Sábado, 23 de mayo de 2009 | Hoy
¿COMO SE POBLO EL CONTINENTE?
El poblamiento de América es motivo de especulaciones, teorías, conjeturas. Es casi seguro que todos los habitantes originarios entraron por el estrecho de Bering cuando estaba emergido. Pero las preguntas subsisten: ¿cómo hicieron para poblar tan rápido el continente, desde Alaska a Tierra del Fuego, con culturas tan diversas?
Por Martin Cagliani
Quinientos años atrás los europeos se encontraron con un continente del que no tenían noticias y que tampoco se imaginaban. Lo más extraño es que esa inmensa cantidad de tierra estaba habitada por lo que parecía ser gente. ¿Por lo que parecía ser gente? ¿Eran animales? Los europeos se tomaron su tiempo en reconocer a los indígenas americanos, esas “nuevas” culturas como seres humanos, pero cuando lo hicieron, comenzaron a preguntarse cómo habían llegado a ese continente olvidado. Es la pregunta que hoy en día se siguen haciendo los antropólogos.
Lo que se conoce como el “Poblamiento de América” presenta una serie de problemáticas: una es cómo llegaron, otra es cuándo lo hicieron, y la tercera es cómo llegaron a poblar todo el continente. Desde los viajeros europeos del siglo XVI hasta los arqueólogos de la actualidad, todos aportaron a un debate sobre cuestiones que, en principio, se evidencian más complejas de lo que se pensaba siglos atrás.
El principal problema en el siglo XVI era que en la Biblia no se hablaba de esta gente “nueva”, los hijos de Noé no habían ido a ningún continente en medio del Atlántico. Recién en 1537, 55 años después del “Descubrimiento”, el Papa decretó que se los debía reconocer como humanos.
Así empezaron a desfilar ideas tales como que eran judíos de las diez tribus perdidas, o descendientes de algún hijo perdido de Noé. También se barajó la posibilidad de que los primeros americanos fuesen algunos extraviados, como por ejemplo fenicios, romanos o soldados de Alejandro Magno, que navegando hacia algún sitio habrían llegado, sin querer, a América.
Pero ya en 1590 se esbozó la primera explicación racional sobre el Poblamiento de América: el jesuita J. De Acosta ya en aquellos tiempos suponía que habían llegado desde Asia, y por el norte, en una época en que era poco lo que se sabía sobre el continente. Con alguna de las principales sociedades científicas constituidas como tales, el siglo XIX enarboló una serie de teorías que apoyaron sobre la idea de que el hombre llegó a América atravesando el Estrecho de Bering.
Las teorías científicas más recientes coinciden en que aquellos hombres cruzaron el estrecho que separa Asia de América hace varios miles de años, pero no navegando sobre el mar, sino caminando por tierra. Una tierra que hoy está cincuenta metros bajo el agua. Se trata de lo que los geólogos llaman Beringia, una región que habría quedado expuesta cuando el nivel del mar bajó gran cantidad de metros en épocas de mucho frío.
Esas épocas de frío extremo son conocidas como glaciaciones, y se caracterizan por haber acumulado grandes cantidades de agua congelada sobre los continentes. Eran inmensas masas de hielo, super glaciares, no que poco tienen que ver con los cada vez más derretidos de hoy en día.
Esa lengua de tierra, que quedó expuesta por la bajada del mar, tenía unos 1500 kilómetros cuadrados y unía Siberia (Asia) y Alaska (América). No era un simple corredor, sino una gran llanura de clima templado y un ecosistema similar a la Patagonia actual. O sea, casi idéntico al medio ambiente de la época en Siberia, de donde vinieron los primeros pobladores.
Este “puente” de Beringia emergió sólo durante los períodos de más frío, que se dieron hace unos 35 mil años atrás, y otro más reciente entre 22 y 10 mil años atrás. Lo cual funcionó como base para dos teorías actuales sobre el Poblamiento de América, la larga y la corta: o llegaron hace unos 30 mil años, y se dispersaron por el continente a lo largo de miles de años, o lo hicieron hace unos 15 mil años, y con una velocidad increíble llegaron hasta Tierra del Fuego, donde la presencia humana más antigua está datada en siete mil años atrás.
