Este sábado se cumplen exactamente cincuenta años del asesinato del Padre Carlos Mugica, uno de los nombres esenciales del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y del Movimiento de Curas villeros. Mugica se caracterizó por su opción por los pobres y su adhesión al peronismo. La mayor parte de su labor comunitaria tuvo lugar en la Villa 31 de Retiro -que actualmente lleva el nombre Barrio Padre Carlos Mugica-, donde fundó la parroquia Cristo Obrero. Fue asesinado por la Triple A, después de celebrar misa en la iglesia de San Francisco Solano, en Villa Luro.​ Sus restos fueron trasladados en 1999 a la Villa 31, para ser sepultados en la parroquia Cristo Obrero, en ceremonia encabezada por el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, posteriormente Papa Francisco,​ quien ya siendo la máxima autoridad del Vaticano lo definió como un gran sacerdote que luchaba por la justicia. 

Este sábado 11 a las 23 Canal 9 estrenará el documental Padre Mugica. A la hora de la luz, de Walter Peña y Nicolás Cuiñas, que refleja su vida y obra a través de una rigurosa combinación de material de archivo y testimonios de sociólogos, historiadores, religiosos que lo conocieron, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, e incluso músicos de la talla de Marilina Ross -que cantó en misas de Mugica-, y León Gieco, autor de la canción "Los guardianes de Mugica", en honor al sacerdote popular. Y también el actor Víctor Laplace, que narra parte del documental. 

La producción surgió a raíz de un trabajo que Peña y Cuiñas vienen realizando desde la Pastoral villera desde hace unos años, dentro de los barrios populares. "Y este cincuentenario del martirio del Padre Carlos Mugica era algo que veníamos pensando e imaginando hace un tiempo: cómo recodarlo, cómo conmemorarlo no solo para aquellos que lo conocen, sino también para que aquellos que no lo conocen tomen el testimonio del Padre", comenta Peña. Hablándolo con los curas villeros y con distintas organizaciones surgía el tema: "Tenemos que hacer un registro audiovisual en este tiempo". Principalmente, la dupla buscó, más allá de contar quién fue el Padre Carlos Mugica y qué hizo, su legado en los barrios populares y en las villas. "Sigue teniendo vigencia y una luz. Nosotros le pusimos al documental 'A la hora de la luz' como título porque hay algo que sigue iluminando mucho que fue su testimonio de vida. Y eso está muy presente dentro de las villas" relata Peña.

Peña coordina en forma voluntaria la Pastoral villera con áreas de comunicación y viene realizando junto a Cuiñas distintas actividades. Previamente, hicieron una serie que salió por la TV Pública durante cuatro temporadas hasta febrero de este año, titulada Ser esencial. Nació en plena pandemia, cuando se hablaba de "los esenciales", tal como se nombraba a los médicos. "Y nosotros decíamos que en las villas, en el trabajo con los curas villeros, había esenciales que no se los estaba visibilizando. Y así surgió Ser esencial, como un homenaje a los comedores, a los médicos villeros, aquellos que hacían un trabajo en plena pandemia que no estaba tan visibilizado. Desde ahí venimos trabajando con la Pastoral Villera", explica Peña. En 2018 ya habían realizado un documental sobre Mugica llamado Un compromiso con el pueblo.

-¿Cuál es la diferencia entre el documental de 2018 y el que estrenan ahora?

Nicolás Cuiñas: -En ese momento, la CGT y las organizaciones que agrupan a trabajadores no sindicalizados estaban haciendo un trabajo de unión y tomaron a Mugica y una obra de teatro, que se llama Padre Carlos, como eje para organizar una gira en los barrios populares y en los sindicatos para amalgamar los dos grupos y sacar una síntesis para que en algún momento se abra la puerta para sindicalizar a estos trabajadores excluidos. Se tomó como eje a Mugica, pero no hicimos un trabajo de investigación ni testimonial. Un compromiso... tomaba como eje el legado de Mugica en los trabajadores, pero no hacíamos profundizaciones sobre su biografía ni en su vida.

-¿Qué significa la figura de Mugica para ustedes?

Walter Peña: -Es un testimonio de vida que conmueve. Alguien que termina entregando su vida por los más vulnerables, los más desprotegidos. Y aparte desde su historia, teniendo en cuenta que vino de la clase alta, de una aristocracia dentro de las familias de la Argentina, y decidió despojarse de todo para entregarse y para jugar su vida, como terminó siendo, por los más humildes. Ese testimonio de vida conmueve, te interpela te invita a reflexionar para un lado o para otro. Esa historia de vida nos muestra que muchas veces creemos que hicimos muchas cosas y al fin y al cabo es como que no hicimos nada.

-Dicen en el documental que cuando murió Evita ese fue su primer contacto con los pobres. ¿Creen que eso le produjo una nueva manera de ver el mundo teniendo en cuenta que había nacido en el seno de una familia acomodada?

