Dramaturgo y director teatral, autor de las premiadas Tebas Land y La ira de Narciso, Sergio Blanco nació en Montevideo en el seno de una familia muy ligada al arte y la literatura. Residente en París desde hace años, en estos días Blanco está en Buenos Aires para estrenar Tierra , obra de su autoría, en el Teatro San Martín, bajo su propia dirección. “Buenos Aires tiene un ritmo y una intensidad que me estimulan”, dice en la entrevista con Página/12, “y cuenta con un espectador teatral muy formado y pasional que espera al artista a la salida, le escribe cartas o mails, algo que en otros lugares del mundo no sucede”, señala.

Blanco suele concebir su obra dentro del género de la autoficción. En el caso de Tierra, aborda el tema de los cambios que se experimentan al atravesar el duelo de un ser querido. Es una pieza que el dramaturgo dedicó a la memoria de su madre, helenista y profesora en letras que lo inició en el mundo de la lectura. La evocación de la madre se concreta a través de los personajes de sus ex alumnos. Así, un alter ego del dramaturgo va al liceo donde su madre solía enseñar, no solamente para hablar con aquellos que la conocieron sino también para visitar los espacios que ella habitó. De este modo, Tierra es un homenaje a la maternidad y al magisterio, “a los que enseñan con lo que son más que con lo que saben”. El elenco está integrado por Andrea Davidovics, Sebastián Serantes, Soledad Frugone y Tomás Piñeiro.

-¿Por qué la muerte es uno de tus temas recurrentes?

-No tenemos que olvidarnos de que vamos a morir y debemos prepararnos. Pienso que la muerte es lo que le da sentido a la vida. Y el arte, sea un texto, una pintura o una partitura musical, no habla de otra cosa: es un acto metafísico de resistencia contra la muerte. Tierra habla de la muerte, sí, pero no desde un lugar oscuro, fatalista o morboso, sino como una cita ineludible.

-También habla de la experiencia del duelo…

-El duelo también nos conecta con lo vital. Creo que cada día, una persona transita un duelo de diferente modo. Hay que encontrarle belleza a ese duelo, porque no solamente la belleza está en lo bueno y en la felicidad. También puede encontrársela en la tristeza, el dolor, la fealdad o la melancolía.

-¿Cuál es la relación que establecés entre las nociones de trauma y trama?

-Un trauma puede ser un abono para la creación, para construir una trama que transforma una situación compleja en belleza. Pasar del trauma a la trama, nos salva, nos sana.

-¿Cómo definís la autoficción, un género al que pertenece esta obra?

-La autoficción es un cruce de dos relatos, uno biográfico y otro ficcional. Si la biografía establece un pacto con la verdad, la autoficción establece un pacto con la mentira. Mezcla lo que ocurrió con lo que pudo haber ocurrido. Es una poética amoral, ilegítima, que proyecta el yo del artista al campo de lo ficcional. Para ir a la búsqueda de los otros.

-¿Por qué creés que la gente se interesa en experiencias personales?

-Porque son historias que resuenan en cada espectador. Tierra es una obra que busca hablarle a la comunidad, una obra donde todos podemos vernos. Finalmente, las personas son más parecidas entre sí de lo que parecen.

-¿Cuál es el punto de partida?

-La autoficción parte de la noción de lo singular que conecta con el otro. Es una creación femenina: como a la mujer se le ha prohibido acceder a los grandes relatos, mujeres como Virginia Woolf escribieron sobre sí mismas. Y yo creo que hay que volver a la escala de lo singular, porque no hay experiencia más interesante que ser uno mismo. Ni acto más político, porque hoy implica no dejarse masificar como pretende el liberalismo.

-¿Por qué elegiste desarrollar la puesta en una cancha de básquet?

-Pensé en varias posibilidades y me decidí por un gimnasio, tomando en cuenta la etimología de la palabra, que significa “el lugar del cuerpo”: el hijo busca la corporalidad, las huellas de la madre. Tal vez, lo que más duele de la muerte es la ausencia del cuerpo del ser querido.

-¿Qué función tienen las cámaras en el montaje?

-Hay cámaras en escena porque son parte de la poética que yo trabajo. Hoy en día, el teatro tiene que atender a las exigencias y posibilidades del ojo del espectador, que ha cambiado mucho. La percepción del mundo es otra y el teatro tiene que escuchar esos cambios.

*Tierra, en el Teatro San Martín (Corrientes 1530) del 24 al 28 de abril y del 2 al 5 de mayo, a las 20.30 hs.