino político” del gobernador Gerardo Morales, aseguró después de una reunión con el obispo Fernández que “la Iglesia no apoya a Milagro Sala y no la considera una detenida política”. Frente a esta afirmación los sacerdotes sostienen que si “lo que Nieva afirma que el obispo dijo fueran realmente sus palabras, las repudiamos sin más”.