W. P.: -Sí, alguien que se crió con personal doméstico, con gente que lo cuidaba, que tenía niñeras, que convivía con un sector social y como en una burbuja dentro de ese sector social, empezó a tomar contacto con otras realidades. Y cuando vio el Barrio Norte, con la muerte de Evita, y fue a la cocina de su casa, vio que todo el personal doméstico estaba llorando. Eso le provocó una contradicción enorme, desde su mirada. Cuando sucedió lo del '55 también. Eso fue un quiebre enorme en su vida. Vio que la gente de los barrios populares la estaba pasando mal. Fueron situaciones donde él se empezó a interpelar y se empezó a dar cuenta de que la dignidad humana iba por otro lado.

-Mugica adhirió al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. ¿Creen que en este movimiento pudieron ver que había un desfasaje entre la Iglesia y el mundo de aquel entonces?

W. P.: -Sí, Mugica adhirió al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Lo que contamos en el documental fue lo que sucedía entre la Iglesia y el mundo antes del Concilio Vaticano II y lo que empezó abrirse después, cuando empezó a reconocerse la Iglesia de los pobres, tenía que haber una Iglesia que se ocupara de los pobres porque si no la Iglesia estaba en un sector y era un principado. Mugica integró eso y empezó a tener esa mirada a partir de lo que sucedió en Medellín, o el Tratado de las Catacumbas, hechos que fueron marcando esa transformación de la Iglesia, que hoy se puede decir que llega hasta el papado de Francisco. Fijate que el primer acontecimiento que hace Francisco es ir a visitar a los inmigrantes, cuando asume como Papa. Fue su primer gesto hacia los más desprotegidos y siguió manteniendo una mirada hacia aquellos que están más caídos.

-¿Cómo nació la idea de fundar la Capilla Cristo Obrero?

N. C.: -El vivía en ese momento Gelly y Obes, en una zona muy paqueta de Recoleta. El barrio está a 500, 600 metros de ese domicilio.  Los vecinos cuentan cómo él iba caminando, pasaba unos playones del ferrocarril -que ahora están convertidos en estacionamientos y depósitos-, cruzaba un portón y ya estaba en el barrio. Hacía cincuenta metros por un pasillito y llegaba al centro del barrio. En ese momento, no había ninguna capilla, y le dijo al hermano, que tenía una empresa constructora, si le daba una mano. Y construyó la capilla que hoy sigue en pie. Cristo Obrero sigue en pie, con modificaciones, por supuesto. Hubo una lucha cuando se construyó la autopista Illia para que no la tiraran abajo y está literalmente a un metro y medio de lo que es la autopista, que también la tapó en altura. Quedó bajita, pero sigue siendo el mismo lugar donde él daba misa. Y los vecinos cuentan que era el centro neurálgico junto con un edificio que hay al lado, donde tenían los medicamentos, donde guardaban también las donaciones. Se volvió el centro neurálgico porque estaba la canchita de fútbol atrás, la capilla pegada y de ahí nació una avenida, que era para ellos como Florida, donde estaban todos los negocios, donde sucedía todo. Y es lindo saber que sigue en pie. Si uno se acerca, son los mismos ladrillos que se pusieron en su momento.

-En el documental se narra el encuentro con Perón en Puerta de Hierro en 1968, tras haber participado en el Mayo Francés. ¿Mugica no entendía la política distanciada de la fe?

W. P.: -Era un tiempo donde se vivía mucho la política cercana a la fe. La política era también un instrumento de gestión para los curas en los barrios. Mugica entendía esto y se involucraba. Cuando hizo el viaje a Europa, que participó después de este encuentro con Perón, era un tema que tenían todos los curas del Tercer Mundo: como instrumento para gestionar era importante tener acercamientos con la política.

N. C.: -Es importante dar el marco que, así como en 1952 vivió muy fuerte los funerales de Evita, después en 1955 lo mismo con el bombardeo a la Plaza de Mayo. A partir de ahí, Perón fue proscripto y seguía vigente esa proscripción cuando lo fue a ver. Entonces, fue una señal de acercamiento.

-¿El creía que Perón podía ser el eje de la reconstrucción de la Argentina?

N. C.: -No sé si de la Argentina. En principio, él creía de la democracia; o sea, sin Perón en el país, y exiliado, no había una democracia verdadera. Creo que el eje fundamental por lo que en ese momento los sacerdotes para el Tercer Mundo pidieron por un retorno de Perón, en principio, fue por la democracia.

-¿El creía que la transformación iba a darse desde las bases?

N. C.: -Sí, él ponía en el centro al pueblo villero. Y todas las decisiones que tuvieran que ver con lo político las decidía junto con las bases villeras. Con Valenzuela, un referente que había en el barrio junto con él, iban viendo qué necesidades surgían en el barrio y, en realidad, la herramienta política, era para ir a de a poco solventando esa deuda que tiene siempre la política con los barrios más humildes.

