Sábado, 8 de enero de 2011 | Hoy
INVESTIGACIONES GENETICAS Y UNA HISTORIA DE FAMILIA
Hace mil años los vikingos fundaron dos colonias en Groenlandia y visitaron varias veces el norte de América.
Hay pruebas escritas y arqueológicas de estos viajes, pero nadie sabía que hoy mismo podría haber indígenas americanos entre los descendientes vikingos de Islandia, o al menos en sus genes.
Por Martin Cagliani
Islandia es una isla ubicada bien al norte, a medio camino entre Noruega y Groenlandia. Apenas tiene unos 100 mil kilómetros cuadrados de territorio, un tercio de la provincia de Buenos Aires. La población actual es cercana a 300 mil habitantes, todos de origen nórdico... o al menos eso se pensaba.
Las historias literarias islandesas, conocidas como Sagas, contaban que los primeros en llegar lo habían hecho hacia el año 870 provenientes de lo que hoy es Noruega e Irlanda, en aquellos tiempos territorios con diversas ciudades vikingas. Un grupo de genetistas islandeses y españoles decidió probar las historias escritas mediante estudios de ADN.
Los genetistas estudiaron miles de muestras de ADN mitocondrial de islandeses y descubrieron que sólo un 37 por ciento de la población actual de Islandia tiene sus ancestros entre los escandinavos, y que el porcentaje restante los tenían entre escoceses e irlandeses. Pero lo que resultó de lo más extraño fue un único linaje mitocondrial, que pertenecía al grupo genético conocido como haplogrupo C1.
Los haplogrupos son utilizados para definir poblaciones genéticas, los haplogrupos que son tomados del ADN mitocondrial sólo se transmiten de madre a hijo. Así que el estudio del ADN permite rastrear a los antepasados a través de las líneas maternas.
Hay diferentes haplogrupos en el mundo, y uno de ellos es el C1, que si lo ubicamos geográficamente está muy lejos de Islandia y de las zonas de donde provinieron sus ancestros. El grupo C1 pertenece a poblaciones de nativos americanos y grupos originarios del este de Asia.
Es el grupo que pobló América hace unos 30 mil años, como ya vimos aquí en Futuro en un artículo pasado. Así que lo extraño es encontrar que de entre los 300 mil islandeses actuales, casi todos ellos de piel pálida, ojos celestes y cabello claro, hay algunos miles cuyos genes son de origen americano.
Si uno estudia la historia puede no resultar tan extraño que aparezca este grupo genético en Islandia. Hay dos grandes historias islandesas conocidas como las Sagas de Vinlandia, que relatan los viajes de varios vikingos a unas tierras fértiles más allá de Islandia. Son la Saga de los Groenlandeses y la Saga de Erik El Rojo.
Cuentan estas historias que Erik Thorvaldsson, más conocido como Erik el Rojo, tenía problemas con la Justicia en Islandia, por lo que decidió partir con su familia y todos los acompañantes que pudo conseguir, a colonizar unas tierras que ya varios marineros venían diciendo que se podían encontrar si se navegaba hacia el oeste.
Era el final del siglo X, ya nuestro planeta estaba pasando por lo que se ha conocido como la pequeña era cálida. Una época en que el clima era bastante más cálido que ahora allí en el norte, lo que les permitió a Erik y a sus seguidores viajar a Groenlandia sin encontrar un solo iceberg en el camino. Erik le puso Groenlandia a la tierra, que significa tierra verde. Pero si bien el clima era más benigno, ese nombre no fue más que una muy buena campaña de marketing de parte del vikingo para conseguir seguidores.
Allí llegaron a fundar al menos dos poblaciones con el tiempo. Sería Leif Erikson, el hijo de El Rojo, quien descubriría que más al oeste todavía había más tierras, y mucho más interesantes que las de Groenlandia. Pero los vikingos groenlandeses no querían irse a poblar aquellas tierras, sino que les interesaban los tupidos bosques que Leif había descrito.
Así se hicieron diversos viajes hacia lo que ellos llamaron Vinlandia para conseguir la madera que escaseaba en Groenlandia. En uno de los viajes incluso pasaron varios meses allí, llegando a construir casas. Pero la hostilidad de los que ellos llamaban skraelingar los hizo partir nuevamente hacia Groenlandia.
Estos son los relatos escritos. La arqueología ha comprobado que llegaron a lo que hoy llamamos península de Labrador, en Canadá. También se han descubierto los restos de las poblaciones de Groenlandia, que se cree fueron abandonadas cuando pasó esa pequeña era cálida, y comenzó lo que se llamó Pequeña era de Hielo. Esto ocurrió hacia el 1300 cuando el frío asoló Europa, y ya no se tuvieron noticias de los colonos groenlandeses, que pronto cayeron en el olvido.
Por el lado de la genética, comprobar si efectivamente ese haplogrupo C1 presente entre algunos islandeses es efectivamente de origen americano es un trabajo digno de Sherlock Holmes. No alcanza con estudiar los genes en un laboratorio, hay que acudir al campo y a la historia.
Los genetistas se valieron de una base de datos genética conocida como deCODE, que sigue las líneas maternas de 720 mil muestras incluyendo a todos los islandeses contemporáneos. Allí figuran la fecha de nacimiento y muerte, y el lugar donde habitó dentro de la isla cada uno de los islandeses desde 1650 hasta la fecha.
Rastreando todas las líneas maternas de la muestra genética con la que contaban, los científicos llegaron a descubrir cuatro líneas diferentes que tenía el haplogrupo C1. Pudieron descubrir cada uno de los ancestros de los linajes entre la base de datos. Eso los llevó a dos mujeres que nacieron en 1720, una que lo hizo en 1740 y otra en 1710. Las cuatro vivían en la misma zona de Islandia, los científicos asumen que eran hermanas.
No hay datos que puedan rastrear más atrás en el tiempo el origen de esos genes americanos, ya que la muestra no llega más allá de 1650. Como contábamos antes, el contacto que hubo entre poblaciones nórdicas que vivían en Islandia y Groenlandia con América fue alrededor del año 1000, o sea que hay un hueco temporal grande.
Pero el argumento más simple y plausible, según los autores del estudio, es que la primera mujer del linaje C1 islandés era originaria de América.
Una posible prueba histórica de este supuesto de los científicos la aporta la Saga de Erik El Rojo, donde se relata que uno de los descendientes de Erik llegó a una región que los vikingos llamaron Markland, donde se toparon con una familia indígena, un hombre y su mujer con dos niños.
Los adultos lograron escapar de los vikingos, pero los niños fueron capturados y llevados en la vuelta a Groenlandia. Allí aprendieron la lengua de sus captores, y fueron incluso bautizados cristianos, una religión que estaba ganando adeptos entre los nórdicos justo para esos tiempos.
No se dice nada más de esos niños, ni si alguno de ellos era mujer. Pero lo más probable es que hubiese varios de esos encuentros entre los vikingos y los indígenas americanos, y es posible que alguna de las mujeres americanas, o una hija de una americana y un vikingo, hubiese llegado a Islandia con los que abandonaban la Groenlandia cada vez más fría.
Lo cierto es que el único dato que tienen para acercar la información genética a la histórica es que el linaje C1 descubierto en Islandia es más parecido al tipo C1 originario del noreste de Norteamérica que a los de otras regiones. O sea, de la zona del Labrador, donde los hijos de Erik el Rojo capturaron a esos niños indígenas. Quién sabe, tal vez uno de ellos era una niña, y hoy en día cientos de islandeses pueden llamarse sus descendientes. Sea como fuere, es una linda historia familiar.
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