Domingo, 10 de marzo de 2013 | Hoy
COOPERATIVAS, FERIAS COMUNITARIAS, MICROEMPRENDIMIENTOS SOCIALES, FáBRICAS RECUPERADAS
Existe una oportunidad histórica para la Economía Solidaria ante las debilidades del actual modelo de acumulación capitalista. Esos proyectos apuntan a priorizar la calidad de vida de la población y su directo involucramiento en la gestión productiva sin explotación social.
Por Alejandro Rofman *
Es un momento oportuno para mostrar las debilidades y falencias del modelo de acumulación capitalista. Su derrotero actual en los países centrales sufre una crisis estructural que no recuerda antecedentes por su magnitud desde el derrumbe de los años ’30 del siglo pasado. La estrategia de los países “desarrollados” es salvar al capitalismo acentuando el ajuste y haciendo pagar los costos de dicho derrumbe a los que menos tienen. En estos países coinciden los cultores del neoliberalismo y la especulación financiera como los remanentes de la decadente socialdemocracia. Las respuestas que proponen acentúan la fractura social y la desaparición del Estado de Bienestar vigente desde la Segunda Guerra Mundial.
Este escenario alienta la enunciación de proyectos superadores al hoy dominante en Europa, que se basen en otro manejo de la economía, del reparto de los beneficios obtenidos y de la gestión de las actividades productivas y del Estado. Estos proyectos apuntan a una estrategia alternativa que priorice la creciente elevación de la calidad de vida de la población, su directo involucramiento en la gestión productiva sin explotación social y el imperio de la igualdad y la justicia distributiva.
Esas respuestas se vienen produciendo en nuestro país. Basada en las experiencias ya acumuladas históricamente por el importante movimiento cooperativo nacional, el involucramiento de muchos ciudadanos en el trabajo asociativo dio lugar a valiosas iniciativas de carácter asociativo y de gestión democrática. Así, se ha producido la recuperación de empresas cerradas con un nuevo modelo organizativo inserto en relaciones sociales de cooperación y solidaridad. A estos esfuerzos de significativa presencia en todo el país se han agregado las ferias populares, en permanente expansión, que cubren el territorio nacional ofreciendo alimentos frescos de todo tipo provenientes de la agricultura familiar, que cuida el recurso tierra y elimina intermediación y trabajo asalariado. Finalmente, el crecimiento singular del cooperativismo de trabajo en sus diversas manifestaciones ha permitido poner en marcha acciones interesadas en saldar viejas deudas en el equipamiento social en barrios populares y producir bienes y servicios en zonas carenciadas bajo condiciones de igualdad social y apoyo financiero dirigido hacia más de 150.000 microunidades productivas.
Este nuevo espacio social en creciente expansión está hoy integrando institutos de educación superior pertenecientes al ámbito público, organizaciones sociales que durante mucho tiempo atrás han estado predicando la necesidad de avanzar hacia una estructura productiva sin explotación social donde prevalezca la igualdad entre sus componentes, organismos del Estado nacidos recientemente al calor de estas ideas renovadoras y asociaciones de trabajadores empeñados en gestionar unidades de producción con plena democratización de sus formas organizativas y decisorias. Este espacio institucional llamado “Hacia otra Economía” se encuentra abocado a la preparación de un proyecto normativo que otorgue poder a esa opción superadora. Denominado de ese modo por sus organizadores, ya se han celebrado dos reuniones nacionales para ir consolidando y expandiendo el proyecto.
El avance del proyecto es por demás promisorio. Del primer al segundo encuentro se han producido numerosas incorporaciones y ha surgido una voluntad decidida para que el conjunto de los que lo integran trabajen en torno de la conformación de un espacio de poder para así disputar la batalla cultural que implica desafiar el modelo dominante, remarcar sus carencias de tipo estructural e ir articulando programas que avancen “hacia otra Economía”.
La intención que se tuvo cuando se resolvió la constitución de este foro fue contribuir a la construcción de un sujeto colectivo que se afirme como polo de referencia promotor de “otra economía”, inspirada en los criterios de la economía solidaria como práctica emancipadora. Así, se expresa en los fundamentos del proyecto, será factible respaldar a los emprendedores, productores, cooperativas de trabajadores y consumidores de la economía social y solidaria, y fortalecer a las organizaciones sociales y áreas del Estado que la promueven.
