“Nosotras y nosotres desde Yo No Fui creemos que la belleza es política. Venimos muy golpeadas con la cárcel, la calle, el consumo y salir de ahí, plantarnos en la vida y decir soy esto y estoy bien, es político. Es pararme enfrente del espejo, maquillarme, tener un corte en el brazo y hacerme un tatuaje, no para taparlo, porque esa marca muestra de donde vengo y es mi historia, creo que eso es politizar la belleza, porque no entramos en los estereotipos de belleza hegemónica”, dice Jimena a Las12, una de las creadoras de Bell, flamante cooperativa estética del barrio de Palermo. 

Lejos de encasillarse en algo estático, el colectivo popular YoNoFui se va transformando cada día para responder a las necesidades de quienes atraviesan o atravesaron el sistema carcelario. Es una escuela, un espacio de segundeo, de formación, un grupo de contención y además una cooperativa que tiene tres áreas productivas: la textil donde se realizan trabajos de serigrafía y encuadernación; la editorial Tinta Revuelta, que publica libros cuyos autorxs se encuentran dentro y fuera de los muros y por último, la más reciente, la cooperativa de estética y cuidado personal.

Jimena se desempeña en las dos últimas ramas y es una de las integrantes fundadoras. Desde YNF pensaron una salida laboral especialmente para mujeres que se encontraban en arresto domiciliario, aquel supuesto “beneficio” que impide que las personas privadas de su libertad puedan acceder a un trabajo fuera de sus domicilios.

"El arresto domiciliario es muy cruel porque las compañeras no pueden hacer nada sin el permiso del juez que las deje salir de sus casas. A veces nosotras pedimos permisos para que las compañeras puedan concurrir a los talleres o trabajar y no se los otorgan, por eso, pensamos la cooperativa estética como una poción para que puedan tener una salida laboral en sus propios hogares o para aquellas que viven lejos del salón y se les complica el viaje al tener hijes a cargo. Cada compañera lo hace como puede, algunas lo hacen como una changa porque no pueden cumplir un horario, igual les sirve, porque les genera un ingreso extra que las ayuda a llegar a fin de mes."

Si bien la prisión domiciliaria es una salida para que las mujeres puedan estar con sus hijxs y familiares y no padecer las condiciones inhumanas de vida que caracterizan a las cárceles argentinas, lo que el sistema judicial y el Estado no tiene en cuenta es la situación de vulneración extrema en la que se encuentran esas mujeres. La gran mayoría son pobres, están a cargo del cuidado de sus hijxs y de la economía familiar, sin acceso al mercado laboral y solo pueden sostener trabajos precarizados de manera intermitente.

El salón funciona en el Mercado de Economía Solidaria, en Bonpland 1660, Palermo (CABA).

El oficio como salida colectiva

"No estamos acostumbrades a habitar espacios que son espacios de amor. Sin romantizar, en Bell armamos lugares de cuidados, tratamos de entendernos, de segundiarnos pero el mundo no funciona así. Si una compañera no puede venir, el resto no se enoja ni le molesta y eso fue un aprendizaje, porque el capitalismo no funciona así”, explica Jimena.

Antes de formar Bell, se organizaron para implementar una capacitación a todas aquellas compañeras que deseaban sumarse. Fue así como dictaron talleres de masajes, reflexología y manicure, esto hizo que muchas puedan aprender un oficio y desempeñarlo en sus barrios, a domicilio, o incluso, dentro de sus hogares. Ya lograron capacitar a 21 mujeres. "Nos vamos organizando en base a lo que cada una puede, algunas son jefas de hogar y vamos turnando los horarios y los días de la forma más equitativa posible para que todas podamos trabajar. Hoy en el salón de estética Bell somos cuatro chicas que brindamos distintos servicios, otras dos integrantes se encargan de las redes sociales y la sexta compañera está en la organización y el segundeo”, cuenta Jimena, quien ya tenía experiencia previa en el trabajo estético y convirtió su oficio personal en una salida laboral colectiva.

“En Bell también empezamos a pensar la belleza desde otro lugar, para cuestionar y salirnos de los modelos hegemónicos. Nosotras creemos que la belleza no es algo a alcanzar, algo que una tenga que tener, ni la pensamos como algo que nos falta. Entendimos que toda belleza es política a partir de las lecturas que tuvimos en los talleres de escritura de YoNoFui, donde pudimos cuestionar algunas ideas con las que veníamos, de hecho, nuestro nombre es Bell por la activista afro norteamericana bell hooks a quien leímos mucho.”

La belleza siempre fue y será una cuestión de clase, poder comprar tratamientos faciales, cremas, maquillaje e invertir tiempo de cuidado corporal implica tener una cantidad de dinero extra que más de la mitad de la población argentina no tiene. Jimena habla de esa belleza a la que para poder acceder tenes que tener plata, en una sociedad donde también subyace la idea de que las mujeres pobres parecería que no tienen derecho a "verse bien", porque solo pueden subsistir. “¿Por qué no me puedo hacer una limpieza de cutis o disfrutar de un masaje?", se pregunta Jimena y agrega: “Nos ha pasado en las capacitaciones que había compañeras que nunca se habían hecho un masaje en su vida. Creemos que todas las personas tienen que tener derecho también a pasar un momento de relajacion, de placer, poder hacerse un masaje después de un día de laburo pesado que genera achaques en el cuerpo.”

Bell ya forjó su propia clientela, primero se fue corriendo la voz entre las personas de la organización y hoy también llegan clientes de otros lados, “incluso tenemos clientes varones que vienen para masajes o pedicuría y nosotras pensamos 'este viene una vez y no viene más' y pasa todo lo contrario, son los más fieles porque acá se sienten muy cómodos, sin la necesidad de ser 'chongo', no sé, es difícil de explicar”, cuenta Jimena y agrega: “Si bien ahora por la crisis económica que estamos viviendo no tenemos una agenda como quisiéramos, entendemos que lo primero que uno deja de hacer es estas cosas cuando se ajusta, pero seguimos trabajando."

El salón funciona en el Mercado de Economía Solidaria, un espacio ubicado en Bonpland 1660 en el barrio de Palermo, en el que conviven diversos proyectos cooperativos, Bell funciona con turno previo que podes solicitar acá.