Pero como decíamos antes, cuando Beringia estaba emergida era época de glaciaciones, y todo lo que hoy es Alaska y Canadá estaba cubierto por inmensas masas de hielo. Para lidiar con este problema hay otra vez dos hipótesis: una es que sortearon los hielos descendiendo al sur por las costas, que sí estaban disponibles para el paso, y tenían fauna, flora y clima benignos.
La otra es que un corredor libre se habría formado entre las dos masas de hielos del Norte de América, una en Alaska y otra en Canadá. Ese pasaje tendría unos 25 kilómetros de ancho, con un clima y ambiente tórridos. Se estima que podría haberse generado cuando las temperaturas ascendieron un poco, entre 14 mil y 11 mil años atrás.
También se supone que los primeros americanos habrían vivido sobre el “puente” de Beringia durante varios miles de años, y que habrían pasado al continente con la aparición del “corredor”. Pero esta hipótesis no es la más aceptada en la actualidad.
Hay dos grandes posiciones contrapuestas sobre cuándo y cómo se pobló América. Una es la llamada Consenso de Clovis (apodada dictadura de Clovis) que dice que los primeros pobladores habrían arribado hace unos 15 mil años por Beringia y por el corredor. Estos habrían originado a los paleoindios, cultura representada por herramientas líticas en el famoso yacimiento arqueológico de Clovis y otros más de América del Norte que como muy antiguos llegan a los 13 mil años.
Estos paleoindios se habrían ido dispersando por el resto del continente, dando lugar a culturas tan diferentes como los aztecas, mayas, incas, mapuches y selknam de Tierra del Fuego. Pero la otra posición sale al cruce desechando los supuestos del Consenso de Clovis porque no se sostienen si se toman en cuenta los yacimientos arqueológicos de América del Sur.
Existen evidencias de hace 7 mil años en Tierra del Fuego, 13 mil años en Piedra Museo y 12 mil años en Los Toldos, ambos en Santa Cruz. Y el yacimiento más antiguo de toda América está en Monte Verde, Chile, con 14 mil años. Hay de 12 y 13 mil años en Perú y Venezuela. En México, hay yacimientos aceptados de unos 13 mil años, y otros más controvertidos con 20 mil (Tlapacoya). En Estados Unidos no pasan de 13 mil años de antigüedad.
Entonces la pregunta es ¿cómo hicieron los primeros pobladores para generar todos esos yacimientos en tan poco tiempo? La respuesta es que deben haber llegado antes, en el período entre 30 y 20 mil años atrás. Uno de los métodos de dispersión más aceptados es que lo hicieron por las costas, y hacia adentro.
Actualmente, algunos científicos analizan en Argentina el Poblamiento de América desde una visión multidisciplinar. No sólo se estudian los restos arqueológicos, sino la comparación de restos óseos, los estudios genéticos, y hasta modelos por computadora.
Estudios realizados por investigadores del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) determinaron, por diversos métodos, que en unos 6 mil años se podría haber poblado todo el continente. ¿Cómo?
“Las Américas, y especialmente América del Sur, son las últimas masas continentales ocupadas por el Homo sapiens a lo largo de la historia”, dice José Luis Lanata, director del Departamento de Ciencias Naturales y Antropológicas del Centro de Estudios Biomédicos, Biotecnológicos, Ambientales y Diagnóstico (Cebbad) y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Para conocer la forma en que se fueron dispersando por el continente hasta regiones tan aisladas como el Amazonas, los investigadores realizaron simulaciones por computadora. Esto introdujo una novedad: que el modelo de dispersión fue diferente al que tuvo lugar en otras partes del mundo. Se dieron crecimientos demográficos mucho más rápidos de lo que se pensaba.
