El territorio "transforma la escritura. Yo escribo como latinoamericana, como mujer, como conurbana. Son lentes que le pongo a mi lectura también”, afirma Pamela Terlizzi Prina, escritora, poeta, abogada y madre. Hoy es una voz reconocida de la literatura conurbana. Nacida en Ramos Mejía, se mudó a los cinco años a la zona sur del Gran Buenos Aires, donde reside actualmente en Adrogué.
Desde su oficina en la Administración Pública Nacional, donde trabaja como abogada, describe su realidad como la de “una escritora forzada a traficar horas al día para sentirse verdaderamente escritora”, equilibrando las demandas laborales con su vocación literaria.
Su nuevo libro de cuentos, “Sarandí”, publicado por Editorial Conejos, será presentado en un evento que ella misma llama “la primera presentación oficial, solo porque es la primera” y al parecer vendrán muchas más. Será el sábado 24 de mayo a las 19 horas en El Balcón de la Plaza, ubicado en Humberto Primo 461, San Telmo. La elección del lugar no es azarosa: “Es un lugar muy importante para mí, es el lugar donde conocí al Turco, mi marido, hace 20 años y siempre digo que si yo no hubiese conocido al turco no hubiese escrito este libro”.
La presentación contará con la participación de Agustina Bazterrica, Luis May y Julia Magistrati, autora del epígrafe que abre el libro, además de una pequeña pieza escénica teatral dirigida por Carolina Buratti, dramaturga y directora de Teatro Territorio.
Para Terlizzi Prina, el conurbano no es solo un escenario, sino un personaje central en su obra. “Me interesa el conurbano como afirmación de la diversidad. Una suerte de identidad sin identidad de base”, sostiene. Rechaza las visiones simplistas que reducen el conurbano a un estereotipo de desorden o kitsch, como el que a veces se representa en productos culturales. “Me atrevería a decir que no hay una sola identidad conurbana. Creo que lo interesante y lo complejo que tiene el conurbano es eso y creo que en mucho últimamente se intentó uniformar esa identidad como si todo lo conurbano fuese una suerte de desorden o de gran miscelánea”, dice y agrega: “El conurbano además de ser diverso es un territorio donde la pasión está exacerbada”, y su afirmación refresca en estos tiempos donde la pasión se vende como el café, tibio.
Esta intensidad y heterogeneidad se reflejan en los cuentos de “Sarandí”. Libro que acarrea sobre sí el amor entre ella y su pareja. Al parecer su marido como una Scheherazade
le contaba por las noches anécdotas de su infancia en el barrio homónimo. Esas semillas fueron creciendo en la imaginación de Terlizzi Prina que las fue modificando a su gusto como toda buena escritora hasta que creció este jardín exótico.
“Yo tenía la sensación de que Sarandí existía en una especie de realidad paralela, porque él me contaba cosas que eran muy diferentes a las de mi infancia, a pesar de llevarnos muy poca edad, en muchas ocasiones yo sentía que la infancia de él se parecía más a la de mi mamá que a la mía”, cuenta.
Las historias la llevaron a imaginar un Sarandí onírico, oscuro y polémico. Un ejemplo de esta inspiración es el cuento “El colchonero”, que retrata una práctica que la autora nunca vivió, pero que su marido presenció: “Habla de cómo el colchonero iba de casa en casa peinando la lana de los colchones para que los colchones fueran más mullidos y es una práctica que yo jamás conocí y que sin embargo él vio en vivo y en directo”.
Su escritura está profundamente marcada por su fascinación con el lenguaje. “Yo creo que escribo a partir de la obsesión con el lenguaje, de preguntarme qué puede hacer la palabra y cómo modifica la realidad. El lenguaje implica un sistema corrupto. Nunca estamos diciendo exactamente lo mismo dos hablantes aunque compartamos el idioma. El malentendido de la lengua es la materia prima de todo lo que escribo”, reflexiona.
Aunque se define principalmente como poeta, su trabajo en este libro demuestra una versatilidad que le permite explorar distintos registros y estructuras, desde cuentos con narradores infantiles hasta historias de mujeres puérperas reflexionando sobre la maternidad.
“Siento que mi narrativa está muy intervenida por la poesía, por recursos, por modos, por gestos de la poesía y que mi poesía muchas veces tiene recursos y estrategias narrativas. En ese sentido, mis dos versiones están todo el tiempo en comunión”, explica.
La autora también destaca su interés por trabajar con las herramientas formales de la escritura, una práctica que atribuye en parte a su experiencia como tallerista: “Cuando voy a escribir narrativa estoy más apegada a lo formal y desde ese lugar pienso que me gusta trabajar con las herramientas que tengo a la mano. Quizás también es un poco una deformación profesional por dar mucho taller, por asistir muchos procesos creativos, pero en el libro me interesó particularmente trabajar con herramientas y con recursos”, dice.
Desde una perspectiva formal para ella los cuentos adoptan estructuras que buscan ser disruptivas. “Me interesaba que los narradores fueran bien diferentes, que haya distintos registros. Uno tiene la estructura típica del diario íntimo. Después hay adultos que recuerdan, hay niños. Hay un poco de todo y me interesó particularmente que hubiera un poco de todo”, dice.
Terlizzi Prina también reivindica el conurbano como su centralidad, desafiando la idea de que es un “margen” en relación con la Capital Federal. “Mucho se ha hablado de la literatura de los márgenes y es algo frente a lo que siempre propuse pensar cuál es la centralidad. Si el conurbano es el margen es porque asumimos que la centralidad quizás es la Capital Federal. A mí me gusta pensar mi territorio como mi centro”, explica.
Para ella a la hora de la descentralización fueron muy importantes las políticas culturales de a Provincia en los últimos años. “El Instituto Cultural hizo una apuesta tremenda, fuertísima y de absoluta calidad en relación a lo bonaerense. Entonces ahí sí creo que las herramientas estatales son fundamentales”, afirma. Desde su perspectiva, el Estado debe ser un garante de la diversidad y un actor clave en la disputa por el sentido. “La palabra y su uso atraviesa toda discusión democrática”.
Sarandí se presentará el 24 de mayo a las 19 horas en El Balcón de la Plaza, ubicado en Humberto Primo 461, San Telmo. En el bar donde empezó la historia de amor entre ella y su marido. El libro se puede adquirir también en librerías y en el Pabellón Azul- Stand 625 de La Coop en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.