Viernes, 25 de marzo de 2011 | Hoy
MUSICA
Hace una década que la española Mala Rodríguez transita los caminos del rap y el hip-hop con lírica personal y combativa, abriendo camino a otras mujeres que, como ella, tienen mucho para decir en la lengua propia y por su propia boca.
Por Miss Bolivia
“Siento paz y estoy a gusto en mi piel –manifiesta tranquilísima–. Va pasando el tiempo y yo me siento cada vez mejor.” Muchas fichas le cayeron a la Mala Rodríguez desde su debut y lanzamiento independiente en el ’98. La rapera española, lujo ibérico por derecho propio, transita los senderos del rap y el hip-hop desde hace ya más de una década.
Brotada de los intersticios de una cultura callejera proveniente del ghetto y abriéndose paso en una escena de corte predominantemente machista, la Mala se plantó firme en la tarima desde un comienzo. La energía desplegada en vivo, su aporte al hip-hop en español con lírica combativa de rimas inteligentes, síncopas acertadas y su flow particular, la destacaron enseguida, cautivando la atención del público y la prensa. En dos años comenzó a trabajar con el sello Universal (relación que aún mantiene) y su primer LP fue disco de oro en pocos meses nada más (Lujo ibérico, 2000).
La diferencia estaba trazada. Mezclaba rap con yeites de bulería y surfeaba escalas arábigas sobre bases potentes y grooveras, cantando melodías de una tensión inconfundiblemente propia de la geografía y el espíritu andaluces. Le daba otra vuelta al género, y desde el sur de la península lo devolvería al mundo digerido y con sello propio. El camino era de ida y, transitando un recorrido salpicado de numerosas y variadas colaboraciones, trascendió el Viejo Continente conectando al rap con otros ritmos (pop, reggaetón centroamericano, r & b) y combinando temas con diversos artistas como Calle 13, Julieta Venegas, Nelly Furtado y Tego Calderón, entre otros. La Mala María trazaba su cartografía mientras el horizonte musical, comercial y creativo se expandía a paso firme.
–Siempre tuve y tendré presente lo social. Creo que es lo que más me preocupa. En todas las letras me posiciono desde mi lugar en el mundo. Trato de poner lo personal y en cada historia se plasman mis opiniones. Cuento historias de amor, de familia, del mundo y la comunidad.
Ya picando retrospectivamente la discografía de la Mala se evidencia una progresiva transformación del crudo voltaje original cargado de enfado explícito y combate directo, en críticas, sagaces pinceladas de humor y agudeza. Con la evolución estilística, la fuerza e intensidad comenzaron a lograrse en base a la destreza métrica y la profundidad poética: “Me siento menos enfadada con todo, pero principalmente estoy menos enfadada conmigo misma. Estoy más reflexiva, podría decir. ¡Pero qué cosa absurda! Estar mal con nosotros mismos... Me he amigado muchísimo. De todos modos, siempre tendré claro que la batalla es mejor cuando hay lucha, y sigo aprendiendo...”.
–Primero y principal: que enfadarme conmigo, eso nunca más. Quiero seguir latiendo a lo largo de todo el camino. Me dediqué a la música y quiero saberlo todo sobre ella. Sobre mi cuerpo, mi aire, mi voz y mi garganta. Escucho y aprendo de otros cantantes también. Si estás dispuesta a aprender, nunca se acaba la lección. Y eso le da mucha alegría a mi vida.
Dice que las colaboraciones con otros artistas le han enseñado a ampliar su propia cosmovisión: “Siento que puedo aproximarme a temáticas ultra profundas desde nuevas y variadas perspectivas; y me pongo en mis zapatos, pero también me pongo los de otros. Hay nuevas metáforas y se generan nuevas formas de expresión, ya sea en el contenido o la sonoridad”.
En el esquema clásico del hip-hop, un MC (o rapero) es literalmente el Maestro de Ceremonias, que auspicia y lleva las riendas (micrófono en mano) sobre bases rítmicas o loops que un DJ dispara desde las bandejas. Operando malabarismos métricos, provocaciones gramaticales y lingüísticas, el MC narra, improvisa, se pronuncia y pregunta. Es un cronista, primo del Payador, el Trovador, el Poeta y el Reportero. Puede rapear canciones armadas, o hacerlo en clave freestyle (de estilo libre), donde ya no hay estructura preparada sino la sola pauta de la improvisación desplegada al máximo para que la conciencia se relaje y las palabras y lo importante puedan fluir (¿recuerdan el psicoanálisis?). Cada rapero tiene su cadencia rítmica, su propio flow, y esa marca es lo que lo distingue del resto.
