Jueves, 24 de septiembre de 2009 | Hoy
EL PAíS › CFK HABLó CON EL PRESIDENTE DE EE.UU. SOBRE HONDURAS Y ARGENTINA
En el almuerzo de los presidentes que abrieron la Asamblea de la ONU, Cristina Fernández le planteó a Obama la necesidad de que Zelaya sea restituido y pidió la intervención de Estados Unidos. Obama dijo que ya hizo “todo lo que podía hacer”.
Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York
Barack Obama le preguntó ayer a Cristina Kirchner su visión de la situación que se vive en Honduras. “Es imprescindible que Zelaya sea restituido. De lo contrario, se va a convocar a una elección cuyo resultado muchos países de la región no van a reconocer y la situación se va a volver muy compleja”, le respondió la Presidenta. Obama y Cristina Kirchner compartieron ayer la mesa principal en el almuerzo que ofreció el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a los jefes de Estado que participaron de la apertura de la Asamblea General. Mientras los comensales que los acompañaban seguían el diálogo en silencio, Cristina Kirchner le dijo que por su liderazgo en el continente Estados Unidos tenía un papel que jugar en la crisis hondureña. Obama replicó con su queja favorita: “Antes criticaban a Estados Unidos porque intervenía, ahora le piden que intervenga”. “Bueno, pero criticábamos una determinada injerencia”, explicó la Presidenta.
La mesa del secretario general de la ONU estuvo concurrida. También se ubicaron allí el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi; el presidente de China, Hu Jintao; el de Rusia, Dimitri Medvedev; la de Finlandia, Tarja Halonen, además de los de Corea, Austria, Polonia, Ghana y Qatar. Como corresponde a las estrellas, Obama fue el último en llegar. Ingresó al salón junto a su secretaria de Estado, Hillary Clinton. Se acercó a la mesa y fue saludando a cada uno; a Cristina Kirchner le dio un beso.
Hasta ese momento, la Presidenta había estado hablando con Berlusconi, quien le comentaba el éxito que había tenido en solucionar los problemas ocasionados por el terremoto en abril pasado, en L’Aquila. De ahí pasaron al tema económico. Berlusconi se quejaba de lo difícil que era ponerse de acuerdo entre los 26 países que conforman la Unión Europea. Cristina Kirchner, que sabe de los inconvenientes que se vienen planteando entre los 12 miembros de la Unasur, le dijo que podía entenderlo. “Tenemos una desocupación del 7 por ciento, es la más baja de Europa junto con Austria”, se jactó Il Cavaliere, mientras le hacía gestos al presidente austríaco, Heinz Fischer, para que se acercara a corroborar el dato. Según le comentó Berlusconi a la Presidenta, como para que no creyera lo que se anda diciendo por ahí, la última encuesta le dio un 64,8 por ciento de popularidad en su país.
Antes de sentarse, Cristina Kirchner también mantuvo un breve contacto con la presidenta de Finlandia. “Sé que tenemos algunos problemas, pero estoy interesada en conocerla. Tenemos que conversar”, le dijo Tarja Halonen. La referencia era, obviamente, a la pastera Botnia. La cara de Halonen se volvió conocida por los carteles que los ambientalistas llevaban en sus protestas frente a la embajada finlandesa en Buenos Aires. Pero Cristina la saludó afectuosamente. “Tenemos un problema con la papelera, pero no con Finlandia”, le explicó luego a un integrante de su comitiva.
Obama se pasó buena parte del almuerzo hablando con el presidente polaco, Lech Kaczynski. Aliado incondicional de la Casa Blanca, Kaczynski quedó dolido por la decisión de Obama de desactivar el proyecto de Bush de emplazar un escudo antimisiles en su país.
Luego, el norteamericano fue hablando un poco con cada uno. A Cristina Kirchner le comenzó preguntando por la situación del país. La Presidenta le respondió que estaba bien y repitió el relato de sus últimos discursos: que el superávit se mantiene y que la crisis se siente pero que el país terminará el año creciendo.
Pasado ese capítulo, fue que le preguntó por Honduras y la Presidenta le dio detalles sobre la gravedad de la situación, que incluía el corte de la electricidad en el edificio de la embajada argentina en Tegucigalpa. “Tenemos que seguir trabajando en los organismos para que haya una salida multilateral”, concluyó Obama. Pero Cristina Kirchner consideró entonces que la salida multilateral era correcta, pero que Estados Unidos debía jugar un rol importante considerando su liderazgo. “Estados Unidos ya ha hecho todo lo que podía hacer”, le dijo Obama, es de suponer que en referencia a las sanciones que le fue aplicando al gobierno de facto de Honduras, incluyendo la cancelación de la visa del presidente Roberto Micheletti. “¿Usted piensa que yo tuve algo que ver en ese golpe de Estado?”, le preguntó el jefe de la Casa Blanca.
Según comentaba una fuente de la delegación argentina que conversó con la Presidenta, el ida y vuelta era seguido en silencio por los otros presidentes, que en ese momento suspendieron los diálogos que mantenían.
“No hay ningún presidente de la región que piense que Barack Obama tiene algo que ver con el golpe en Honduras”, le aseguró CFK. Aunque le dio a entender que se sabía de políticos estadounidenses –que nada tienen que ver con el actual gobierno– vinculados con la derecha anticastrista que estuvieron en Honduras antes de la asonada contra Manuel Zelaya. Obama concluyó la conversación con una frase elogiosa. “Me interesa conocer su opinión sobre esta cuestión porque usted tiene liderazgo en la región”, le dijo a la Presidenta. “Yo le digo estas cosas porque es lo que está pasando y es lo que sinceramente pienso”, cerró ella.
Cristina Kirchner y Obama volverán a coincidir a partir de hoy en la cumbre del G-20 en Pittsburgh, donde esta noche compartirán la cena que el norteamericano ofrecerá a los jefes de Estado participantes. Ayer, Obama cerró el almuerzo levantando su copa: “Gracias a todos por estar en Nueva York”.
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