Estás en la foto. Es tu mejor primer plano en la multitud, sin saber que sos vos. La foto es pueblo, y es lo que sos bajo ese sol tibio del otoño. Buenos Aires, Rosario. Donde sea, estás en la foto. Y no olvidarás este día, cuando eras simplemente pueblo.

Cientos de miles, aunque Clarín prefiera bajarle el precio, con la cifra de la Policía. ¿Eso es poco confiable, no? ¿150 mil? Entonces sí que nunca vi a 500 mil personas.

¿Qué escuchabas en la Plaza? Que la educación pública es sagrada. Que los que no la quieren te agreden a vos, que no quieren darte esa oportunidad porque no es para vos, es para otros.

Escuchaste los discursos, saltaste y aplaudiste y miraste a tu alrededor y muchos también saltaban y sentiste que había una cierta felicidad en la plaza, que hay luchas por las uqe vale la pena luchar. Y te fuiste por las calles tropezando con la gente y notaste que nadie se molestaba por nada y pensaste en Bullrich, que quería que hubiera lío y meterle balas de goma y agua a la tarde, pero no pudo, porque con la simple felicidad no se puede.

Y volviste después al barrio y te asombró ser una más en esa cantidad, en esa multitud, y sentiste que, como pocas veces, valió la pena la caminata, la disfonía, el cansancio.

Y te hiciste un omelette rapidito para sentarte frente a la tele y ver tu foto. El primer plano de tu rostro, una cara de pueblo que te hizo sonreír y que te hizo feliz, pensándote en clase, aprendiendo, mirando de reojo el futuro, que quizás sea mejor porque tenés universidad y no te la quita ni Milei ni nadie.

Y apagaste la luz y entendiste por qué valía la pena vivir ese día. Ahora quizás escuchas una radio amiga que te dice “buen día”. Estás muy lidnda en la foto. Estás muy fachero en la foto.  

* El editorial de Víctor Hugo Morales en La Mañana de la AM750.