Viernes, 17 de julio de 2009 | Hoy
DIEZ PREGUNTAS > A CLAUDIA ACUñA*
*PERIODISTA, UNA DE LAS INTEGRANTES Y FUNDADORA DE LA COOPERATIVA DE TRABAJO LAVACA, CUYO OBJETIVO ES GENERAR HERRAMIENTAS, INFORMACION, VINCULOS Y SABERES QUE POTENCIEN LA AUTONOMIA DE LAS PERSONAS Y SUS ORGANIZACIONES SOCIALES A TRAVES DE LA EDICION DE LIBROS, UN PERIODICO, UN PROGRAMA DE RADIO Y UN CENTRO CULTURAL. MAS INFORMACION: WWW.LAVACA.ORG
Una frase del filósofo John Zerzán: “Hacé algo o callate”. Y los que me conocen, saben lo difícil que es hacerme cerrar la boca.
Cada uno aporta lo que sabe y lo más valioso que tiene: su tiempo. Todos hacemos varias y diversas cosas al mismo tiempo: el bar, la página web, la revista, el programa de radio, los libros, las clases de nuestra Cátedra, los talleres. Cada una de esas cosas genera los recursos que necesitamos para ganarnos la vida con alegría. Modesta y felizmente.
Nosotros no usamos el término “contrainformación” porque remite a un esfuerzo por el contrarrestar algo: la mentira con la verdad, por ejemplo. Pero hoy la verdad es algo muy complejo. Podemos tener el dato exacto de los muertos por una epidemia y no saber nada acerca de qué la genera o convertirnos en un engranaje de reproducción de la peor de las pestes modernas: el miedo. La comunicación, para nosotros, no puede pensarse hoy de “abajo hacia arriba”, ni de la “sociedad civil” hacia las instituciones. La comunicación debe crear vínculos humanos. La pregunta entonces es ¿por qué dedicar energía a contrarrestar los efectos de la emisión monopólica, si se pueden crear muchas otras sintonías? La diversidad hace la fuerza. La cuestión más bien consiste en comprender la complejidad del modelo actual de poder, que contempla diferentes grupos de reglas y diferentes autoridades que las predican. Y rebelarse a todas y cada una de ellas. Elegir libre y creativamente desde qué lugar hablar, sobre qué y con quiénes es la primera tarea de un medio de comunicación que se piense en sintonía con estos tiempos, esos que las tecnologías siembran con nuevos desafíos que nos plantean nuevas preguntas. Así las cosas, cualquier proyecto de comunicación, por más disparatado que parezca, no implica ya ninguna posibilidad de derrota, siempre y cuando se esté dispuesto a pensar críticamente todos los componentes de su fórmula. Y de sus posibilidades de formular tantos cambios como sean necesarios dependerá ser parte de lo que aún no terminó de nacer o de aquello que se resiste a morir. Desde nuestro punto de vista, se trata de una oportunidad fabulosa: estamos obligados a soñar.
Una acción: la libertad de prensa la hacés vos, yo y cada quien. No es una abstracción, un derecho, sino un ejercicio, un acto. Y si no hacés algo, estás haciendo mucho: tu silencio construye mi cárcel. Así como tú grito la revela, impúdica.
Mi opinión es simple: quiero ver. He visto muchos gobiernos democráticos agitar el tema para lograr una cuota más alta de negociación en el mercado negro del poder mediático mafioso. Pero es cierto que la realidad actual indica que hay un factor que se fortalece cada vez más: la comunicación comunitaria. La presión de esa realidad puede hoy día lograr cualquier milagro, incluso éste.
460 mil veces, que es la cifra estimada de abortos que las mujeres argentinas están obligadas a hacer clandestinamente cada año.
Varias veces, en mis viajes en el tren Sarmiento. Y siempre hice lo mismo: un escándalo.
Tengo el no fácil, con una única excepción: mis hijos. Creo que nunca les dije que no, pero porque son más razonables e inteligentes que yo.
Para ninguna, salvo para vivir mi vida.
Aborto legal, gratuito y seguro. Si logramos esa autonomía sobre nuestros cuerpos, significará que muchas otras cosas habrán cambiado. Para mejor y para todas nosotras.
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