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En la última semana, el economista del PRO, Rogelio Frigerio, señaló que “el FMI tiene razón, la economía argentina no crece ni genera empleos desde hace 4 años” (DiarioHoy, 7/10/15). La alusión al organismo internacional se refería a un reciente informe del FMI sobre la situación de la economía argentina donde, como viene sucediendo hace más de una década, auguraba el peor de los tormentos si no se viraba el curso de la actual política económica hacia su ya tradicional recomendación de ajuste. Más allá del folklore ortodoxo del FMI y los economistas opositores, vale la pena analizar la situación del mundo laboral de los últimos años.

Una fuente alternativa a la del Indec para analizar la evolución del empleo, es la base de aportantes a la seguridad social que da cuenta sólo del trabajo registrado (SIPA). De acuerdo con esa fuente, el número de puestos de trabajo a junio de 2015 era de 9.814.708, cifra que superaba en 598.496 a los aportantes de 4 años atrás. Algunas voces empresariales críticas, como las que resonaron en el reciente Coloquio de IDEA, suelen asociar ese incremento en el empleo registrado al mayor empleo público, cuyo sostenimiento recaería en el sector privado (vía impuestos y aportes) afectando su dinamismo y capacidad de crear empleo. Sin embargo, según datos de SIPA, el sector privado empleó en forma registrada a 6.533.962 trabajadores a mediados de 2015, más de 264.102 puestos de empleo que cuatro años atrás. De esa manera, la supuesta disyuntiva entre empleo público y privado, no pasa de una fantasía empresarial.

Al analizar la tasa de desempleo, la misma se ubica en el 6,6 por ciento de la población que quiere trabajar según datos de la EPH-Indec para el segundo trimestre del presente año. Un nivel de desempleo que, si bien refleja la existencia de un núcleo de desocupados difícil de resolver, muestra una mejora respecto a cuatro años atrás (7,3 por ciento del II trimestre de 2011), y ni que hablar respecto de trece años atrás, cuando 1 de cada 4 trabajadores se encontraba desocupado. Por su parte, las estadísticas del Indec señalan que la baja del desempleo de los últimos años se explica por una reducción de quienes buscan trabajo: el porcentaje de población que trabaja o busca trabajo pasó del 43,2 por ciento del total en el segundo trimestre de 2011 al 41,5 por ciento en el mismo trimestre de 2015. Algunos analistas asocian esa reducción a un “efecto desaliento” dado por el bajo dinamismo del mercado laboral y otros a la mayor cobertura de seguridad social que permitiría a ciertos sectores (adultos mayores y madres solteras, especialmente) no tener que salir a trabajar.

Sin embargo, si se tiene en cuenta que en el mismo período el porcentaje de empleo no registrado sobre el total se mantuvo (pasó del 34,5 por ciento de fines de 2011 a 34,3 por ciento en 2014), la baja en el porcentaje de la población que trabaja o busca trabajo que refleja el Indec parece contradictoria con los datos duros de los aportantes a la seguridad social. Esa inconsistencia entre ambas fuentes puede explicarse por cambios metodológicos en la encuesta del Indec que modificó su cobertura a los conurbanos de varias ciudades del interior, donde las familias tienen una mayor proporción de menores por hogar y, por lo tanto, de porcentaje de población que no trabaja. Tomando ello en cuenta, especialistas del Ministerio de Trabajo recalcularon la información del Indec, encontrando una baja en la población que trabaja o busca trabajo mucho menor (de 1 punto porcentual y no de 1,7 en los últimos cuatro años que muestra el Indec). De esa manera, la reducción del desempleo en los últimos años, se explica también por la creación absoluta de más de 300 mil puestos de trabajo, compatible con la información de aportantes a la seguridad social.

@AndresAsiain