Tótem 7 puntos 

México/Francia/Dinamarca/Países Bajos, 2023 

Dirección y guion: Lila Avilés 

Duración: 95 minutos 

Intérpretes: Naíma Santíes, Montserrat Marañón, Marisol Gasé, Saorí Gurza, Mateo García, Teresa Sánchez, Iazua Larios, Alberto Amador. 

Estreno: Disponible en Netflix.

Los premios y nominaciones que una película recibe a lo largo de su primer año de vida pueden no ser un argumento importante a la hora de emitir un juicio crítico sobre ella. Aun así, resultan un antecedente de relevancia que habla de su capacidad para establecer vínculos con un determinado tipo de público; en este caso, el que componen los programadores y jurados. Este tipo de reconocimientos resulta útil para hablar de Tótem, de la mexicana Lila Avilés. Se trata casi con seguridad de la película latinoamericana de mayor palmarés entre las estrenadas en 2023, por encima de verdaderos pesos pesados como Retratos fantasmas, del brasileño Kleber Mendonça Filho, Los colonos, del chileno Felipe Gálvez, o las argentinas Los delincuentes, de Rodrigo Moreno, y Puan, de la dupla que integran Benjamín Naishtat y María Alché.

Estrenada y premiada en el Festival de Berlín del año pasado, Tótem literalmente recorrió los cinco continentes siguiendo el itinerario de sus nominaciones, de Durban a Beijing, y de Melbourne a más de dos decenas de festivales americanos y europeos. Y es que hay algo de universal en el trabajo de Avilés que no se percibe en las otras cuatro recién mencionadas, cuyos guiones y desarrollo dependen más de algunas cuestiones de raíz local. Pero no es que la película carezca de ese tipo de lazos con la identidad mexicana. Por el contrario, la cultura del país azteca se encuentra muy presente y es bien reconocible en esta historia que gira en torno a los procesos de duelo y al vinculo que las personas establecen con la muerte.

La primera secuencia deja constancia de las preocupaciones y temas que atravesarán la película. Sol tiene 7 años y una relación feliz con su madre. Durante un viaje en auto, juegan a aguantar la respiración y pedir un deseo mientras pasan bajo un puente. “Para que se cumpla no hay que contárselo a nadie”, dice la mamá. Con esfuerzo ambas lo logra y se ríen juntas. “Ahora tu deseo se va a cumplir”, confirma la madre, pero enseguida Sol necesita revelar su deseo: “Qué mi papi no se muera”. La mamá deja de sonreír. La situación no solo es poderosa por el contraste que se genera entre los extremos del arco emocional de la puesta en escena o por la revelación que en ella tiene lugar. El deseo al descubierto, ahora condenado a no cumplirse, funciona como confirmación de lo inexorable de la muerte.

Tras esa breve introducción que desemboca en los títulos iniciales, el resto de la película transcurre en la casa paterna. Ahí lleva la madre a Sol, para que participe en los preparativos de la fiesta de cumpleaños de su papá, junto a sus dos tías, un tío, su abuelo y varios primos y primas. La película va sumando información no a cuenta gotas, pero si de forma controlada, dosificando lo que el espectador va conociendo de la situación que se desarrolla en torno a la pequeña protagonista. Siguiendo el patrón que estableció la secuencia inicial, Tótem oscila entre la ligereza de las situaciones domésticas y el alto impacto de otras que comienzan a despejar las incógnitas.

La presencia fantasmal del padre de Sol, de quien todos hablan pero al que nadie ve, alimenta la expectativa por la concreción del demorado encuentro entre ambos. En esa espera que se extiende bajo los preparativos de la fiesta, cada personaje aporta simpáticas neurosis burguesas, exponentes superficiales de una angustia de raíz profunda. Avilés se mueve con gracia sobre el filo que separa lo cotidiano de lo trascendente. Sutil y meticulosa, la directora logra que todas las líneas dramáticas desagüen en un número musical tierno y potente, que sobre el final hará que las emociones acumuladas a presión se desborden dentro y fuera de la pantalla. El clímax perfecto para una eficaz fábula sobre el duelo.