Últimas jornadas de la 36° edición del Festival de Cine de Mar del Plata, que acaba de sumar los tres títulos finales de la Competencia Internacional, como siempre exhibidos en la enorme Sala Astor Piazzola del teatro Auditorium. Las más de mil butacas del recinto, ocupadas con un aforo máximo del 70 por ciento, fueron testigos de la exhibición de films de Corea del Sur, los Estados Unidos e Irán, con temáticas, estilos y ambiciones muy diversas. En el caso de Kim Min-young of the Report Card, opera prima de las directoras coreanas Lim Jisun y Lee Jae-eun, ambas nacidas a comienzos de los años 90, la relación entre tres compañeras de la secundaria en los meses siguientes al final de los estudios es el punto de partida de un no tan típico relato de crecimiento. Min-young y Susanna (así le gusta que la llamen) han comenzado una carrera universitaria, la primera en Seúl, la otra en los Estados Unidos. Junghee, en tanto, no parece decidida a continuar en la misma senda, y opta por conseguir un trabajo en unas canchas de tenis de alquiler, donde los días pasan sin demasiadas diferencias entre uno y otro.

 Kim Min-young

Las videollamadas entre las tres amigas, fundadoras de un club de poesía en el pasado reciente, comienzan a demostrar, sin que nadie lo explicite o siquiera insinúe, que aquel vínculo aparentemente férreo, irrompible, quizás esté comenzando a mostrar sus primeras fisuras. El encuentro entre Min-young y Junghee durante un par de días en la capital surcoreana no hace más que reafirmarlo: ¿dónde han quedado esas sonrisas cómplices y juegos compartidos, transformados ahora en miradas de cansancio y, tal vez, algo de hastío? Mientras la invitada reparte en el piso del departamento los tableros, cartas y fichas de esos juegos de mesa que solían regalarles horas de placer, la dueña de casa concentra su atención en completar formularios de ingreso universitario, como si se tratara de dos universos inconexos. Metáfora visual que dice tanto o más que esos silencios incómodos que, pocos meses atrás, eran inimaginables. Con delicadeza y un estilo narrativo minimalista –aunque las realizadoras se reservan un par de momentos de colorido pop en un par de flashbacks— Kim Min-young of the Report Card navega entre las esperanzas del comienzo de la adultez con el sabor agridulce de otra etapa que se termina, condenada no tanto al olvido como al recuerdo parcial e idealizado.

Film de mujeres como el coreano, en Hellbender los pocos hombres que aparecen en pantalla desaparecen rápidamente, a veces de maneras poco amables. Es que las protagonistas, madre e hija, son dos brujas hechas y derechas, habitantes de una casa en el bosque alejada de otros seres humanos. Dirigida y protagonizada por John Adams, su esposa Toby Poser y la hija de ambos, Zelda Adams (en los títulos de apertura aparecen como “La familia Adams”), la película es un nuevo ejemplar del cine artesanal realizado en familia que el clan viene fabricando de forma casi cooperativista desde hace varios años, con The Deeper You Dig (2019) como título emblema de alta circulación en festivales especializados. El hecho de que los Adams tengan además una banda de rock le suma un elemento musical a un cuento de horror folk que elige dejar de lado los sustos y trucos gore para centrarse en la relación madre e hija, sostenida por un delicado equilibrio que termina de explotar cuando la joven protagonista decide hacer contacto por primera vez con otros congéneres.

Hellbender 

Es que la madre (Poser) le ha mentido a su hija toda la vida, creando un mal imaginario que le impide ir más allá de los alrededores de la casa y tener una vida similar a la de cualquier chica de su edad. En el fondo, la está protegiendo de una auténtica maldición: transformarse en una bruja deseosa de sangre y carne animal (o, peor aún, humana), ansia que su linaje viene arrastrando desde hace siglos. Si algo no se le puede negar a Hellbender es la originalidad: más allá de partir de personajes y situaciones prototípicas, la película crea un universo de particular belleza algo hipona, en el cual la mezcla de plantas y hongos permite adquirir capacidades y poderes especiales, arma de doble filo que comienza a despertar en la joven aprendiz de hechicera los instintos más básicos. Apoyados en el rodaje en locaciones boscosas reales, los Adams diseñan un universo visualmente atractivo y misterioso, aderezando el relato con breves interludios musicales con aires videocliperos. Un interesante aporte a un género tantas veces atado a fórmulas pre-masticadas y regurgitadas.

Hit the Road, opera prima de Panah Panahi, hijo del maestro del cine iraní Jafar Panahi, a quien asisitió en varias de sus últimas creaciones, cerró la sección competitiva con una apuesta que mezcla distintas influencias, en un relato rutero que va revelando los objetivos y ecos del viaje a lo largo de su múltiples paradas. En medio de un paisaje casi desértico, un matrimonio de mediana edad, su hijo veinteañero y el menor, de unos diez años, atraviesan rutas asfaltadas y otras de tierra. El padre tiene una pierna enyesada y está atrapado en el asiento trasero junto al pequeño, suerte de megáfono viviente que logra ponerles los pelos de punta al resto del clan con sus gritos, saltos y movimientos constantes. Panahi abre el film con una serie de planos desde adentro del auto, alquilado para la ocasión, toda una marca de estilo del cine iraní de las últimas dos décadas, reservándose una serie de bellos y extensos planos-secuencia generalísimos, en los cuales las siluetas humanas se transforman en hormigas frente a la imponencia del paisaje (el “plano Kiarostami”), para los últimos tramos de la historia.

Más allá del humor que zumba en más de un momento, la tristeza y un aire de melancolía comienzan a infiltrarse rápidamente en los personajes y en el tono general. La despedida del hijo mayor en inminente y, aunque las razones nunca quedan del todo claras, el destino final es el cruce ilegal de la frontera para iniciar una nueva vida en el exterior. Las canciones que se escuchan en el estéreo del auto, clásicos del pop iraní de los 60 y 70, preparan el terreno para un particular y tristón número musical sobre el final, señalando hacia una zona del cine de ese país que no suele exhibirse en mercados internacionales. Hit the Road, estrenada hace algunos meses en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes, es el promisorio debut de un realizador que habrá que tener en cuenta de aquí en más; una película deudora de ciertas tradiciones que, al mismo tiempo, intenta encontrar un camino personal. Dignísimo cierre para una competencia de muy buen nivel que mañana tendrá a sus ganadores, luego de la deliberación del jurado.

  • Hit the Road se exhibe este sábado a las 11.15 en Cinema Los Gallegos 1.
  • Todas las películas están disponibles online en el sitio web https://www.mardelplatafilmfest.com a partir de las 21 horas del primer día de su exhibición presencial y durante 72 horas.