Domingo, 25 de marzo de 2012 | Hoy
CRíTICA AL PENSAMIENTO ORTODOXO
Por Tomás Lukin
John Weeks es profesor emérito de la Universidad de Londres. Para el economista norteamericano la visión económica dominante, la “alconomía”, se asemeja a la alquimia o a la astrología. “La alconomía es una basura total y nosotros debemos rechazar sus posturas reaccionarias”, arremete Weeks durante su breve diálogo con Cash. A diferencia de otros especialistas, el economista norteamericano considera posible construir “un capitalismo sustentable para la vida humana”, pero señala que para eso es necesario que las clases trabajadoras en las economías desarrolladas recuperen su fuerza.
¿Qué es la alconomía?
–La alconomía es el estudio de las relaciones de intercambio que no tienen contraparte en el mundo real. Esos intercambios están dotados de poderes metafísicos que confieren satisfacción a sus participantes, son operaciones que suceden fuera del tiempo entre individuos que conocen todo sobre todos y poseen idénticos poderes. Imagine alquimistas que se apoderan de los laboratorios de química, astrólogos expulsando a científicos de los observatorios y a los creacionistas adueñándose de la genética. Eso es lo que sucedió en la economía, los alconomistas se apoderaron de la profesión y desde allí predicaron su propia versión del creacionismo. El libre mercado que se autorregula es la única forma viable de organizar una sociedad y la libre competencia cumple la función de “Piedra Filosofal”. En su miopía ideológica la libre competencia de los mercados es la única forma de asignar recursos y, por lo tanto, la intervención del Estado es diabólica.
¿Por qué constituyen la visión económica dominante?
–Desde una teoría banal, simplista y superficial los alconomistas construyeron una compleja estructura ideológica desde donde emite sus juicios sobre la humanidad cual oráculo. Pero la economía no es sencilla. Los gurúes de la alconomía están respaldados y financiados por los sectores dominantes para fundamentar, de una forma falaz, el completo desmantelamiento del Estado de Bienestar y así imponen la tiranía de las finanzas y la austeridad. La mayoría de las explicaciones sobre la crisis que se pueden leer en los medios especializados son falsas y engañosas. La economía neoclásica no es lógicamente poderosa, técnicamente fuerte y empíricamente válida. Por el contrario, su lógica es contradictoria, las técnicas son desprolijas y la economía real refuta sus generalizaciones bastante seguido. Nosotros debemos rechazar sus posturas reaccionarias.
¿Considera que es posible dejar de lado las teorías y políticas neoliberales?
–Existe una alternativa al mundo neoliberal. Como sucedió en 1930, las políticas activas de los gobiernos pueden ser exitosas para rescatar a las economías del colapso. Para controlar al capitalismo se necesitarán reformas fundamentales con el objetivo de restringir el poder económico y político del capital financiero. Primero porque las economías no ajustan automáticamente hacia el pleno empleo, por eso los países deben institucionalizar programas macroeconómicos contracíclicos donde la política fiscal sea el instrumento activo. De ser necesario deberán establecer controles de capitales e intervenir en el mercado cambiario para estabilizar la balanza de pagos. Se debe eliminar el desempleo a través de programas universales de ingresos mínimos. Hoy muchas de esas políticas se dejan de lado por los supuestos efectos que podrían tener sobre los mercados financieros. El sector público debe controlar el sistema financiero. Para todo eso es necesario fortalecer a las clases trabajadoras para reestablecer una alianza política que permita avanzar en ese sentido
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