Este aumento de población motivaba el desplazamiento. En regiones como México, Guatemala y El Salvador, hubo crecimientos veloces, lo que permitió no sólo una dispersión rápida hacia el sur, sino un reflujo con América del Norte. Esto en consonancia con otro estudio del investigador argentino Rolando González-José, en el que se dedujo que hubo varias corrientes pobladoras por la gran diferencia que hay en la forma del cráneo y el rostro de los diversos restos óseos que han sido descubiertos en yacimientos antiguos.
La Argentina gozó por un tiempo del mote de “Cuna de la Humanidad”, cuando el paleontólogo Florentino Ameghino sostuvo en su libro La antigüedad del hombre en el Plata, publicado en 1878, que en las pampas argentinas estaba el origen del hombre. Por ese entonces, Ameghino estaba convencido de que América había sido el centro de la evolución de todos los mamíferos. Pero no pasaría mucho tiempo antes de que otros autores dejasen sin efecto sus teorías, basadas en reconstrucciones erróneas de huesos que ni siquiera eran tan antiguos.
¿Pero cómo se pobló el territorio de lo que hoy es Argentina? Un estudio reciente de científicos de la Universidad Nacional de Córdoba descubrió, gracias a la comparación de restos óseos, que las corrientes de población originarias de nuestro actual territorio llegaron por el noreste, por el territorio que comprende actualmente a las provincias de Misiones y Corrientes.
Así se movieron por la región costera este hasta la Patagonia y Tierra del Fuego. Un rebote de esta población del sur habría arribado luego a las Sierras Centrales y la región de Cuyo. Se cree que esto ocurrió hace por lo menos unos 13 mil años.
La pregunta del millón es: ¿por qué? ¿Qué hizo que los cazadores recolectores de Asia se aventurasen a territorio desconocido a colonizar un continente? ¿Y qué los motivó a seguir, y seguir, hasta llegar a Tierra del Fuego? Lo cierto es que los primeros americanos, que en realidad eran algún grupo de siberianos, tuvieron que recorrer grandes distancias a pie desde Siberia, cruzar el puente de Beringia, luego recorrer las costas y adentrarse en territorios desconocidos.
Al leer estas teorías se puede pensar que esos primeros americanos iban a pie siguiendo a un líder, explorando. Pero una migración es algo muy complejo. Esos pioneros no sabían que eran pioneros, ellos no tenían noción de que no había otros seres humanos delante de ellos. Tampoco imaginaban que había un inmenso continente por delante. Ellos sólo veían la región “de aquí cerca”.
Las razones que provocan el desplazamiento de las poblaciones de cazadores recolectores suelen ser dos: seguir a su alimento, es decir, a las manadas de animales salvajes; o porque las cosas en casa no van bien, ya sea por condiciones climáticas adversas, escasez de alimentos, o alguna otra razón, que los hace buscar un territorio más propicio para desarrollarse. Si el del oeste está ocupado, vamos más al este. Así lo fueron haciendo diversas poblaciones a lo largo de estaciones, años y siglos. A medida que esas poblaciones a su vez se dividían, iban colonizando, dividiéndose y poblando nuevos territorios.
No pretendían colonizar nuevas tierras, sino que iban en busca de lugares más apacibles. Alguna manada de ciervos, que por lo general formaban parte de sus dietas, solía hacer lo mismo: se desplazaban en busca de regiones menos frías o con mejores pasturas.
Si se analiza la historia general del ser humano desde los primeros representantes de nuestro género Homo, pareciera que tenemos una compulsión a movernos. De Africa han salido todas las especies de nuestro género, la nuestra, la última. Esto también podría explicar las migraciones sin necesidad de recurrir al clima, problemas de acceso a la tierra, o guerras. Siempre hay alguno que quiere buscar la novedad, más de uno de esos aventureros habrá sido acompañado por su pueblo. Tal vez uno de ellos pudo ser el que guió a los primeros americanos.
Quién sabe.
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