Un equipo del Conicet avanza en el diseño de un kit de diagnóstico rápido de histoplasmosis diseminada progresiva, una de las infecciones fúngicas más corrientes entre las personas inmunosuprimidas por VIH, por un trasplante reciente o por cáncer. 

A través de muestras de sangre y orina, la tecnología ha demostrado ser útil para identificar la presencia de un hongo que puede ser letal en organismos con el sistema inmunitario débil. En el presente, los expertos y expertas que forman parte del grupo buscan ampliar la cantidad de muestras y, en paralelo, conseguir inversiones para escalar el producto y llevarlo al mercado. A priori, las pruebas realizadas permiten asegurar que se trata de una herramienta más sensible y económica que las que se comercializan actualmente.

Los pacientes que son infectados con este hongo, hoy verifican su estado a partir de tecnologías importadas que monopolizan el mercado. Además, como son caras, no están disponibles en muchas instituciones sanitarias del país. Como resultado, los profesionales de la salud deben recurrir a la realización de cultivos que pueden llegar a demorar entre cuatro y ocho semanas en realizarse, un lapso decisivo de vida o muerte. De hecho, la histoplasmosis, ocasionada por el hongo Histoplasma capsulatum puede tratarse y curarse, pero para ello es clave actuar con rapidez. A partir del test argentino, estos obstáculos podrían evitarse. Como ventaja adicional, además de ser más preciso, económico y de sustituir una importación, podría ser empleado en veterinaria con especies animales que también hayan sido infectadas con el hongo.

De esta manera lo expresa María Lujan Cuestas, líder del proyecto e investigadora del Conicet en el Laboratorio de Micología en el Instituto de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Médica: “El diagnóstico rápido es clave porque, de lo contrario, el paciente corre el riesgo de morir. En la mayoría de los hospitales no tienen los kits comerciales porque son importados y muy caros. La idea con nuestro desarrollo es que todas las personas que así lo requieran puedan tener acceso a conocer su situación”.

Más pruebas para calibrar la tecnología

El proyecto está en la etapa de los análisis multicéntricos: se prueba en diferentes instituciones de salud con la meta de robustecer el estudio. A la fecha, se examinaron muestras de orina y sangre de 23 personas con VIH y con histoplasmosis diseminada progresiva, y también de 13 pacientes con otras enfermedades infecciosas y 20 individuos sanos. Así, con respecto al kit comercial, el desarrollo autóctono exhibió para el análisis de orina una sensibilidad de un 89.3 por ciento (contra el 82.1 por ciento) y una especificidad del 97 por ciento (contra un 90.9 por ciento). Los resultados alcanzados fueron publicados en las revistas Mycoses y Diagnostic Microbiology and Infectious Disease.

Mientras que el test de orina se halla en una fase más avanzada, el de sangre tendría la ventaja, a futuro, de funcionar como otros autotest que ya se realizan para el embarazo o el coronavirus. La tecnología pensada y puesta a punto por el equipo del Conicet identifica, de manera específica y calibrada, los anticuerpos que fabrica el organismo toda vez que una proteína del hongo (denominada HCP100) entra en contacto con el cuerpo.

Si los pacientes con VIH/sida no reciben un tratamiento con antirretrovirales les baja mucho las defensas y se vuelven más susceptibles a estas infecciones. De hecho, en muchos casos, los individuos se enteran que tienen sida porque están infectados con histoplasma”, sostiene la científica. Y observa: “Al ser endémica, muchos de nosotros podemos estar infectados con el hongo y no lo sabemos porque somos asintomáticos. Mañana, si por algún motivo nos bajan las defensas, podríamos llegar a tener una reactivación., algo similar a lo que sucede con la tuberculosis”.

Diagnosticar para sobrevivir

“Empezamos por buscar una solución para Histoplasmosis porque nuestro país es endémico para este hongo. A nivel general, pienso que es fundamental realizar diagnósticos micológicos porque las infecciones fúngicas están desatendidas. Prácticamente no existen kits de diagnóstico y la realidad es que como cada vez hay más pacientes inmunosuprimidos, es una problemática que hay que contribuir a resolver. De hecho, durante la pandemia de covid, muchos comenzaron a tener infecciones fúngicas como complicaciones asociadas”, expresa Cuestas.

La histoplasmosis diseminada progresiva es una infección de interés médico y científico que afecta entre 100 y 300 mil casos en pacientes VIH/sida en todo el mundo. De ese total, aproximadamente 80 mil mueren. La cifra en Argentina no está clara porque no se trata de una enfermedad de notificación obligatoria, por lo que resulta muy engorrosa la recopilación de datos.

Se trata de una micosis que se produce luego de la inhalación de esporas que pueden estar presentes en el suelo o en el polvo contaminado a partir de deposiciones de aves o murciélagos. Primero afecta a los pulmones, pero luego se expande para conquistar otros órganos y sistemas. Los cuadros clínicos serán más graves dependiendo de la carga fúngica inhalada. Aunque, por lo general, los tratamientos convencionales funcionan de manera adecuada para las personas sin enfermedades preexistentes, no sucede lo mismo con los inmunosuprimidos. En estos casos, existe un abanico de complicaciones que pueden traducirse en problemas pulmonares graves, ulceraciones mucocutáneas, meningitis crónica o la muerte.

La relevancia de los test rápidos se observó durante la pandemia de covid. Básicamente, disponer de la información con velocidad permite a los profesionales de la salud ajustar sus recomendaciones y tratamientos, al tiempo que notifica a los pacientes antes de que sea demasiado tarde.

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