Domingo, 20 de marzo de 2011 | Hoy
ENFOQUE
Por Roberto Briscioli
La esencia de la economía capitalista, la maximización del beneficio empresarial, origen básico de las contradicciones crónicas del sistema. Los aspectos del capitalismo que se desarrollan no son taxativos, ya que se describen parcialmente los relacionados con el beneficio empresarial.
Beneficios vs. Salarios. Los beneficios empresariales dependen del precio de venta de los bienes y servicios, y de los costos de producir y vender. Los salarios resultan para el empresario un costo y, por ende, cuanto menores sean los salarios, mayores serán los beneficios. Estos también se incrementan al aumentarse sistemáticamente los precios de los bienes y servicios en función de la respuesta de la demanda global, sin sufrir el correlativo aumento de costos. Sin embargo, si los salarios reales disminuyen, cae el consumo, también el PBI y por ende se reducen relativamente las ventas y los beneficios.
Inversión productiva vs. Desempleo relativo. Otra posibilidad de lograr mayores beneficios consiste en la inversión productiva, es decir, adquirir bienes de inversión de tecnología superior a los existentes. Esta acción incrementará la cantidad de bienes y servicios generados en una menor cantidad de tiempo productivo y por ende provocará disminución de costos y aumento de beneficios. En simultáneo generará, en términos absolutos, una mayor utilización de mano de obra. Sin embargo, la disminución de costo será generado por una menor utilización de mano de obra, con relación al capital invertido. Por consiguiente, relativamente se generará desempleo, que será neutralizado sólo si rige un modelo de política económica basado en la inclusión social.
Concentración y centralización del capital vs. Democracia. La concentración y centralización del capital es un proceso irreversible del capitalismo. Concentrar significa una creciente dimensión del capital en el proceso de acumulación, para así incrementar beneficios. Centralizar implica absorción o fusión entre los capitales existentes, con igual fin.
Sin embargo, a medida que se concentra y centraliza el capital, se oligopoliza cada vez más la oferta, creándose así un poder económico empresarial concentrado formador de precios, con poder político en muchos casos superior al poder de los gobiernos nacionales y, por ende, contradictorio a la lógica intrínseca del sistema democrático.
Maximización de beneficios vs. Dividendos. Las empresas mercantiles tienen como objetivo determinante la maximización de beneficios. El órgano directivo societario tiene que decidir el destino alternativo de dichos beneficios, es decir, repartirlos como dividendos, o aplicarlos a la inversión productiva o financiera. Sin embargo, dado que la decisión está en manos de la mayoría del capital y no de las personas, la gran parte de los beneficios se reparte como dividendos o se aplica a la actividad especulativa y/o fuga de capitales. En estos casos, la inversión productiva privada se restringe o se posterga, generando proporcionalmente desocupación y exclusión social.
Crecimiento económico vs. Desarrollo social. El crecimiento económico implica mayor generación de bienes y servicios. Sin embargo, un alto y sostenido crecimiento económico no asegura el desarrollo económico, que exige una equitativa redistribución de ingresos.
En el ámbito de la economía social, el lucro máximo no tiene significación, a pesar de conformar un segmento diferenciado e integrado a través del mercado a la economía capitalista nacional. Las empresas de la economía social tienen como objetivo la satisfacción de necesidades, de sus asociados y de la sociedad. Esto último no implica obviar eficiencia y eficacia. Cooperativas, mutuales, empresas recuperadas y otras formas asociativas de autogestión no mercantiles integran la economía social.
El ser humano prevalece sobre el capital. En las empresas de la economía social donde no se persigue fines de lucro, el capital también deja de ser un fin en sí mismo y pasa a ser un medio al servicio de la satisfacción de necesidades del ser humano, de la entidad de la cual éste forma parte y la de la sociedad en su conjunto. Según la ley, los excedentes logrados en calidad de retornos se distribuyen entre los asociados en proporción a la actividad realizada, lo que influye socialmente en una distribución más equitativa del ingreso nacional.
Las empresas de la economía social son democráticas. Los asociados de las empresas de la economía social independiente del aporte social realizado disponen solamente de un voto, lo cual las determina como democráticas. De esta manera se manifiesta una vez más la preeminencia del ser humano sobre el capital, contrariamente a las sociedades mercantiles del capitalismo en donde los votos están en función del capital, y así los principios democráticos son ignorados.
Libertad individual y ayuda solidaria mutua. Se alcanza la dignidad personal y la libertad individual, sin afectar la solidaridad en el esfuerzo y la ayuda mutua. Esto es así, ya que las leyes vigentes establecen que tanto la adhesión como el retiro de los asociados son voluntarios y además cualquier situación se resuelve en asambleas democráticas.
Promoción y desarrollo de la educación popular. La ley determina la obligatoriedad de fomentar la educación y capacitación, y debe aportar a un fondo establecido a tal fin, previo a la distribución de excedentes. Además, el propio funcionamiento societario constituye una fuente de educación popular, al convertirse en un medio de formación democrática y capacitación técnica.
Integración económica democrática. No implica la concentración y centralización del capital, y por ende de las decisiones. Las deliberaciones y control se ejercen de abajo hacia arriba, es decir, desde las empresas de primer grado hacia uniones, federaciones y confederaciones, contrariamente a lo que ocurre en la integración de las empresas mercantiles con fines de lucro.
El desarrollo y nivel de incidencia de la economía social en el marco de la economía capitalista depende de la política económica. El modelo implementado a partir de 2003, que se sustenta en una mayor equidad en la distribución del ingreso nacional y por ende de la inclusión social, ha posibilitado condiciones para un mayor desarrollo de la economía social. Merece destacarse la puesta en marcha del programa “Argentina Trabaja”, que contempla la creación de cooperativas de trabajo para la realización de trabajos comunales en distintas regiones. Estas entidades están integradas por excluidos sociales, que ya no lo son, reciben capacitación y una remuneración del Estado nacional a través de la red bancaria. En la actualidad, la economía social aporta el 10 por ciento al PBI, existen 12 mil cooperativas activas con 10 millones de asociados y 5 mil mutuales con más de 5 millones de asociados. Los puestos de trabajo generados actualmente son 300 mil, con condiciones laborales y salariales basadas en un valor esencial de la economía social: la solidaridad
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