Sábado, 19 de mayo de 2012 | Hoy
Los vecinos siguen haciendo cosas que deberían hacerse por ley, como preservar edificios, lograr rezonificaciones y denunciar entuertos.
Por Sergio Kiernan
Preservar esta ciudad acosada por la especulación inmobiliaria implica usar una lupa. Ningún gobierno porteño se lució, ni mucho menos, en poner límites a la destrucción de edificios patrimoniales para que alguien haga negocio, pero el macrismo llevó la pasividad al nivel de complicidad. No extraña, porque es un gobierno completamente armado por “profesionales de la industria”, con un ingeniero civil a la cabeza.
El resultado neto es que no hay leyes que permitan ordenar de una vez el tema y tampoco hay la menor intención de que la Ciudad tenga la capacidad de hacer cumplir sus leyes. Los inspectores son pocos, las multas risibles, los castigos flojos y sólo se para todo cuando muere alguien, porque interviene la Justicia. El único límite real es que no haya derrumbes con víctimas.
Con lo que los vecinos de esta Buenos Aires viven batallando para salvar edificios individuales, manzanas o sectorcitos de la “plancheta” del código, haciendo a la criolla y con pasión lo que debería ser planeamiento urbano y legislación. Amparos, presión y audiencias públicas terminaron siendo herramientas para estos vecinos movilizados que, pedacito por pedacito, están arreglando la Ciudad.
Esta semana, por ejemplo, hubo dos audiencias típicas, ambas en el Salón Perón de la Legislatura porteña. El martes se habló ante diputados de la Comisión de Planeamiento de salvar dos sectores de Villa del Parque del acoso de los edificios en altura. El proyecto 1267/11 de Martín Hourest busca preservar el carácter residencial del barrio, con sectores de casas bajas y densidad media.
Villa del Parque, nacida como loteo hace alguito más de un siglo, es de los barrios creados en los espacios abiertos del perímetro de la flamante Capital de 1879. Las chacras tuvieron que esperar al ferrocarril y al tranvía para urbanizarse y los ingleses del Cuyo le dedicaron una muy hermosa estación, llamativa por su escala. El barrio todavía preserva restos de su barrio inglés, de chalets eduardianos encantadores y grandes extensiones de casas con patio o jardín. El centro comercial sigue siendo la calle Cuenca, a la vera de la estación, largamente estirado hacia la avenida San Martín.
El proyecto de Hourest fija en 15 metros la altura máxima a construir en dos polígonos. Uno es formado por la mano par de Nazca, el fondo de parcela de San Martín, el de Beiró, el de la vereda impar de Cuenca, el de la impar de Tinogasta, el de Helguera y las vías del San Martín. El otro toma los fondos de la mano par de Beiró y Cuenca, de la mano impar de Tinogasta, el eje de Campana, las vías y el eje de la calle San Nicolás. Entre ambos polígonos envuelven el centro viejo del barrio y los primeros sectores urbanizados de la zona. Es algo tan cuerdo que hasta el Copua lo apoya...
El miércoles se habló de otra escala de preservación y ante miembros de la Comisión de Cultura, que escucharon apoyos a la idea de declarar Sitio Histórico al edificio de Oro 2484, esquina Santa Fe. Para quien no ubique el lugar, es el edificio viejo que aloja una panadería, fue pensión y alojamiento para peones de visita por la Exposición Rural, escuela de inglés y un largo etc. Pero el tema esta vez es que allí funcionó la Secretaría de Medios del Frejuli y el cuartel general de campaña en 1973. Allí se festejó el triunfo de Héctor J. Cámpora con una masiva manifestación, tan grande que la dictadura de Lanusse la permitió.
Mónica Capano, titular de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural porteña, recordó esta historia, citando a Miguel Bonasso –en ese momento secretario de Prensa del Frejuli– y recordando con emoción ese día. Lo mismo hizo el periodista Hernán Brienza, que definió el lugar como histórico porque fue el escenario de un festejo popular de primera magnitud. El arquitecto Carlos Blanco, en representación de Basta de Demoler, agregó la caución de que la declaración de sitio histórico no protege físicamente el edificio, o al menos no lo hace taxativamente, y pidió se agregue una catalogación.
Además de su lugar en el imaginario como nudo histórico, el edificio tiene valor material porque es un cada vez más raro ejemplo de los primeros edificios en altura de esta ciudad. Sus interiores tienen un aire criollón y sencillo, alturas enormes y proporciones hoy de ensueño. El acceso a la terraza es por una peculiar escalera plegable, un artefacto ya victoriano de los que deben quedar pocos.
