El Tribunal Oral Federal de La Rioja condenó al gendarme Eduardo Abelardo Britos a prisión perpetua e inhabilitación absoluta para ejercer cargos, al hallarlo culpable de crímenes de lesa humanidad perpetrados contra presos políticos y por el homicidio del dirigente campesino Wenceslao Pedernera, cometido durante el terrorismo de Estado. Los jueces José Quiroga Uriburu, Mario Martínez y José Asís fallaron por unanimidad tras considerar a los hechos delitos de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles.

Britos fue condenado por homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad, allanamiento, imposición de tormentos agravados, violación calificada con el concurso de dos o más personas en grado de tentativa, asociación ilícita y abuso deshonesto agravado. El tribunal hizo lugar además al pedido de ampliación de acusación solicitado por el Ministerio Público Fiscal, con adhesión de las querellas, respecto de los hechos que damnificaron, entre otras víctimas, a la esposa y tres hijas de Pedernera.

El tribunal ordenó diferir la modalidad de ejecución de la pena hasta que quede firme la sentencia y se pronuncie el cuerpo médico forense de la Corte Suprema respecto del estado de salud actual de Britos, para el cumplimiento de la condena en una unidad del Servicio Penitenciario Federal. Para eso, los jueces solicitaron la "urgente" realización de una junta médica integral.

El TOF admitió el pedido de destitución de Britos como oficial retirado de Gendarmería Nacional efectuado por el Ministerio Público Fiscal para que, una vez firme la sentencia, se remita copia de los fundamentos al Ministerio de Seguridad. 

Durante la lectura de la sentencia, a Britos se lo vio hacer gestos de desaprobación y de negación con la cabeza. El oficial retirado de Inteligencia de la Gendarmería lideró el Escuadrón 24 "Chilecito" de La Rioja y fue jefe del Instituto de Rehabilitación Social (IRS) -una cárcel que funcionó como centro clandestino de detención- durante la dictadura.

En la etapa de alegatos, la fiscal federal María Miguel Carmona y los abogados querellantes resaltaron que en La Rioja hubo durante la dictadura un plan sistemático represivo "con el agravante de que uno de los objetivos fue la Pastoral de monseñor (Enrique) Angelelli", calificada como "subversiva al querer cumplir con los decretos del Concilio Vaticano II y desarrollar su misión evangelizadora".

"La persecución, tortura y asesinato de diferentes personas en La Rioja tuvo la particularidad de centrarse con encono en la figura del obispo Angelelli y las personas relacionadas con él", alegó Carmona. Gran parte de los más de 60 testigos que declararon en el juicio coincidieron en señalar "cómo cambió el trató" dentro del IRS -lugar donde se encontraban ilegalmente detenidos- cuando tras el golpe militar Britos estuvo a cargo. "Torturaban perversamente sin distinción de género ni edades y sin considerar el valor de la vida y el destino supremo de los detenidos", señaló la fiscal.

Sobre el asesinato de Pedernera, cometido el 25 de julio de 1976 en su domicilio, donde el colaborador de Angelelli fue acribillado por un grupo de tareas frente a su mujer y tres pequeñas hijas, la fiscal y las querellas dijeron que fue un eslabón más en la "cadena de hechos violentos" contra la obra del obispado.

El público presente en la sala y quienes esperaban en la calle frente al tribunal de La Rioja vivieron la jornada con "mucha expectativa y emoción". Entre ellos se encontraban la esposa, hijas y familiares de Pedernera, varias de las víctimas con sus familiares, el obispo de La Rioja, Dante Braida; sacerdotes, miembros de las secretarías provincial y nacional de Derechos Humanos.

"Hoy se saldó una deuda con la sociedad riojana y argentina. Se hizo justicia con tantos que trabajaron y entregaron lo mejor de sí para construir una patria mejor", afirmó el obispo. Para Braida "se hizo justicia por Wenceslao", a quien consideró un "hombre de bien que supo jugarse por sus ideales, por su familia y por la justicia social".

Susana Pedernera, una de las hijas de la víctima, expresó el "alivio" que sintió la familia al poder declarar durante el juicio: "Nos sacamos muy de adentro todo, nos ayudó a estar más aliviadas". También destacó la fortaleza de su madre de 83 años, quien "nunca decayó, siempre luchó y sigue luchando". Tras 47 años de espera, la familia Pedernera se alegró de "tener un veredicto justo".

El gendarme Britos pasó dos años prófugo de la Justicia argentina hasta que fue extraditado desde Paraguay en 2011. En 2013 fue condenado a 15 años de prisión por imposición de tormentos contra seis presas y presos políticos.