“Nuestro cine como una tierra donde elegimos quedarnos”. La frase, particularmente esclarecedora, forma parte del texto con el cual los documentalistas nucleados en DOCA eligen presentar su 13º Muestra, que comenzará este jueves en la Sala de los Representantes de la Manzana de las Luces (Perú 272), bajo el lema “Pantallas de la resistencia, las luchas despiertan”. Habrá funciones a las 19 y las 21, a bajísimos precios, hasta el miércoles 18. El cine no sólo como territorio habitable, sino como medio para hacer más habitable el territorio cotidiano.

La muestra nació como un modo de mostrar la producción de un sector del documentalismo local que no encontraba espacio en otros festivales. Pero su crecimiento también es reflejo de la consolidación de una serie de voces y miradas en torno a distintas cuestiones sociales de enorme vigencia. En las muestras de DOCA los documentales rara vez son sobre un pasado que hay que esforzarse en recordar. Al contrario: son películas urgentes para entender y repensar el presente, para actuar en lo concreto y presente. “Nuestro cine como bandera”, plantean en DOCA.

La propuesta, plantean desde la organización, es presentar “el cine documental en toda su diversidad de formas, desde el video informe expositivo hasta el ensayo reflexivo, desde la mera observación hasta las narraciones en primera persona, pasando por el a veces olvidado arte de la entrevista”. Además, señalan que se trata de “una semana de proyecciones que atravesará el continente, el presente y la historia de lucha de nuestros pueblos”. Porque el cine documental sirve “para escribir nuestra historia”.

Concebida sin competencia, la Muestra DOCA propone una serie de pre estrenos, un programa de cortometrajes, dos películas invitadas y otras dos en sendos focos sobre Chile y Bolivia, atendiendo las situaciones del continente más urgentes política y socialmente.

Entre los preestrenos destacan A derribar muros (de Pola Udine y Héctor Changuito), en torno a la figura de Yanina Fariaz, detenida por “mala madre”. El caso fue representativo del sistema judicial machista en la Argentina, donde los jueces privaron de su libertad a una mujer cuya hija fue asesinada por su padre y dejó al femicida en libertad. La película narra el proceso de liberación de Yanina, motorizado por la presión de organizaciones feministas y figuras de los derechos humanos. A derribar muros “dialoga” dentro del programa con Juanas, de Sandra Godoy, que cuenta la historia de Juana Rouco Buela y su lucha por los derechos de la mujer desde la militancia anarquista de comienzos del siglo XX. Rouco Buela fue fundadora del primer periódico anarquista realizado por mujeres y su lucha es un antecedente pocas veces recordado de la militancia feminista en el país.

La sección de preestrenos tiene un tercer título dedicado a una mujer: Nelly Omar Cantora Nacional, de Teresa María Saporiti. En este caso no es un documental sobre una lucha feminista, sino un retrato de la histórica cantante de tangos, que se presentóo en los escenarios hasta los 100 años, de los 102 que vivió. Lla particularidad de esta cinta es que está dirigida por la sobrina nieta de Nelly, que la retrata en su doble faceta de artista y de abuela “que le preparaba el café con leche mientras tarareaba canciones”.

Como A derribar muros, otros dos films ponen el foco también en las inequidades del sistema, esas que ocasionan muertes o daños irreparables a sus víctimas. Uno es El vecino del ph, del barrio al manicomio, de Fernando Figueiro, que expone la crisis del sistema de salud mental en la Argentina, y a la que distintas políticas públicas porteñas, como el desfinanciamiento del Hospital Borda, entre otros espacios y programas, contribuyeron a agravar sobremanera. Como particularidad, el caso que retrata Figueiro fue muy difundido por los medios de comunicación después de que un ciudadano porteño tuviese un brote psicótico.

El otro film es Escuela bomba, dolor y lucha en Moreno, de Juan Mascaro, sobre la explosión en una escuela pública bonaerense que mató a la vicedirectora del instituto Sandra Calamano y al auxiliar Rubén Rodríguez. El caso, también muy difundido, puso en relieve la crisis del sistema educativo de la gestión de la (ahora) ex gobernadora María Eugenia Vidal –el primer gobierno provincial en abandonar el cargo con menos escuelas que las que recibió-. Como dato adicional, esta película surge del Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján.

La sección cierra con La vuelta al campo, de Juan Pablo Lepore, que refelja el regreso a la ruralidad de campesinos desplazados por el avance de la frontera agropecuaria. Neoliberalismo y resistencia chocan en las imágenes que propone Lepore.

Además de una serie de cortometrajes, la muestra de DOCA se completa con Raúl Pellegrin, Comandante José Miguel (de Michelle Ribaut) y Guerreeros del Arcoiris (un documental coral sobre la refundación constituyente de Bolivia, en 2007), en los focos Chile y Bolivia. Como films invitados estarán ¿Quién mató a mi hermano?, de Ana Fraile y Lucas Scavino, sobre la desaparición y asesinato de Luciano Arruga, y Fondo: otra vez la misma receta, de Alejandro Bercovich, sobre el proceso de reendeudamiento llevado adelante por el macrismo durante sus cuatro años de gobierno. Finalmente, habrá una función especial de Yo aborto, tu abortas, todxs callamos, de Carolina Reynoso, en que siete mujeres narran su experiencia con el aborto clandestino. Porque cuando los temas arden, el cine documental los muestra.