La historia de cómo, en menos de un mes, la Unión Industrial Argentina (UIA) pasó de no criticar al Gobierno de Javier Milei a asestarle cuestionamientos de fondo como pedirle "sostener la demanda", se explica en una sola línea: en cuatro meses de gestión libertaria, la crisis puso a las pymes al borde de la quiebra y a los gigantes a despedir personal. Una recesión abrumadora y con perspectiva tan negativa hacia adelante que la tríada Techint, Arcor y Ledesma debió ceder ante la presión de los pequeños y elaborar un documento con duros reclamos al Ejecutivo. "Estamos lejos del final del pozo, parece que el Gobierno es el único que ve una recuperación posible", contó a Página I12 un alto dirigente que estuvo el martes último en la reunión de mesa chica en la sede de Avenida de Mayo. 

La crisis política interna en la entidad que preside Daniel Funes de Rioja ya se venía macerando con choques muy directos entre los que hacían silencio ante el ajuste de Milei y aquellos que lo cuestionaban. En las últimas semanas, el Comité Ejecutivo, la mesa chica, no tuvo opción que darse vuelta y criticar, porque se impusieron datos preocupantes: el informe de actividad de la UIA, para el mes de febrero, reflejó una caída del 6,8 por ciento, adviritiendo que "la tendencia continuará en marzo". En los dos primeros meses del año, el sector fabril acumula una caída de 8,3 por ciento. Si se mira por sectores, 9 de los 12 tuvieron caídas, con derrumbes récord en Minerales no metálicos (-24,8%) y Automotor (-19%), donde la caída fue impulsada por un menor nivel de ventas de vehículos nacionales al mercado interno (-21,3%), y en menor medida por la caída de las exportaciones (-1,6%). Por su parte, la producción de Metalmecánica bajó 13,5%). 

"Saben lo que pasa, este gobierno no tiene política industrial y tampoco de agro, sólo está preparado para que hagan negocios los que especulan", se quejó una pyme bonaerense en uno de los últimos mitines de la UIA. Todas esas quejas derivaron en un comunicado atípico. "Los datos preliminares de marzo anticipan un empeoramiento de la tendencia con incremento de costos y caída de la demanda. Los representantes también señalaron la urgente necesidad de implementar políticas que permitan sostener la demanda, considerar el impacto en la industria nacional de la apertura comercial sin antes bajar impuestos, los recientes aumentos de tarifas y la pérdida de empleo", escribieron algo a regañadientes los gigantes de la entidad, que hasta pidieron frenar el tarifazo de la energía. Inédito. Asimismo, agregaron que, "según la Fundación Observatorio PyME (FOP), las ventas reales (facturado deflactado por los precios de la propia empresa) de las PyME industriales en el cuarto trimestre de 2023 con relación al mismo período del año pasado cayeron un 12% y la ocupación disminuyó 3%". 

Ni el metal resiste

El sector de los metales, en particular, está padeciendo una crisis que desde la cámara ADIMRA describen como "sin perspectiva de mejora". En febrero, la actividad había caído 15 por ciento, y en marzo la baja fue de 18 puntos. Por ahora, el empleo cae al 2 por ciento, lo cual no es un número aún grande para semejante caída de actividad, pero las que bancan el trabajo son las pymes. Las grandes como Acindar, Aluar y Tenaris, nucleadas en la Cámara del Acero, ya tomaron o tomarán decisiones de despidos y suspensiones. Para el sector, la caída de la obra pública es central. Por todas estas situaciones, ADIMRA le mandó una carta de alarma al ministro de Economía, Luis Caputo. 

La misiva va contra las inequidades el régimen de inversiones RIGI, que está en la Ley Ómnibus. Y detalla que “no permiten igualar las condiciones de competencia de los fabricantes nacionales frente a los complejos industriales internacionales, ya que los titulares de proyectos de vehículos de proyecto único (VPU) podrán importar bienes de capital usados o nuevos, materiales e insumos sin aranceles asociados tanto en la etapa de la inversión inicial así como también del flujo productivo durante el período establecido (30 años), afectando directamente a la industria metalúrgica nacional en general y especialmente las PyMEs”. En esa línea, remarcan que “los fabricantes nacionales se enfrentarán a una serie de costos adicionales al operar en un entorno desigual ya que deben afrontan costos de importación considerables que generan asimetrías, de entre el 15 % y el 35 % del valor total de los bienes”

El dato clave que disparó alarmas

"Hay una presión de abajo para arriba, las pymes no tienen espaldas para resistir esto. Todo estamos de acuerdo en que no podíamos seguir como veníamos, pero antes de abrir la economía hay que hacer las reformas estructurales, no al revés", se sinceró ante este diario un alto dirigente fabril. Lo que más lo inquieta del escenario, además del derrumbe del mercado interno, es lo que ellos llaman "la tormenta perfecta"

En la UIA calcularon que el atraso cambiario y el crawling peg del 2 por ciento está dañando el presente y el futuro. De acuerdo a sus estimaciones, si al IPC entre enero y abril se le resta el acumulado del crawling peg de los últimos 4 meses, los costos en dólares de la producción nacional suben a un ritmo del 60 por ciento. "No tenemos mercado interno y, en breve, tampoco exportaciones, vamos a un colapso total", sintetizó la misma fuente.