La primera reunión del foro se realizó en 2011 en el seno de la Universidad Nacional General Sarmiento. Concurrieron alrededor de 350 delegados de muy diversas instancias del espacio social referido. El Segundo Encuentro convocó en Mendoza, en mayo de 2012, a más de mil delegados del conjunto de todos los sujetos sociales que se comprometieron en esta iniciativa y fue destinado, básicamente, a discutir la confección de un proyecto de ley de Economía Social y Solidaria para ser presentado ante el Congreso nacional. La tercera reunión está programada para noviembre y tendrá como eje central analizar el perfil y el rol de los sujetos sociales involucrados en el desarrollo de la Economía Social y Solidaria a fin de reconocer las herramientas más adecuadas para fortalecer su identidad y darles capacidad para ser socios eficaces en la gestación del nuevo escenario que sostenemos.
La iniciativa de preparar una ley de Fomento de la Economía Social y Solidaria de alcance nacional, como la que guía las políticas correspondientes en Brasil, tiene como principal antecedente las respectivas leyes provinciales que se sancionaron el año pasado en las provincias de Río Negro y Mendoza. Estas leyes pioneras están respaldadas por emprendimientos asociativos sin fines de lucro y de carácter solidario que en ambas provincias han demostrado fuerte arraigo.
En la consecución de dotar de herramientas aptas para librar esa batalla aparece como indispensable formalizar marcos teóricos, capacitar operadores sociales, aprender del cúmulo de iniciativas concretadas o en marcha y realizar estudios e investigaciones desde el ámbito universitario que respalde el citado objetivo.
En el Programa de Economia Solidaria que encabezamos y que se desenvuelve en el Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes) de la Universidad Nacional de San Martín (cuyo perfil se puede consultar en la respectiva página web de la referida institución académica) se analizan todos los esfuerzos identificados o que se pretenden implantar a fin de incursionar en el conocimiento sistemático de las iniciativas encaradas para propagar la opción de una sociedad cada vez más igualitaria. Para ello resulta esencial seguir trabajando con la transferencia de conocimiento por medio de dos carreras especializadas: una Diplomatura y una Maestría en Economía Solidaria, que dictan en la citada universidad –cada año, desde abril– conocidos docentes capacitados en tal temática. Tanto la Diplomatura, que se cursa en un año, como la Maestría, que se dicta en un lapso de dos años, cuentan con becas parciales o totales para alentar el ingreso de estudiantes graduados y no graduados provenientes de todos los sectores sociales, pero especialmente de aquellos de menor capacidad económica, comprometidos con la multiplicación de emprendimientos asociativos solidarios.
Hoy en la Argentina existe una oportunidad histórica para llevar adelante iniciativas de la Economía Solidaria. Así, se experimentan progresos evidentes, a través de la alianza entre Estado y sociedad, la que sin duda irá ampliando su protagonismo y relevancia. Los logros concretos se aprecian al analizar, por ejemplo, la gestión de la Comisión Nacional de Microcrédito (Conami), que ya ha extendido financiamiento y asistencia técnica a más de 150.000 pequeños emprendimientos cooperativos, con la intermediación de más de 1800 organizaciones sociales y a la instalación en todo el territorio nacional de más de 200 ferias populares. Estos esfuerzos mancomunados entre un Estado presente y asociaciones locales sin fines de lucro impulsan la presencia de iniciativas productivas con otro perfil distinto del dominante, que deben expandirse y conducirse por quienes se desenvuelven en el escenario que propugnamos con conocimientos adecuados a tal fin. Para que este proceso sea eficaz y brinde las respuestas deseables en el tiempo, con un horizonte de trabajo asociativo y plena equidad en el manejo de las unidades productivas y en la distribución de sus excedentes, la interacción entre teoría y praxis es un requisito ineludible. A eso apuntamos y convocamos.
* Director del Programa Integral en Economía Solidaria –Idaes–, Universidad Nacional de San Martín.
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