Sábado, 24 de diciembre de 2005 | Hoy
FINANZAS › PELEA DEL BC Y ECONOMIA POR LA COMPENSACION DEL PAGO AL FMI
El Banco Central reclamó bonos al Tesoro por las reservas que
entregará para pagar al FMI, para mostrar independencia. Economía se opone a esa operación y propone otra que no implique más deuda.
Por Alfredo Zaiat
La discusión sobre la utilización de las reservas para la cancelación total de la deuda con el Fondo Monetario Internacional puso en el ojo de la tormenta al Banco Central. La ortodoxia puso el grito en el cielo sobre la muerte de la independencia del instituto emisor. Su presidente, Martín Redrado, en una sobreactuación de sus estrechos espacios de libertad, difundió por la mayoría de los medios que sólo girará las reservas para saldar la cuenta con el FMI si el Tesoro le entrega bonos. Economía salió a cruzarlo dejando trascender que piensa en otra operación financiera que no implique aumentar deuda pública. Más prudentes y sin mensajes vía la prensa, desde la Casa Rosada le enviaron una señal sobre el destino de su actual rutina laboral si no camina por el mismo sendero de los intereses oficiales.
En el libro Economistas o astrólogos del autor de este artículo, uno de los capítulos estuvo referido a la “independencia” del BCRA. En ese escrito se destacaba que variadas ideas absurdas en materia económica se han instalado como verdades absolutas durante el reinado del neoliberalismo en los ’90. De esas máximas que debe respetar todo gobierno que aspira a tener en orden la economía, se menciona la que sostiene la obligación de mantener la “independencia” del Banco Central. Muchos engaños se han repetido hasta el cansancio durante esa larga década de la convertibilidad, pero el de la autarquía de la entidad monetaria se ha ganado el premio mayor.
La independencia del Banco Central como valor supremo fue introducida por el discurso neoliberal señalando los antecedentes del Bundesbank, luego reconvertido en Banco Central Europeo con el lanzamiento de la moneda única, y de la FED. Se olvidaron de dos aspectos sustanciales en esa traslación automática de esa forma de distribución de la gestión de la economía. Primero, que la Unión Europea y Estados Unidos son potencias, con altibajos pero con un sendero de crecimiento sostenido y con monedas fuertes aceptadas fuera de sus propias fronteras. Segundo, que ni el BCE ni la FED son tan independientes como dicen los que dicen que saben.
El principal argumento para darle autonomía al Banco Central del poder político y del Ministerio de Economía remite al descalabro provocado por la emisión monetaria para financiar los desequilibrios de las cuentas públicas. El saldo de esa política fue la hiperinflación de Alfonsín. La “independencia” del Central de los ’90 fue ejercida, más que por esa cualidad conferida por la Carta Orgánica de la entidad, por la propia convertibilidad que ponía límites a la expansión monetaria como función de la compra de divisas en un régimen de tipo de cambio fijo 1 a 1. Esa publicitada autarquía fue una inteligente pantalla para transformar al Banco Central en una herramienta de negocios para pocos. Capturado por fundamentalista del CEMA (Roque Fernández, Pedro Pou & cía.) y funcionarios políticos del menemismo con línea directa a la Casa Rosada, el BC de los ’90 no fue independiente y fue uno de los responsables del colapso del sistema financiero.
El papel del Banco Central en la economía no se define en si es independiente o no, sino en cómo acompaña la política económica. En los ’80 fue la nafta que alimentó el incendio de la inflación, mientras que en los ’90 fue la topadora que aceleró la concentración y extranjerización del mercado con las consecuencias conocidas. Ahora, en cambio, debería ser la palanca que colabore para impulsar el crecimiento.
La economía argentina no es la estadounidense ni la europea, sino que es una subdesarrollada y que está tratando de salir de la peor crisis de su historia. Pretender instituciones del Primer Mundo, que además son distorsionadas en su severidad, para el Tercer Mundo esconde, en realidad, otras motivaciones. La proclamada “independencia” aspira a reservar nichos de negocios y su manejo, sin interferencias, al propio sistema financieroa través de representantes directos o de políticos y economistas de la city que actúan de mandantes de sus intereses en el Central.
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