Xul Solar, una década después
El Museo Xul Solar de Pablo Beitía, en la calle Laprida al 1200, fue distinguido con el primer Premio Década argentino, que otorga la Universidad de Palermo.
Por Matías Gigli
Hace unos años al arquitecto español Oscar Tusquets Blanca se le ocurrió inventar una nueva distinción para las obras de arquitectura de excelencia: el Premio Década. Ahora, Carlos Sallaberry decidió instalarlo en nuestro medio como un galardón que año a año la Universidad de Palermo otorgará a las obras de nuestra ciudad.
El premio consiste en invitar a un arquitecto extranjero de reconocida trayectoria a modo de jurado unipersonal, para que otorgue a su saber y entender un premio a una obra construida hace justo diez años en Buenos Aires. Como era de esperar, Sallaberry decidió invitar por ser la primera edición, al mentor español y creador del premio.
Después de recorrer nuestra ciudad, Tusquets entendió que el Museo Xul Solar era la obra que merecía ser galardonada. El museo que ahora exhibe 86 pinturas y varios otros objetos artísticos de Alejandro Schultz Solari está donde fue su casa de 1929 hasta su muerte en 1963. El edificio, de más de un siglo, era un típico exponente de la arquitectura italiana. La remodelación de Beitía transformó este edificio de cuatro unidades habitacionales sobre un terreno de casi 400 metros cuadrados en museo.
El proyecto fue encargado por la Fundación Pan Klub, creada por la viuda del artista y encargada de preservar su patrimonio y sus ideas. Según el arquitecto, el proyecto de remodelación y ampliación fue concebido interpretando la particular cosmovisión pictórica de Xul Solar, recreando en el gran salón las percepciones de la especial condición de interioridad de la manzana porteña. También la relación con la calle fue de especial relevancia para la intervención de Beitía y se da a través de un portal vidriado que interrumpe el muro antiguo del frente sólo para permitir el acceso del público.
Se sustituyeron los muros y bovedillas en forma gradual, de acuerdo con la percepción en avance desde el ingreso, por componentes de hormigón armado. Beitía organizó el espacio como una nueva urdimbre estructural que libera la planta baja y organiza los recorridos interiores por diversos lugares del museo. Actualmente el edificio de la calle Laprida tiene una ocupación del terreno mayor que cuando tenía el destino de vivienda, ya que en la remodelación se ocupó el fondo libre, integrando el nuevo espacio con la nueva distribución de la planta baja. Esta, ampliada con nuevos entrepisos, concentra los sectores de libre acceso para el público. Además se destinó el espacio del subsuelo a las instalaciones y a un depósito. Se dispusieron dos espacios para cafetería, mantenimiento y sanitarios.
Las terrazas están sectorizadas y distribuidas a fin de sumarse a los recorridos alternativos del museo. Sobre sus grandes paredes aparecen tonos de color que evocan los utilizados por el artista en sus composiciones de carácter urbano y arquitectónico, completados por el recorte azul del cielo porteño.
Por ser la primera edición de su premio en versión argentina, Tusquets premió además dos obras emblemáticas de Buenos Aires, a pesar de ya haber cumplido hace tiempo los diez años de vida: el Banco de Londres y el Teatro San Martín.