Las expectativas confesas que los admiradores de genocidas depositan en un hipotético gobierno de Javier Milei y la sopa de exabruptos de ayer y hoy de su compañera de fórmula justificando el exterminio generan cada día nuevas expresiones de rechazo. Cecilia Pando reapareció en escena con un original argumento para proponer liberar a Riveros, Acosta, Astiz & Cía.: el incremento de la conflictividad social que generaría el minarquista “tal vez requiera la participación” de expertos en picanas y vuelos de la muerte “para restablecer el orden” y no lo harían sin garantías de impunidad, razonó desde un video hogareño. Habla de “un país que por suerte ya no existe”, la minimizó el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla. “La democracia y sus valores están en peligro”, alertó en cambio la senadora Juliana Di Tullio. La negación de la verdad histórica sobre el terrorismo de Estado y su odio a Alfonsín, Madres y Abuelas por parte de Victoria Villarruel, que difundió ayer Página/12, generaron también respuestas del CELS y del diputado Leopoldo Moreau. “Esto significa justificar el exterminio”, tradujo el organismo. “Lisa y llanamente practica la apología de la dictadura”, advirtió el dirigente de origen radical.

La reflexión de Pando, titular del sello Asociación de Familiares y Amigos de Presos Políticos de Argentina (AFyAPPA), circuló ayer aunque data del 19 de octubre, tres días antes de las elecciones generales, en las que apoyó a Patricia Bullrich. La noche de la tragedia amarilla renegó de “las ambiciones personales” de cambiemitas y libertarios porque facilitaron la reelección del gobernador Axel Kicillof. “Si se hubieran unido, otro sería el resultado!”, bramó. Dos días después ratificó sus ideales: “Yo quiero que desaparezca el kirchnerismo”, lanzó, y volvió al éxtasis cuando la gran derrotada anunció su respaldo al minarquista. “Un gran gesto de grandeza, no esperaba menos”, aplaudió.

“El futuro candidato (sic) a presidente –arranca con precisión Pando– va a tener una tarea ardua”. Enumeró inflación, pobreza, inseguridad y se detuvo en su obsesión: “Como primera medida (sic) va a tener que buscar una solución para aquellos militares, fuerzas de seguridad, civiles y policías que están ilegalmente detenidos por los llamados delitos de lesa humanidad”, afirmó. “¿Por qué urge? Porque probablemente la Argentina que se viene va a tener que tomar medidas no gratas (sic) que traigan aparejadas un incremento de conflictividad social, que tal vez requieran la participación de las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas para restablecer el orden”, explicó en tono didáctico.

La represión –vocablo que no forma parte de su repertorio– “no será posible si no se resuelve el tema de las detenciones” de quienes ejecutaron el exterminio, razona, en base a un original argumento: “En la década del '70 los militares si cumplieron (sic) órdenes de gobiernos constitucionales (sic) terminaron todos presos. ¿Quién les garantiza a las fuerzas de hoy que no terminen de la misma forma?”. Más allá del enredo de la formulación, se entiende: no haría falta recurrir a los servicios de los genocidas sino liberarlos como garantía de impunidad para futuros verdugos.

“Las declaraciones de Pando están en sintonía con lo que viene diciendo hace tiempo Villarruel. Nos hace pensar en un país que por suerte ya no existe. Las políticas de derechos humanos se consolidaron y no son de un partido político sino que es del Estado argentino”, indicó Pietragalla a la agencia Télam. “Hay que seguir elevando los estándares en materia de derechos humanos porque están muy lejos de la nostalgia que tienen estos personajes que se llaman libertarios y apoyan un movimiento que claramente no tiene nada que ver con la libertad, porque expresan públicamente que van a cercenar derechos”, subrayó, y necesitan una fuerza de seguridad que “contenga el malestar que van a generar a partir de las políticas que piensan llevar adelante” si Milei se impone. “Por eso repudiamos todo hecho y toda promoción de la violencia institucional, pero también la reivindicación a delitos de lesa humanidad que, como bien sabemos, ya no son contra las víctimas solamente, sino contra toda la humanidad, en nuestro país y en el mundo”, concluyó.

En el mismo sentido se pronunció la senadora Juliana di Tullio, del Frente de Todos, quien invocó el video de Pando. “Dice que si Milei y Macri no liberan genocidas (si son gobierno, claro), cuando necesiten reprimir para aniquilar al pueblo argentino las fuerzas de seguridad no se van a animar porque van a tener miedo de ir presos”, resumió, y advirtió: “La democracia y sus valores están en peligro”.

También sumaron repudios los dichos de Villarruel que publicó ayer Luciana Bertoia y que pronunció en octubre pasado en una cumbre de ultraderechistas. Los derechos humanos “son el arma principal para poner de rodillas a los Estados”; el expresidente Raúl Alfonsín fue “abogado de organizaciones terroristas”; “todo lo que han escuchado en los últimos 40 años de la República Argentina referido a su pasado es falso”, entre otras.

El CELS citó el video que difundió Bertoia en la red social X y expresó: “Esto significa justificar el exterminio”.

“Victoria Villarruel atacó en un encuentro internacional de la ultraderecha a Raúl Alfonsín acusándolo de ‘haber sido abogado de las organizaciones terroristas’. Villarruel ya ni siquiera es negacionista. Lisa y llanamente práctica la apología de la dictadura”, indicó Moreau en la misma plataforma. “Tal vez ese relato sobre Alfonsín se lo haya contado a Villarruel su padre, que se negó a jurar sobre la Constitución Nacional o alguno de los jefes de grupo de tareas de la dictadura con los que la colaboradora de Milei se reúne habitualmente”, sugirió.