Seis países del Golfo Pérsico incrementaron la tensión política en la zona al anunciar la ruptura de relaciones con el emirato de Qatar, al que acusan de apoyar a organizaciones terroristas como el Estado Islámico y mantener vínculos cercanos con Irán, otro de los países bajo la lupa por sus supuestos lazos con Isis. Arabia Saudita, Bahrein, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Yemen y Maldivas cerraron esta mañana las fronteras marítimas, terrestres y aéreas, y exigieron a los qataríes que abandonen sus territorios en dos semanas.
Los países denunciaron que Qatar “abraza” a organizaciones como EI y Al Qaeda “para golpear la estabilidad de la región” y poco después de prohibirles la entrada a sus países, suspendieron el tráfico aéreo. Posteriormente, Egipto redujo el plazo a 48 horas para que el embajador qatarí se retire del país y el encargado de negocios de su embajada en Doha abandone el emirato. Al menos dos bancos estatales congelaron también las transacciones en riyales, la moneda qatarí.
El gobierno qatarí se mostró sorprendido por la medida y denunció que sus vecinos están violando su soberanía, al fabricar “acusaciones sin fundamento” para romper relaciones diplomáticas. “No hay justificación legítima a estas medidas”, manifestó el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado, que además agregó que los países del golfo quieren “imponer una tutela sobre el Estado”, recordando que sus grandes reservas de petróleo y gas natural lo convierten en uno de los países más ricos del planeta.
La relación entre estos países es tensa desde hace bastante tiempo e incluso hace tres años Arabia Saudí, Bahrein y los Emiratos Arabes Unidos retiraron a sus embajadores durante algunos meses por su apoyo a los Hermanos Musulmanes, una organización política que pregona el Islam y es considerada terrorista por varios gobiernos, como Rusia y Egipto.
Qatar es un aliado de Washington y al sur de su capital, Doha, alberga la mayor base militar del ejército estadounidense en el mundo árabe, utilizada por los norteamericanos para luchar contra el Estado Islámico. Al poco tiempo de conocerse la noticia, el secretario de Estado, Rex Tillerson, pidió a Arabia Saudí y Qatar que resuelvan sus diferencias y preserven la unidad para que la ruptura de relaciones no tenga impacto en la lucha contra el terrorismo en la región. "Si hay algún rol en el que podamos desempeñar para ayudar a tratar esta situación, creemos que es importante que el GCC (Consejo de Cooperación del Golfo) permanezca unido", expresó Tillerson.
La exclusión de Qatar también encendió las alarmas dentro de la FIFA, porque éste fue el país elegido para ser anfitrión del Mundial de Fútbol de 2022, aunque prefirieron no realizar comentarios sobre la crisis diplomática. "La FIFA está en permanente contacto con el comité organizador local y los distintos actores involucrados en el Mundial 2022", señaló brevemente el organismo.