Desde hace muchos años advertía sobre la "desculturización del fútbol". Desde los comunicadores del culto a "el segundo no cuenta", hasta los formadores que dejaron de monopolizar en la técnica, como sí, al revés, hicieron españoles, alemanes y franceses, tomando "La Nuestra", de la que se habla aún con sarcasmo en nuestros lares.

Esa "desculturización" nos llegó a la vida. Viene como una marea y arrasa con todo, en tiempos de máxima crueldad. La palabra de Menotti, entonces, era un dique de contención para "reculturizar" al menos el fútbol.. Ahora... ¿quién podrá defendernos?

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"El problema es si se parte del vértigo y la verticalidad. Es muy difícil encontrar la pausa en ese contexto, o ubicarla. Y entonces la pausa la termina encontrando el contrario. Porque si no fuesen por el adversario, algunos seguirían corriendo y se caerían en el Río de La Plata. Por ejemplo, en la cancha de River terminarían en el Río de La Plata", ironizaba César hace un tiempo.

"El juego es otra cosa -seguía-. Ni moderno ni antiguo, ni lento ni rápido, ni vertical ni horizontal. Es un juego, como el ajedrez. Que tiene tres bases fundamentales: tiempos, espacios y engaños. Usar bien los espacios, manejar bien los tiempos y engañar al adversario, ya sea individual o colectivamente. Eso es el fútbol. El equipo le hace creer que vamos para acá, y vamos para allá. El jugador lo mismo. Pero es mucho más difícil tratar de engañar a 1.500 kilómetros por hora".

"Y no crean que es rápido Messi -advertía-. No es rápido Messi. Es rápido cuando llega a la pelota, porque parece que corre y frena, porque parece que engancha y no engancha, porque parece que va para un lado y va para el otro. Entonces que es lo que mejor hace: engañar. Porque si le meten a Messi un pelotazo de 40 metros puede haber un montón de defensores que puedan llegar primero. Pero si después de la elaboración la pelota termina en los pies de Messi, ahí empieza el lío para el rival con la velocidad de Messi. Porque él corre engañando. Porque sabe dónde tiene la cabeza y dónde la pelota".

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Uno lo creía inmortal, (para este tipo de máximas, y otras). Uno creía que esto nunca iba a pasar... Uno creía que siempre iba a estar para la consulta ante cada situación de "desculturización del fútbol". Pero ahora habrá que darse cuenta que la consulta a su legado debe ser imprescindible. La Selección salió adelante gracias a él y su banca al proyecto Scaloni. La Selección volvió a las fuentes, a sus fuentes. La del juego de asociaciones, grandes sociedades (lo que por fin liberó a Messi, con generación de fútbol de todo el equipo, con múltiples abastecedores), la del toco y me voy, o toco y genero el espacio, así una y mil veces.

La AFA por fin lo llamó. No para un homenaje más. Sino para el mejor homenaje: consultarlo. Y darle el cargo de Director de Selecciones Nacionales. Así Menotti deja esta vida con lo que nadie logró: tres veces campeón del mundo al frente de la Selección Argentina, la primera en el banco a la Selección mayor, para cambiar la historia. Ahora, de una vez por todas, por fin debe salir adelante todo el fútbol argentino, por un camino de identidad y verdadera "reculturización" y campeonatos bien organizados. Tal como Menotti mismo lo pidió tras el título del '78. Por ahora lo abrazamos como sus hijos del fútbol, como Olguín en la final.

Y en ese abrazo reclamamos, también de una vez por todas y para siempre, que en su honor se terminen las infamias. A Perú, Argentina le hizo seis goles porque era una máquina; porque un mes antes le había hecho tres al mismo Perú, en Lima; y porque cuatro días más tarde le hizo tres al Fútbol Total de Holanda. Fue el DT de la democracia, porque fue elegido en el '74, y porque los "milicos" lo quisieron sacar antes de la serie internacional del '77 al ser uno de los primeros que se animó desde la popularidad a firmar una solicitada por los desaparecidos. No pudieron con él, pese a las tapas a propósito que pedían por Lorenzo, porque justamente en esa serie en la Bombonera la Selección "la rompió".

Los del '78 fueron héroes también, en medio de una pesadilla que no era de ellos. Y él, conductor de esos héroes.

Fue un Antes y un Después. Hay una tercera porque hubo una primera. El fútbol argentino se dividirá por y para siempre, en Antes y Después de Menotti.