Lunes, 24 de septiembre de 2012 | Hoy
Por Santiago O’Donnell
–En nuestro encuentro anterior usted me dijo que prefería hablar de ideas antes que hablar de su vida. Entonces le pregunto por la relación entre intimidad y transparencia. Usted señala que ser transparente no implica revelar la intimidad.
–La forma más infantil de contraataque retórico consiste en decir que tu oponente es un hipócrita. Entonces, después de revelar 250 mil documentos del Departamento de Estado, el contraataque es decir que yo debo revelar todos los detalles sobre mis hijos y mi vida íntima. Esas revelaciones no son para nada conmesurables. Instituciones grandes y poderosas y ocasionalmente personas que manejan esas instituciones necesitan ser transparentes en proporción con su poder.
–Usted es poderoso.
–Soy influyente, no poderoso. Hay una diferencia. Si fuera poderoso no estaría encerrado en una embajada. Pero desde mi adolescencia luché por el derecho de la gente de mantener su intimidad lejos del alcance del gobierno y otras grandes instituciones. Entonces la información es poder. La pregunta es quién va tener el poder, si los individuos o las organizaciones que ya son muy poderosas. ¿Vamos a darle más poder? ¿Permitirles que cometan más abuso con el poder adicional que les damos al permitirles que obtengan más información? Los alemanes tienen un dicho: “gobiernos transparentes, no gente transparente”, y el dicho tiene una razón de ser por los abusos en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el gobierno se volvió muy opaco y la gente muy transparente, por ejemplo la colección de información que hacían los nazis acerca de tu origen racial y con quién te juntabas. Entonces, para revertir ese desequilibrio de la información que se obtiene de la gente y que va a las organizaciones poderosas, la gente necesita incrementar el flujo de información que va en sentido contrario. Wikileaks es una publicación que se especializa en obtener los datos internos de las organizaciones más poderosas para dárselos a todos los individuos, lo cual ayuda a revertir ese desequilibrio, pero debemos reconocer que la tendencia general es completamente en la dirección contraria. Esta vigilancia estatal masiva y barata como consecuencia de Internet ahora hace que lo esencial de la vida de la gente está siendo recolectado por las agencias de seguridad estadounidenses y agencias similares en otros países.
–¿Entonces no siempre la transparencia es buena? A usted lo acusan de hipócrita diciendo que promueve la transparencia, pero Wikileaks es una de las organizaciones más secretas del mundo. ¿Cómo es que la transparencia conduce a la justicia pero Wikileaks no puede ser transparente?
–Intente entrevistar al jefe del MI5 (el servicio secreto británico). Ni siquiera lo va a recibir.
–Touché.
–O trate de obtener la estructura impositiva de The Guardian o de cualquier medio de comunicación. Muchos tienen fondos escondidos en las islas Caimán. La realidad es que Wikileaks es una pequeña organización de gente muy dedicada que está siendo el objeto de una de las investigaciones más grandes en la historia de los Estados Unidos. Estados Unidos ha desplegado lo que llama un equipo (task force) de “todo el gobierno” en contra de nosotros, para marginalizarnos, destruirnos y llevarnos a juicio. Y el gobierno de Estados Unidos no es nuestro único oponente, ni de lejos. Así que tenemos que defendernos. Tenemos que defender nuestras fuentes. Tenemos que defender a nuestros seguidores.
–Entonces la transparencia es un medio y el fin es la justicia.
–Sí, y no debería confundirse una cosa con la otra. Un recurso retórico que se usa en contra de nosotros, es decir que estamos a favor de abolir todos los secretos y eso es absurdo, nunca dijimos eso.
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