Lunes, 12 de junio de 2006 | Hoy
Por Sergio Moreno
¿Quién es Néstor Kirchner? ¿Qué es? El título del libro de Walter Curia sobre el Presidente parece definirlo de entrada: Kirchner es el último peronista, pero tal definición sabría a poco si no fuese por la precisión y el equilibrio con que el periodista del diario Clarín logra retratarlo. Pocas veces en la joven democracia argentina (1983-2006) se ha logrado exponer de la manera en que lo hace Curia a un Presidente que aún no concluyó su mandato, y del cual no se sabe si intentará finalmente ser reelecto.
El título (“El último peronista”), tal como reconoce con generosidad el autor, fue una ocurrencia del sociólogo Artemio López, que suele argumentar su afirmación de la siguiente manera: “Kirchner es el último peronista en el sentido de que es un Presidente que forma parte de la última generación que vivió con Perón, que lo disfrutó, que lo padeció, que lo escuchó y lo leyó. Después de esto, el peronismo será otra cosa, pero no lo que fue, en ninguna de sus etapas”.
El libro comienza con un primer capítulo que guarda las características –difíciles de conseguir– que aconsejaba Roberto Arlt debería tener todo texto que merezca ser leído: un cross a la mandíbula. Allí el autor, antes de sumergirse en la edad más temprana de Kirch-
ner, dibuja sus características más salientes, hace un perfil de su personalidad que, con el correr de los años, guiarán todas sus conductas, básicamente la más abarcadora en la vida del patagónico, la política. Dicen Curia y varios interlocutores, entre ellos el Presidente mismo:
–“El principio organizador de Kirchner es el dinero. Es ampliamente reconocida su disciplina fiscal, una rareza en los gobernantes en la Argentina, por lo general poco interesados en la recaudación de impuestos, y su inclinación por atesorar. La creación de distintos fondos fiduciarios, que escapan al control legislativo, le ha permitido la posibilidad de obtener financiamiento a bajo costo”.
–“Es un hombre al que le resulta perturbador estar en deuda”.
–“Distintos testimonios lo describen como un personaje celoso de cumplir con los compromisos que asumió bajo cualquier circunstancia, pero no tolera no recibir el mismo trato”.
–“Kirchner tiene un profundo desprecio por lo que considera frívolo y es capaz de vestir en privado prendas que avergonzarían por su estado”.
–“Jamás ha sido visto comprando objetos personales durante sus viajes al exterior y es proverbial su condición de amarrete”.
–“Cristina Fernández es una de las escasas personas que puede torcer decisiones de Kirchner”.
–“Quienes integran el circuito de poder que lo rodea, de seguro lo hicieron por mérito, porque el Presidente no otorga nada a nadie, nunca. En este caso hay una coincidencia plena con Cristina”.
–“No tiene el menor rasgo narcisista”.
–“No entabla relaciones personales; rechaza y desconfía de todo aquello que le es ajeno”.
–“No hay actividad que le ofrezca satisfacción, como no sea el ejercicio del poder”.
–“Ha dicho que es peronista (al presidente norteamericano George W. Bush) y también que hace mucho tiempo ha dejado de serlo (al autor del libro)”.Esto es sólo parte del comienzo. Curia abarca, en un trabajo exhaustivo ayuno de calificaciones grandilocuentes, toda la vida del Presidente, relatando con una prosa austera y efectiva cómo fue cincelando su personalidad. El libro logra mostrar cómo, hecho tras hecho, aquel muchachito inseguro nacido y crecido en la patagonia austral fue construyendo un duro carácter, implacable y obsesivo en la búsqueda de sus objetivos.
No sólo la personalidad del Presidente se expone en las páginas de El último peronista: Curia también da en el clavo del estilo: una biografía, además de describir personajes, debe contar la época en la que el sujeto central de la obra vivió, y los efectos que su acción –más aún si es un político que llegó a la cumbre del poder– provoca en su época y en su sociedad.
El texto de Curia lejos está de ser complaciente con el Presidente. Marca y expone las debilidades institucionales a las que sometió a su provincia –de por sí compleja e inestable (él y Arturo Puricelli fueron los únicos dos gobernadores que completaron mandatos)– y los conflictos que generó ya en la Presidencia (como su tensa relación con la prensa). Dicho esto, Curia consigue un libro equilibrado: cal y arena, donde deben estar. Certero en la crítica, eficaz en el halago, El último peronista es un texto escrito por un periodista que ha escuchado y escudriñado en todas las campanas, en todas las fuentes de información, en quienes quieren a Kirchner, en quienes lo odian, en quienes lo tienen sin cuidado. No hay rabia ni exaltación en el escrito de Curia. Sólo información, bien escrita y más que recomendable si se quiere conocer más a fondo quién es Néstor Kirchner.
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