Domingo, 26 de julio de 2015 | Hoy
MITOS ECONóMICOS
Por Andrés Asiain
El mismo día que se votaba la ley de actualización automática para la Asignación Universal por Hijo (AUH), los principales diarios opositores dedicaron sus tapas para presentar un catastrófico escenario social. “La pobreza subió a 28,7 por ciento”, tituló Clarín. “Sigue creciendo la pobreza”, lo secundó La Nación. Ambos medios basaban sus titulares en un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (OSDA-UCA), uno de cuyos patrocinadores es la Fundación La Nación.
El informe del Observatorio presenta serias inconsistencias metodológicas. Por un lado, la inflación del 201 por ciento entre 2010 y 2014 que toma el OSDA para valorar la Canasta Básica Total (CBT) con que se mide la pobreza, supera hasta a la inflación del Congreso. Lo paradójico es que si uno recorre las publicaciones anuales del OSDA puede deducir que a la hora de medir la evolución del poder de compra de los hogares, consideran una inflación mucho menor, del 167 por ciento para el mismo período. Esa diferencia surge porque los técnicos de OSDA estiman la CBT a partir de la Canasta Básica Alimentaria, multiplicándola por un coeficiente fijo (de “Engels” en la jerga técnica) año a año. De esa manera, ajustan una canasta que incluye alimentos y otros bienes y servicios, sólo por la evolución del precio de los alimentos. Como en los últimos años el alza del precio de los alimentos superó al promedio (en un 34 por ciento entre 2010 y 2014 según sus propios índices), el resultado de la metodología aplicada por OSDA es la de sobreestimar el valor de la CBT y, por ende, la pobreza.
Por su parte, la evolución de los indicadores de ingreso de los hogares, equidad distributiva y pobreza son contradictorios. De acuerdo al Observatorio, entre 2010 y 2014 los ingresos de los hogares mejoran su poder de compra (+ 12,3 por ciento), la inequidad distributiva se atenúa (+ 4,7), pero la pobreza se mantiene casi invariante. Es decir, para ODSA la pobreza de ingresos es insensible no sólo a las mejoras en los ingresos, sino también a las mejoras en su distribución. ¡Un caso sin precedentes!
Esas inconsistencias entre los indicadores que resultan de la encuesta de ingresos de los hogares utilizada por OSDA-UCA, muestran claramente que se está manipulando la información. El sesgo de la muestra de OSDA que capta deficientemente los hogares con los ingresos medios-altos y altos en relación a la EPH del Indec, explica 8 puntos porcentuales de pobreza según indica el propio informe en su página 209. Si se deducen esos puntos junto a los generados por el exceso inflacionario, el porcentaje de población pobre se ubica en torno al 16 por ciento, un número coincidente con el estimado por el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz a partir de la EPH y estadísticas de precios provinciales.
Si una genuina preocupación por la pobreza reemplazara las operaciones mediáticas y manipulaciones estadísticas, se hubiera valorado la sanción de la ley de actualización automática de la AUH que protege su poder de compra frente a la inflación. La relevancia de esa política para los más humildes puede dimensionarse a partir de un trabajo de investigación dirigido por Bernardo Kliksberg donde se señala que:
“La AUH representa en promedio el 24,6 por ciento del ingreso de los hogares destinatarios. Pero los estratos más pobres, de no existir la AUH, perderían más de un tercio de sus ingresos (36 por ciento). En los hogares monoparentales, en donde la capacidad para obtener ingresos está menguada por una menor disponibilidad de fuerza de trabajo, la AUH representa al 32 por ciento y entre los más empobrecidos asciende a 44”.
Andrés Asiain
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