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En su día libre en Buenos Aires, Sister Bliss quiere aprender a bailar tango en San Telmo. Es un dato intrascendente para quien no sepa que ella, Sister Bliss, es “la rubia de Faithless”, el combo interracial que cantaba eso de que “fear is a weapon of mass destruction” (“el miedo es un arma de destrucción masiva”) y consiguió varios hits bailables en sus 15 años de carrera. Ahora que ya todos saben de quién se trata, podrán notar que igualmente el dato es intrascendente. Lo importante es que Faithless viene adelantando hace un año su sexto disco, The Dance, y que lo presentará aquí en la próxima edición de Creamfields. Para celebrar su décimo cumpleaños, el festival ofrecerá entre la tarde-noche del 13 y el amanecer del 14 de noviembre una grilla que incluye a Fatboy Slim, Paul van Dyk, Sasha, Richie Hawtin, Calvin Harris y Steve Lawler. Para ir masticando la dieta macroquímica que ofrece Creamfields cada año, aquí van algunos tarascones en plan ping-pong a “la rubia de Faithless”.

The Dance es el primer disco de Faithless en cuatro años, un lapsus que hizo que muchos creyeran que no volverían: “Necesitábamos un descanso. Las giras te secan y necesitás volver a casa y hacer tu vida para tener algo sobre lo que escribir. No queríamos estar presionados, además, y por eso decidimos sacar The Dance por nuestro sello”, cuenta Sister Bliss.

–Igual, en ese tiempo vos, Maxi Jazz y Rollo produjeron y colaboraron en discos ajenos. Volver a estudios no fue difícil. ¿Cuál fue el reto?

–Hacer algo con la quintaescencia de Faithless, pero relevante y válido para las pistas de baile de hoy. Algo que pudimos hacer porque, con mi trabajo de DJ, en seis meses me actualicé a todo lo que estaba sonando.

Casualmente, esa tarea detrás de las bandejas acercó a Sister a Buenos Aires en el verano de 2005, unos meses antes de presentarse en el Southfest de ese año: “Me acuerdo, el público estuvo loco ambas veces y en el Southfest llovió. ¡Es uno de los mejores festivales del mundo!”, dice, no del todo al tanto de que en realidad este año tocarán en Creamfields.

–Habrás visto y puesto en tus DJ sets a muchas bandas que mezclaron, como ustedes, electrónica con hip-hop. ¿Qué distingue a Faithless?

–Creo que Faithless se toma el riesgo, además, de no ser “solamente” una banda bailable. Seguro que nuestros más grandes hits fueron canciones bolicheras, pero hay un sonido muy ecléctico en nuestros álbumes y colaboramos con mucha gente: Dido, Boy George, Mia Maestro, Dougy Mandagi de Temper Trap y otros. Abrazamos no sólo a la música clubber, también al hip-hop, al folk, al ambient y hasta a la música clásica. Creo que esa amplitud tiene que ver con no estancarnos creativamente.

–Con una ayudita de sus amigas: las máquinas.

–Las máquinas y las computadoras ayudan mucho a expandir la capacidad de la gente. Pero creo que las capacidades musicales de las personas son infinitas: no existe un límite para la imaginación humana. Además, hoy por hoy, YouTube es más importante y accesible que MTV. Un video impactante puede ayudar a las bandas a expresarse y llegar a sus fans fácilmente.

Bueno, ellos sí suelen sonar en la radio y, de hecho, cada disco suyo vendió más que el anterior y quedó mejor posicionado en los rankings. “Sin embargo, eso no es una presión”, dice ella. “La presión es hacer algo que te enorgullezca.” Y que les dé de comer, retruca el NO. Ella cierra: “Si vende, bárbaro. Pero estoy orgullosa de todo lo que hicimos, más allá de cuánto haya vendido. Creo que aún somos una banda con una mirada artística y con algo que decir, más que una fábrica de hits comerciales”.

* Faithless toca en Creamfields (Autódromo de la Ciudad de Buenos Aires) el sábado 13 de noviembre.