Viernes, 26 de agosto de 2011 | Hoy
Una niña de 12 es violada por el amigo de su padre y logra bloquear ese terrible episodio durante años. Hasta que un día, estudiando en el extranjero, al preparar el café, todo el dolor reprimido estalla violentamente en un brote al borde de la locura, y comienza otro complejo proceso. Tal el relato que propone Elisa K, film español premiado en San Sebastián y elogiado por la crítica que dirigen Judith Colell y Jordi Cadena, con un protagónico notable de Aina Clotet, que se exhibirá fuera de concurso en La Mujer y el Cine. Sin embargo, no se trata de una codirección ni tampoco de una película en episodios: el director –autor del guión– realizó la primera parte referida a la infancia, y la directora la segunda, que arranca de la toma de conciencia del abuso sufrido. Licenciada en Historia del Arte, con un certificate in film de la New York University, docente de dos universidades de Barcelona, Colell ha dirigido, entre otras obras cinematográficas, Nosotras (2001), y ahora responde gentilmente a las preguntas de Las12, en su carácter de directora y de integrante del jurado del la muestra.
–No creo que exista una mirada exclusivamente femenina. Pienso que los cineastas somos individuos y como tales tenemos nuestra mirada personal, diferente de la del otro, nuestro propio estilo que no viene marcado por el género. Es cierto lo que dices de Elisa K y resulta muy ilustrativo de mi opinión: la primera parte, dirigida por Jordi Cadena, es mucho más “femenina” en la acepción tradicional del término, que la segunda. Podríamos matizar y hablar horas del concepto de “femenino”, que tampoco me parece correcto, pero sin duda en Elisa K sucede lo que me comentas: una parte más contemplativa, delicada, sin ninguna concesión al morbo, en la que las mujeres son mucho más fuertes que los hombres y está dirigida por un hombre.
–¿Cuántos cineastas masculinos han tratado el mundo femenino con más acierto que algunas mujeres? Ingmar Bergman, sin ir más lejos. Y en cambio, Kathryn Bigelow es una realizadora que habla a menudo y con mucha percepción del universo masculino. Por eso, no considero que se pueda hablar de una mirada femenina, concepto que nos puede perjudicar antes que favorecernos. En cambio, creo que sí tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas contra la injusticia y el absurdo que representa ese 10 por ciento actual de mujeres cineastas.
–Considero muy importante que sigan existiendo festivales de cine dirigido por mujeres porque es evidente que hay todavía una posición de clara inferioridad, cuyas causas no logro entender. Como cineasta, nunca he tenido problemas para encontrar productora o financiación, pero otra cosa muy distinta es ese “techo de cristal” que existe en cuanto a nuestra presencia en los medios, en los festivales, en las listas de mejores obras, etcétera. No sé por qué motivos los nombres de mujer tienden a desaparecer cuando se elaboran los listados... Alguna vez se lo he preguntado a algún periodista o director de festival y la respuesta es siempre la misma: “Es que no hay”. ¿De verdad no hay? Sería genial que no tuvieran que existir festivales de cine de mujer para demostrar que existimos, porque significaría que ya no hay ningún tipo de discriminación. Pero actualmente no es así. Creo que las muestras de Barcelona y de Buenos Aires tienen un claro paralelismo, hacen un gran trabajo luchando por mostrar películas que de otra manera no se podrían ver.
Elisa K, el sábado 3/9 a las 18 en el Malba
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