CARO LIBRO
La obra invisible de Gordon Matta-Clark
Libros de mucho(s) peso(s)
Gordon Matta-Clark murió a los 35 años, sus intervenciones arquitectónicas duraron apenas seis años y, para colmo, ninguno de sus trabajos quedó en pie. Pero fue ésta, su aparente indiferencia hacia lo permanente, lo que después de su muerte en 1978 inspiró la leyenda: el furibundo James Dean de la escena del arte, el violento anti-arquitecto, el creador de la ana-arquitectura, el héroe de culto del downtown neoyorquino, el hijo del surrealista chileno Roberto Matta y el ahijado de Marcel Duchamp. Lo cierto es que Matta-Clark todo lo destruyó: cortó edificios, agujereó paredes, rompió ventanas y, según su amiga Joan Simon, también corazones.
Matta-Clark trabajó sobre el espacio que queda entre las cosas, un espacio crítico, atravesado por la energía y la esperanza. Ned Symth, uno de los asistentes del artista escribió: “Solíamos entrar a los edificios que estaban a punto de ser demolidos al sur del Bronx y, sierra en mano, cortar grandes formas geométricas en las paredes, los techos y el piso. Era un trabajo aterrador, con bloques y bloques de edificios derruidos, habitados por drogadictos y vagabundos. Gordon miraba extasiado las capas de yeso y las vigas que iban apareciendo como si fueran excavaciones arqueológicas”. Pero a medida que sus cortes se fueron complejizando, las visitas a los lugares se tornaron peligrosas, se decía que las construcciones estaban, cada vez más, al borde del colapso. Hasta que colapsaron. Y Aunque Matta-Clark sabía que eso ocurriría y por eso tomó fotos, hizo dibujos y filmó los interiores, uno ha quedado para siempre excluido de la sensación física de estar ahí, de la sublime sensación de abismo ante el peligro inminente.
Unos treinta años después de su muerte, con la apertura de sus archivos en el Centro de Arquitectura de Montreal, los críticos han comenzado a estudiar el genio de un hombre alevosamente ignorado. La historiadora Pamela M. Lee, en Objects to be Destroyed publicado por el MIT Press realizó la primera monografía exhaustiva sobre la vida del artista en el contexto de los años ‘70 norteamericanos. Es un análisis agudísimo sobre los proyectos de Matta-Clark donde, entre otras cosas, Lee se pregunta sobre cómo las ideologías de progreso han alimentado la fantasía de la arquitectura moderna y cómo la producción del artista irrumpe en la escena astillando para siempre la idea de deconstrucción. Y a la vez la autora identifica uno de los problemas clave para su interpretación: “Estudiar a un artista cuyo principal modo de producción está inminentemente ligado a la destrucción de su obra”. Por eso un libro sobre Matta-Clark no puede dejar de parecer fantasmal: la carrera fue brevísima, el artista ya se ha ido, y el trabajo, en sí, ha desaparecido. Y sin embargo, a través de sus muchas fotografías, algo de la fragilidad visceral del artista, lo que él llamaba “mi fino borde”, se presiente, aun cuando sólo sea por unos instantes.