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Domingo, 11 de octubre de 2015

ENTREVISTA

“La exaltación...”

 Por Diego Rubinzal

La Asociación de Pensamiento Económico (APEL) organizó su primer Congreso de Pensamiento Económico Latinoamericano en la sede de la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET). En ese marco, Cash tuvo la posibilidad de entrevistar al destacado economista Carlos Aguiar de Medeiros. Ese intelectual brasileño es licenciado en Ciencias Económicas, Magister en Ingeniería Industrial por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp). Medeiros conversó con Cash sobre la realidad brasileña y la emergencia de China como nuevo centro cíclico global.

El delicado panorama del Brasil se manifiesta en dos planos diferentes (político, económico) que se van retroalimentando. ¿Qué fue lo que gatilló ese escenario? ¿La crisis política prima sobre la económica o a la inversa?

–La desaceleración económica brasileña es una realidad desde 2010 y eso fue provocando un creciente malestar social. En 2013, la población se manifestó masivamente en las calles reclamando por la deficiente calidad en la prestación de los servicios públicos. Las tensiones económicas se intensificaron al año siguiente debido al incremento de la tasa de inflación. A eso se sumaron las quejas por el entramado de corrupción alrededor de Petrobras y la creciente polarización electoral entre el PSDB y el PT. Así llegamos a las elecciones adonde Dilma Rousseff resultó electa por un margen relativamente pequeño de votos.

En ese escenario, Lula defiende la aplicación de un ajuste “expansivo” similar al ejecutado durante el primer año de su mandato. ¿Las modificaciones operadas en el contexto internacional no son analizadas?

–Está muy claro que el gobierno falla en el diagnóstico de la situación internacional y de cómo eso incide (e incidirá) en el desempeño de la economía brasileña. El PT acepta acríticamente la equivocada perspectiva de que la devaluación y el ajuste fiscal provocarán incremento de la inversión, de las exportaciones privadas y, por ende, de la actividad económica interna.

¿Se puede decir que Dilma aplica el plan económico ortodoxo por convicción o por “necesidad”?

–La implementación del paquete de ajuste no es una necesidad impuesta, por ejemplo, ante una crisis externa. En la actualidad, la “restricción externa” no es un problema acuciante porque el nivel de reservas internacionales es bastante elevado. El ajuste tampoco responde a alguna otra causa estrictamente económica. En realidad, el gobierno esta cediendo a las presiones de los mercados financieros y de los principales medios de comunicación. Lo que intenta la administración Rousseff es revertir la caída en los índices de aprobación gubernamental. La estrategia sería incrementar los niveles de adhesión fundamentalmente de aquellos sectores medios que votaron al candidato opositor en las últimas elecciones presidenciales.

Los funcionarios sostienen que el ajuste es necesario para conservar el “grado de inversión” debido a las exigencias de las calificadoras de riesgo para mejorar las cuentas fiscales. ¿Qué explicación tiene la aplicación de medidas de ajuste que provocan un círculo vicioso que culmina con mayores déficits fiscales?

–Lo que está claro es que el daño provocado en la economía brasileña es autoinfligido. ¿Cómo explicarlo? En mi opinión, las principales causas del ajuste hay que buscarla en las presiones del poder económico. Éste entiende que hay que ponerle un tope al incremento de los salarios reales y del gasto social. Es un poco la idea de aquello que planteaba el economista polaco Michel Kalecki referido a que los capitalistas podrían estar dispuestos a aceptar una rebaja de las ganancias a cambio de recuperar el control social, la disciplina laboral y la estabilidad política. La lógica del ajuste solamente puede ser entendida en ese sentido.

¿Qué alternativa de política económica es realista y posible para enfrentar el complicado contexto internacional? ¿El PT está en condiciones de liderar ese cambio de rumbo?

–La situación actual podría resumirse de la siguiente manera: Brasil tiene un mercado interno importante y la economía internacional crece a tasas muy reducidas. En ese contexto, la opción es clara: hay que expandir la demanda interna con una fuerte inversión en materia de infraestructura económica y social. Lamentablemente creo que esa política ya no podrá ser ejecutada por el PT. El partido liderado por Lula tiene un espíritu redistribucionista pero no puede ser calificado como desarrollista.

La burguesía paulista muchas veces a sido resaltada como modelo de burguesía nacional. Sin embargo, su rol político-económico parece alejarse de esa mirada complaciente. ¿Cuál es su opinión al respecto?

–La exaltación de la burguesía paulista es una equivocación. La idea de la existencia de una “burguesía nacional” brasileña virtuosa es un mito. Ese sector empresarial está muy lejos de contar con un proyecto nacional de país. Los posicionamientos políticos del empresariado local hablan por sí solos.

Usted viene estudiando en detalle la emergencia de la economía china como nuevo centro cíclico global. ¿Qué implicancias tiene esa cuestión para América latina? ¿Existe el peligro de reproducir el viejo esquema centro-periferia en materia de intercambios comerciales?

–Ese fenómeno ya está sucediendo. Lo que hay que tener claro es que el problema no radica en China sino en la inexistencia de un proyecto de industrialización coherente y consistente en América latina. El desafío para nuestros países será negociar con inteligencia en distintos niveles (Mercosur, entre gobiernos) con el gigante asiático. Lo que es evidente es que China tiene claros cuáles son sus intereses y trabaja en ese sentido.

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“Lo que está claro es que el daño provocado en la economía brasileña es autoinfligido”, afirma Carlos Aguiar de Medeiros.
Imagen: EFE

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-“La desaceleración económica brasileña es una realidad desde 2010 y eso fue provocando un creciente malestar social.”

-“El gobierno falla en el diagnóstico de la situación internacional y de cómo eso incide (e incidirá) en el desempeño de la economía brasileña.”

-“La implementación del paquete de ajuste no es una necesidad impuesta, por ejemplo, ante una crisis externa.”

-“En la actualidad, la “restricción externa” no es un problema acuciante porque el nivel de reservas internacionales es bastante elevado.”

-“La exaltación de la burguesía paulista es una equivocación. La idea de la existencia de una “burguesía nacional” brasileña virtuosa es un mito”.

-“El partido liderado por Lula tiene un espíritu redistribucionista pero no puede ser calificado como desarrollista.”

 
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