-El Pato Galmarini dijo que nunca escuchó de parte de Mugica decir “Hay que agarrar un fierro”. ¿Cómo era su relación con miembros de las organizaciones armadas?

W. P.: -Mugica tuvo primero una relación como asesor espiritual y guía de grupos del Colegio Nacional, dentro de los cuales estaban Firmenich, Abal Medina. Su relación con las organizaciones fundamentalmente era esa: la de guía espiritual. Nunca estuvo de acuerdo con la violencia ni con la lucha armada, sino con la democracia cuando el general Perón regresó a la Argentina. El Pato Galmarini hace referencia a eso, que él podía entregar su vida pero que nunca podría matar a nadie: "Yo entrego mi vida por la vida de los demás pero no estoy de acuerdo con la violencia".

Víctor Laplace, narrador del documental.

-Mugica temía más que lo echaran de la Iglesia a que lo mataran. ¿Por eso no le dio importancia a las amenazas?

W. P.: -Mugica siempre fue un profundo sacerdote porque muchas veces se lo confunde con otra cosa. Le han ofrecido distintas cosas y el temor más grande que él tenía era ese: que lo echaran de la Iglesia. Justamente porque era una persona de mucha oración, más allá de ser una persona de mucha acción, de tener mucha acción social, mucha presencia en sectores de la política. Su lucha y su gestión siempre partían de la fe. El siempre tenía como base que era un sacerdote. Cuando el obispo le hizo el comentario de que quizás le convenía dejar la Iglesia y dedicarse a la política le produjo mucho dolor, mucho más que cualquier otro comentario o cualquier otra falsedad que se dijera sobre su vida, porque lo que profundamente sentía era ser parte de la Iglesia.

-Es muy interesante el testimonio de León Gieco, sobre todo cuando explica cómo se le ocurrió titular la canción que homenajea a Mugica. León vio escrito eso en el bombo de una murga del barrio.

W. P.: -Sí, vio escrito "Guardianes de Mugica" y le inspiró esa canción. León no conoció al Padre Carlos. El mismo me lo decía cuando empezamos a hablar por el documental, pero como en este material nosotros planteamos que está presente Mugica en muchos lugares, que hay un legado muy presente y que hay muchos Guardianes de Mugica, le dijimos: "Justamente por eso queremos que estés, León. Porque sos el autor de la canción y porque sos alguien que no lo conoció, que está bárbaro que no lo haya conocido y que lleve adelante su legado o admire y lleve, de alguna manera, en su vida, la obra de lo que dejó Mugica".

-¿Qué creen que perdura a cincuenta años de su asesinato?

N. C.: -El guante que dejó Carlos lo recogió un equipo de curas que ya existía porque Carlos no estaba solo, había un equipo de alrededor de diez curas villeros. Eran los primeros que se fueron a vivir a las villas, a trabajar como albañiles o carpinteros. Y después se dieron cuenta de que la gente no necesitaba curas disfrazados de carpinteros, necesitaban capillas y curas para bendecir y dar una misa, para albergar la fe popular. El primer equipo se fue renovando y se fueron acercando distintas generaciones de curas villeros que hoy tienen como referente al Padre "Pepe" Di Paola, al Padre "Toto" De Vedia. Transformaron esa lucha en las necesidades que hoy tienen los barrios que son diferentes a las que tenían en aquella época, sobre todo porque se suma la problemática de las adicciones. Ya desde el año 2000, cuando entraba el paco en las villas, empezaron a ver esta problemática y se dieron cuenta de que desde el Estado hay poca respuesta. Y ellos están en el centro neurálgico de la problemática. En 2008 fundaron junto a Jorge Bergoglio los Hogares de Cristo.

-¿Cómo son?

 

N. C.: -Son centros barriales que abren sus puertas; un espacio muy sencillo, muy humilde, donde hay una cocina, un baño. Abren las puertas a los más rotos, a los descartados, para empezar un camino de recuperación. Ese es el primer paso: recibirlos, abrazarlos como estén y, en base a sus tiempos, ir avanzando en un proceso de recuperación, conseguir trabajo, muchas veces recuperarse de enfermedades como la tuberculosis, o infecciones, o sacar el DNI, terminar la primaria. Y esa es la base para la recuperación de estos chicos, que después se suman al equipo de los Hogares de Cristo ayudando a otros. Van consiguiendo trabajo en cooperativas y hoy ese es el foco más fuerte que tienen los curas villeros, además de dar misa, bautizar, hacer ollas populares, cocinar en cada capilla, fundar escuelas primarias y secundarias. Y hacer clubes, para que el deporte sea una herramienta de prevención.