La Cámara Civil avaló la decisión de la Inspección General de Justicia (IGJ) que obligó al Jockey Club, una de las entidades deportivas más tradicionales y conservadoras de la Ciudad de Buenos Aires, a remover todas las barreras que impiden que tenga mujeres socias. "El tribunal no puede soslayar que la redacción que contiene el artículo 23 del estatuto del Jockey Club, al mencionar: socios, hijos, sobrinos, nietos y yernos (pero no menciona a las nueras) sugiere con suficiente grado de certeza que la afirmación que hicieron el presidente y secretario general de la institución, en cuanto a que no hay restricción al ingreso para mujeres, no se corresponda con lo que efectivamente sucede en el club", sostiene el fallo. Entre sus más de seis mil asociados no hay ni una sola mujer, advirtió la IGJ en su presentación ante la Justicia. La única figura femenina que históricamente ha estado presente en su sede social, antro machirulopor excelencia, es de mármol y bronce: la Diana de Falguière, la escultura-símbolo del Jockey Club, que se puede ver apenas se ingresa a la institución.

La resistencia del tradicional club porteño a permitir el ingreso de socias es llamativa a esta altura del siglo XXI. A la sede social, sobre la avenida Alvear y Cerrito, históricamente las mujeres tuvieron prohibida la entrada: ahora solo ingresar al comedor y siempre que sea en compañía del socio familiar, según informaron fuentes de la IGJ.

La Sala M de la Cámara, con las firmas de los jueces Carlos Calvo Costa, María Isabel Benavente y Guillermo González Zurro, ratificó la decisión de la IGJ, que "no solo se ajusta a las facultades reglamentarias y legales conferidas al órgano estatal, sino que es coincidente con los compromisos internacionales asumidos por la República Argentina, que condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas". El Tribunal resolvió además extenderle a 90 días el plazo para presentar el nuevo reglamento. No tendrá que estar disponible en la web de la institución como le exigió la IGJ pero sí a disposición de las personas interesadas en su secretaría para consulta y acceso.

La IGJ había notificado al Jockey Club que debía "abstenerse de realizar cualquier práctica que importe la restricción de acceso de mujeres a la condición de asociadas de la institución".Además, le había ordenado que "reglamente detalladamente el mecanismo de presentación de solicitudes de afiliación y el tratamiento de las mismas, ello a los efectos de que las personas interesadas, independientemente de su género o condición sexual, puedan iniciar el trámite".

El Jockey Club apeló la decisión, pero el tribunal respondió que "el reconocimiento de sus autoridades de que nunca hubo a lo largo de la historia socias mujeres ni tampoco en la actualidad, a pesar de no existir formalmente restricciones al ingreso y contar con 6.000 socios, permite suponer que el mecanismo de ingreso al club tiene, en los hechos, una barrera que impide el acceso de mujeres".

"El Estado Argentino asumió diversos compromisos internacionales, entre los que se encuentran la de condenar la discriminación contra la mujer en todas sus formas", subrayaron los camaristas."La restricción contra determinado grupo en razón del género, al que se impide de hecho el pleno ejercicio de sus derechos por sus características innatas, al margen de los méritos o comportamientos individuales, afecta en definitiva la propia dignidad del ser humano", agregaron.

La IGJ fundamentó su decisión en que "en el seno del Jockey Club existían situaciones de patriarcado, misoginia, restricción y discriminación, lo que difería de lo informado por sus autoridades". En efecto, el Jockey Club había informado que no existían restricciones para el acceso de mujeres a la entidad. Pero casualmente no tenía ninguna. Y como no tenía socias mujeres no podía cumplir con otra imposición de la IGJ que es que los órganos administrativos de las asociaciones civiles tengan conformación paritaria. Para ingresar a la comisión directiva, el Jockey Club exige un mínimo de diez años de antigüedad, condición que de ninguna manera podía cumplir ninguna mujer porque, en definitiva, no tienen ninguna socia.

La sede social del Jockey Club se encuentra ubicada en la avenida Alvear Nº 1345, en uno de los rincones más elegantes de la ciudad de Buenos Aires, frente a la embajada francesa. Fue fundado en 1882 por Carlos Pellegrini --quien luego encabezaría la presidencia de la Nación --“secundado en la empresa por un entusiasta conjunto de caballeros representativos de la actividad política y económica del país” --según destaca la reseña publicada en la web de la propia entidad—con la idea de “dar origen en nuestro medio a una entidad capaz de organizar y regir la actividad turfística nacional”. Tiene en la actualidad dos sedes más en San Isidro, provincia de Buenos Aires, en las que se distribuyen un campo de golf de 80 hectáreas, canchas de tenis, paddle, y vóley, tres piletas y un gimnasio cubierto y dentro del predio del Hipódromo, el club cuenta con siete canchas de polo. Las mujeres pueden ingresar para usar las instalaciones deportivas pero no como socias plenas: si como “adherentes” al ser “esposas” o “hijas” o “nietas” de los socios.