Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento Sin Tierra (MST), economista, adicto al mate y al club Gremio de Porto Alegre abordó en esta entrevista con Página/12 la coyuntura electoral, las mutaciones del PT y a la emergente Heloisa Helena. Las posiciones del MST suelen expresar el humor político de la izquierda social brasileña, una constelación de movimientos que van desde los sin techo hasta las comunidades eclesiales de base, de las que se nutrió el PT en sus inicios.

–¿Los campesinos sin tierra están decepcionados con el gobierno Lula?

–La palabra no es decepcionado. Nosotros hacemos un análisis complejo de la correlación de fuerzas en el país. Nuestra evaluación es que el de Lula no fue un gobierno de izquierda. Fue un gobierno ambivalente, en el cual convivieron fuerzas de derecha, de centro y de izquierda. En ciertos aspectos, la derecha mantuvo su fuerza e influencia, especialmente en la política económica. En otros, la izquierda tuvo influencia, por ejemplo, al parar las privatizaciones o en la política externa, que fue más autónoma y frenó el ALCA... Los campesinos están votando de manera crítica en su amplia mayoría a Lula. Creen que los otros candidatos son todavía peores, y con Lula podremos tener un gobierno de composición, en el cual la izquierda pueda tener algún peso.

–¿Hacia dónde va el PT?

–El PT nació de la lucha social y en sus inicios combinaba la lucha electoral con la lucha de masas. A partir del ’89, cuando comenzó un retroceso en la lucha de masas, el PT acabó inclinándose apenas por la lucha electoral. Con eso se transformó en un partido reformista y electoral, pero todavía tiene base social. Y continuará teniéndola más aún, como otros partidos electorales y reformistas como el PRD mexicano o el sandinismo en Nicaragua. Sin embargo, los cambios en Brasil no dependen más de partidos como el PT. Dependen especialmente de que los movimientos populares y de las fuerzas políticas acumulen fuerzas para construir un nuevo ascenso de las masas. A partir de allí podremos enfrentar nuevamente al neoliberalismo y alterar la actual correlación de fuerzas. Espero que eso ocurra en un segundo mandato de Lula.

–¿Surge con Heloisa Helena un nuevo liderazgo de izquierda?

–Heloisa Helena no representa un proyecto de desarrollo para Brasil. En primer lugar no tiene ninguna clase social detrás del Partido Socialismo y Libertad, o de su candidatura. Con eso ganó el carácter de candidata de protesta y de rabia contra el PT. Su discurso nunca procuró debatir proyectos o el futuro del país, cayendo en el denuncismo fácil, que no acumula fuerzas en el sentido de las transformaciones que el país está necesitando. Los votos de ella son los mismos que los de (Geraldo) Alckmin (candidato socialdemócrata): clase media alta con nivel universitario. Por eso no tiene futuro.

–¿Qué temas quedaron fuera del debate electoral?

–Esta campaña electoral fue de las más pobres y mediocres de los últimos tiempos, sólo comparable a las campañas de la época de la dictadura militar (cuando funcionó un Congreso, aunque sin libertad partidaria). Los candidatos no debatieron en torno de diferentes proyectos de desarrollo para el país. Fue un campeonato donde desde el inicio se sabía quién iba a ser campeón. El pueblo no participó. Fíjese lo que ocurrió con la Amazonia, tema donde el gobierno Lula no tiene proyecto. Producto de las disputas internas en su propio gabinete entre la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, y el de Agricultura, Roberto Rodrigues. Marina intentó defender la biodiversidad y evitar la deforestación, mientras Rodrigues intentó colocar la floresta como un espacio para que avanzara el agronegocio. Lamentablemente el agronegocio siguió avanzando en la Amazonia. Pero ya hay rechazo por parte de las poblaciones locales, de las iglesias y de los ambientalistas. Espero que la ministra Marina continúe en el segundo mandato para poner freno al avance del agronegocio y sus transnacionales en la Amazonia.