Mientras en el Centro se hablaba de estas cosas, en la zona más patrimonial de Buenos Aires se veían dos casos paradigmáticos de la situación actual. Las últimas tormentas casi derrumbaron y dejaron en estado crítico un conjunto realmente singular de la Ciudad, la Barraca Peña que anda temblequeando en el mayor abandono en Pedro de Mendoza 2983. El edificio boquense, un depósito de los más viejos, está en un APH y fue catalogado como algo especial en 2010, con grado estructural. Estas protecciones no sirvieron para que el edificio fuera cuidado en absoluto. Los vecinos denuncian el abandono ante varias autoridades y andan pensando en hablar con el juez de Quilmes que tiene el complicado caso del saneamiento del Riachuelo, donde se alza la barraca.
No lejos de allí, los vecinos de Proteger Barracas nuevamente hicieron algo que debería estar haciendo el Estado. Resulta que una inmobiliaria estaba ofreciendo para la venta la preciosa casita de Tacuarí 1786, un bombón en perfecto estado y un excelente ejemplo de vivienda colectiva en PH, con casa adelante y departamentos atrás con entrada propia y pasillo largo. El problema es que el aviso de venta contenía dos falsedades, una leve y otra grave.
La primera era definir la cuadra de Tacuarí 1700, casi Finochietto, como “Constitución”, cuando en realidad es Barracas. La segunda era avisar que la casa era un lote apto para construir hasta 2000 metros cuadrados, cuando el 1786 tiene catalogación preventiva cautelar desde noviembre y no puede ser demolido. De hecho, el edificio toca el APH 1 y está completamente incluido en la zona de amortiguación que ya fue votada en primera lectura y acaba de tener la audiencia para la segunda.
Proteger Barracas difundió el caso y varios vecinos escribieron a la inmobiliaria, que prontamente respondió con gran formalidad y avisó que iba a modificar el anuncio. La nueva oferta no habla de FOT ni metros a construir, pero mantiene el precio y no avisa que es un inmueble protegido.
¿No es el Estado el que tendría que controlar estas cosas?
Buenos Aires será la Reina del Plata y el Tango un bien intangible de la Humanidad, casi el único que registra nuestro cuestionable ministro de Cultura, pero el gobierno porteño no está dispuesto a poner ni un céntimo en preservarlo en serio. La diputada Susana Rinaldi aprovechó su doble condición de legisladora y Embajadora Cultural de la Unesco para denunciar la falta de interés activa de Mauricio Macri por preservar un pedacito concreto de la historia tanguera. Es que Macri vetó la ley que expropiaba la casa de Juan de Dios Filiberto.
Rinaldi llevó el tema a París en una reunión con el director del Centro de Patrimonio Mundial Kishore Rao, la jefa de unidad del Centro para América Latina y el Caribe Nuria Sanz, el vicedirector general para la Cultura Francesco Bandarin y Fuad Pashayev, representante del Programa de Embajadores de Buena Voluntad.
Los vecinos de Caballito festejan que la Legislatura finalmente catalogó la muy linda quinta de la calle Rosario, un testimonio de lo bella que supo ser esa zona de la ciudad. El proyecto original fue de Hourest y de Patricio Di Stefano, ambos ahora ex legisladores, y fue impulsado en estos meses por Pablo Bergel. En el origen están los pedidos del medio barrial Horizonte y Proto Comuna Caballito. El edificio es la casa que el arquitecto Aldo Flandoli le construyó a la familia Sureda en 1922, cuando era lo más algo que había en la cuadra.
Es una suerte que estos proyectos no hayan sido abandonados luego de que sus impulsores dejaron de ser diputados. El panorama para este año parece ser mucho, mucho más gris. El ámbito natural para discutir catalogaciones y APH es la Comisión de Patrimonio de la Legislatura, creada por Teresa de Anchorena y presidida por Di Stefano. Pero este año pasaron varios meses hasta que se constituyó otra vez, con una mayoría macrista. Los diputados Rinaldi, Adrián Camps y Fernando Sánchez quedan en minoría ante el oficialismo.
El blog La Mirada Atenta tiene online una nueva edición, dedicada a un edificio fantasmal, negado. Es el Palacio Unzué, usado como residencia presidencial por Perón y demolido con una saña incivil por eso mismo. En un supuesto simbolismo, el acto de barbarie patrimonial fue justificado como una manera de abrir un lote para construir la Biblioteca Nacional.
El blog es tan prolijo, obsesivo, como siempre y reconstruye gráficamente el notable edificio, que no era de una belleza excepcional pero tenía una escala realmente palaciega. También se pueden ver dolorosas imágenes de la demolición y, en trabajo de detectives, encontrar piezas de la residencia reinstaladas en la Quinta de Olivos, como el frente de una chimenea. Muy recomendable.
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