Transformación y aprendizaje constantes, mutación a través del ritmo y la palabra. Eso es rap. Y en ese ambiente, Mala Rodríguez emergió como mujer pionera y abrecaminos; una MC guerrera en el micrófono, llegada para contar y quebrar estructuras. Su aparición en la escena y posterior clasificación en la liga mainstream contribuyeron a visibilizar la presencia de muchas mujeres sobre la tarima, especialmente de la comunidad hispanoparlante. Actualmente, y en distintos puntos del globo, son varias las artistas que se han ido posicionando con la bandera del rap, realizando acciones políticas a través del micrófono. Para una escucha más didáctica, chequear artistas como la dominicana Ariana Puello, la sevillana Lola de KMK, Anita Tijoux de Chile, Actitud María Marta y Sara Hebe en la Argentina. Distintas formas de encarnar la presencia ovárica en un reducto mayormente masculino que se va flexibilizando con el paso del tiempo, porque en ese sentido evoluciona el género. La Mala acota: “Conozco varias raperas y me gusta hablar de ellas, porque las hay; pero todavía siguen siendo muchos los hombres y pocas las mujeres en el estilo. Muchas chicas trabajan duro para sacar su material y sé que la cosa está bien difícil”.
A fines de marzo, MR regresa a la Argentina para presentar su último trabajo, Dirty Bailarina. En su anterior visita, presentando el consistente y catapultador Malamarismo, ya había detonado el escenario del Teatro de Colegiales, dejando el salón bien caliente y sin que cupiera un alfiler: quedó claro quién era la Mala. Esta vez, promete un show intenso “presentando las canciones del nuevo disco y compartiendo con la gente las de siempre”.
–Escuché de todo, música americana mayormente, pasando por el soul, el rhythm & blues y el jazz clásico. También he investigado cosas antiguas del pop. Es decir, escucho cosas nuevas que salen, pero escucho mucho también lo viejo. Me gusta descubrir y resucitar artistas que ya están muertos. De lo nuevo, estoy escuchando Janelle Monáe y Esperanza Spalding. De la Argentina, Miranda! me parece súper divertido.
Dirty Bailarina (Universal, 2010) es el cuarto LP de Mala Rodríguez y fue lanzado al mundo a mediados del año pasado. Nominado al Grammy Latino como Mejor Album Urbano y galardonado con el mismo premio a la Mejor Canción Urbana por el tema “No pidas perdón”, transita un camino prolífico. Co-producido por el español DJ Griffi y el productor norteamericano Focus, Dirty Bailarina viene mucho más cantado que los discos anteriores, con rimas y sonidos que refuerzan el sello personal Mala Rodríguez, y un flow relajado en cadencia, aunque no en intensidad: “Creo que Dirty Bailarina tiene mucha calidad, y una gran y muy clara dirección”.
Mientras que en “Por eso mato” arranca diciendo: “A la mierda las instituciones / toda clase de partido, de gobierno y de tradiciones / malos ejemplos, con condiciones / que hacen que la vida se base en sobrevivir”, en un emotivo “Cuento indio (Ama)” remata: “El arte es amor infinito / la vida da vueltas, estamos escritos / esas vueltas son la evolución / cada uno elige su destino y su situación / libérate del 4x4 / pasa con tu vieja un rato...”.
Palabras balas, palabras bellas. Lo mundano y lo elevado. Rima urbana con estilo. Es la síntesis que MR dice buscar ya desde el nombre del disco.
–Sigo presentando el disco, disfrutando de la música y sin ninguna pretensión. Trabajo a diario pre-maqueteando cosas nuevas. No sé hacia donde voy. Sí sé lo que hice, y lo que estoy haciendo. Voy a disfrutar y ver qué más hay dentro de mí.
La emperatriz urbana sabe: “Cuando hago música, lo más importante es la música”.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.