Lunes, 5 de octubre de 2009 | Hoy
EL PAíS › CEREMONIA EN EL SALóN DE LOS PASOS PERDIDOS DEL CONGRESO DE LA NACIóN
Cristina Kirchner y diversas personalidades de la política y de la cultura rindieron homenaje a Mercedes. Sus canciones fueron apareciendo a lo largo de la tarde y coreadas por una multitud. Hoy a las 11 el cortejo partirá hacia el cementerio de la Chacarita.
Por Karina Micheletto
Con su música, coros espontáneos, aplausos y ovaciones conmovedoras, manifestaciones de cariño a lo largo de varias cuadras de cola, los restos de Mercedes Sosa fueron despedidos en una ceremonia pública que tuvo lugar en el Salón de los Pasos Perdidos, del Congreso de la Nación. El velatorio comenzó ayer al mediodía, y durante la tarde y la noche miles de personas de todas las edades se acercaron a darle el último adiós a la cantante. También desfilaron por el Congreso personalidades del arte y la cultura, dirigentes políticos y de organizaciones sociales, y la presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, que adelantó su viaje de Río Gallegos para estar presente en la despedida final de la artista.
La ceremonia fúnebre del Congreso se extenderá hasta las 11 de hoy, cuando el cortejo parta para Chacarita. Tal como fue su voluntad, los restos de la cantante serán cremados y esparcidos en Tucumán, Mendoza y Buenos Aires. Tres geografías clave en la vida de la artista: su lugar de nacimiento, la provincia en la que inició su carrera artística, asomando a la escena de la música popular embanderada dentro del movimiento del Nuevo Cancionero, y la ciudad en la que se radicó definitivamente, desde su regreso del exilio en 1982.
Ayer, en el Congreso, eran muchos los que volvían sobre una y mil anécdotas de cada una de estas etapas en la vida de Mercedes. No sólo sus familiares –su hijo, sus nietas, sus hermanos y sobrinos, algunos de los cuales han seguido el camino de la música–, también una cantidad de artistas para quienes la tucumana fue una compañera de años y una guía poderosa. En el Salón de los Pasos Perdidos estuvieron Eduardo Falú, Leopoldo Federico, Teresa Parodi, Víctor Heredia, Gustavo Cerati, Charly García, Peteco Carabajal, Piero, Julia Zenko, Celeste Carballo, Alejandro Lerner, Lidia Borda, Luis Salinas, Jorge Giuliano, Popi Spattoco, Verónica Condomí, Horacio Molina, Gustavo Mozzi, entre muchos otros. Y también Lidia Pugliese –viuda del gran Osvaldo–, Alejandro Dolina, Daniel Grinbank, Gustavo Garzón, Víctor Laplace. Estela de Carlotto y otras Abuelas de Plaza de Mayo fueron aplaudidas al llegar, en uno de los momentos más emotivos de la ceremonia.
La presidenta Cristina Kirchner llegó sobre las 8 y 20, luego de firmar el decreto que declara duelo nacional por la muerte de la cantante. La acompañaban el ex presidente Néstor Kirchner; el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; la secretaria de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el ministro de Salud, Juan Manzur, y el canciller Jorge Taiana. La Presidenta se abrazó a la nieta de Mercedes, Araceli, junto a los restos de la cantante, cubiertos por un poncho blanco y celeste. Además del duelo declarado en toda la nación, el gobierno de Tucumán decretó ayer tres días de duelo provincial y se realizó un homenaje durante el recital que brindó León Gieco en la Plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno. En Cosquín también hubo luto, y en la plaza donde se celebra el tradicional festival de folclore La Negra fue recordada con su música.
Fueron muchos los políticos y funcionarios que dieron el presente en el Salón de los Pasos Perdidos. Estuvieron Daniel Scioli, el juez Norberto Oyarbide, la diputada Patricia Vaca Narvaja; el secretario de Cultura, Jorge Coscia, monseñor Laguna. Y también una extensa comitiva radical de diversas viejas épocas, entre los que se vio a Ricardo Alfonsín, Marcelo Stubrin, Darío Lopérfido y Leopoldo Moreau –este último no pasó por el sector de invitados, sino entre la cola de público en general–. Julio Cobos llegó sobre las tres de la tarde junto a su esposa, a una prudente distancia temporal del resto de los representantes de Gobierno.
Las numerosas coronas de flores también mostraron amplitud política. Se vieron cintas de Cristina Kirchner, Néstor Kirchner, Julio Cobos, Daniel Scioli y esposa, la Asociación Enrique Gorriarán Merlo, el Partido Comunista Central, la CTA, los maestros de UTE y Ctera, que saludaban “a la maestra”, entre una cantidad que con el paso de las horas fue formando una fila hasta la esquina. Y varias banderas de la Juventud Comunista colgadas en la calle, y banderas de Argentina, Uruguay, Paraguay, Cuba, entre la gente que iba llegando al velatorio.
Fueron muchas las postales conmovedoras de la tarde de ayer. La de María, colaboradora de años de Mercedes, acercándose a perfumarla y a controlar que su maquillaje estuviera en orden, como, cuentan, lo hizo hasta sus últimas horas, en la clínica. Las de la gente que tras una larga espera (la cola avanzaba por Rivadavia, doblaba por Combate de los Pozos y se extendía varias cuadras) se acercaba con profundo respeto, le tiraba besos, le decía gracias, la aplaudía. Y cantaba. Unos veinte chicos de un coro de Salta entonaron “La Nochera”. Una chica alzó su voz, sola, para cantarle a Mercedes “La martiniana”: “Niña, cuando yo muera, no llores sobre mi tumba, cántame un lindo son, ay mama, no me llores, no...”.
Con la guitarra de Peteco Carabajal, el homenaje se extendió con “Gracias a la vida”, “Luna tucumana” y “Zamba para no morir”, entre muchos otros temas que formaron parte del repertorio de la tucumana. Sus canciones fueron apareciendo a lo largo de la tarde, no sólo como un homenaje, también como una forma de compañía para los que ya empezaban a sentirse solos. Y también, como apuntó el periodista Marcelo Simón, director de La Folklórica, un poco huérfanos. Si una poderosa marca maternal recorrió la figura de Mercedes Sosa, ayer se sintió en su despedida.
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