Jueves, 15 de mayo de 2003 | Hoy
UNA ANTOLOGIA POETICA DEL ROCK ARGENTINO
El libro “Antología-Poetas Rock” reúne poemas y textos varios de 33 músicos y/o letristas de cuatro décadas: de Moris y Litto Nebbia a Boom Boom Kid y Dárgelos, pasando por los inevitables (Spinetta, García, Calamaro), todos tuvieron algo por qué escribir y jugar con las palabras.
Rocas
POR GUSTAVO ALVAREZ NUÑEZ *
Una antología de
poetas rockeros sin Luis Alberto Spinetta no es una antología de poetas
rockeros. Por eso, cuando el 23 de marzo de 2002 recibí un e-mail de
Yuliano Acri (líder de Suavestar) diciéndome “en unos días
te mando la poesía”, sentí que el lento proceso de gestación
del libro tocaba su fin. Había conseguido la figurita difícil
gracias a Yul, quien lo conoce a Luis y supo convencerlo para que forme parte
del libro. Ahí sí. Dos días después obtenía
los poemas del Flaco (“Reflex” y “Tuto”, ver aparte) y empezaba
de una buena vez a tomar forma definitiva un proyecto que hoy en día
contabiliza nueve años. Sí, casi una década.
A mediados de 1994, junto con mi paciente editor Guido Indij y Federico Novick
hablábamos de la posibilidad de lanzar una colección dedicada
a la poesía rock (Patti Smith, Lou Reed, Leonard Cohen, etc.). “¿Y
por qué no compilar poemas de rockeros argentinos?” El primer paso
fue reeditar el emblemático e inconseguible Guitarra negra (La Marca,
1995), publicado originalmente en 1978. El segundo quedó en mis manos:
un libro con poemas (y no letras de canciones) de músicos argentinos.
Por entonces sabía de la existencia de poetas en ciernes dentro de la
grey rockera: algunos los conocía personalmente (Adrián Paoletti,
Francisco Bochatón, Rosario Bléfari, María Fernanda Aldana,
Palo Pandolfo, Adrián Yanzón, Gigio), otros por sus declaraciones
con citas literarias (Miguel Abuelo, Richard Coleman, Dárgelos, Pipo
Lernoud), o porque tenían libros publicados (Moris, Miguel Cantilo, Pedro
Aznar). El ex bajista de Serú fue el único que desistió
de participar: le envié un esbozo de lo que era el libro (ya estábamos
en 1999) y cortésmente adujo que no se sentía a gusto con el “contexto”.
En fin, la cosa siguió. Sumé a Roberto Jacoby (letrista de Virus
y del primer Leo García solista), a Christian Basso (me sorprendió
su libro de poemas La montaña mágica), a Litto Nebbia, a Gabo
(ex cantante de Porco, con una escena y una lírica bastante inusual en
nuestro medio). Hasta obtuve poemas inéditos de Miguel Abuelo, pero nunca
pude contar con la autorización para que vieran la luz.
Mi editor quería que esté Charly García y hacia él
fuimos. Una amiga en común, la guitarrista Marianela Pelzmajer, un día
apareció con unos poemas escritos detrás de la tapa de un disco
de Phil Collins, por eso la presencia de un poema dedicado al ex baterista de
Genesis. Más escritura automática que esa, ¡imposible! La
saga Andrés Calamaro tuvo lo suyo, también. Empezamos a contactarnos
por e-mail en el ‘99. En ese entonces no contaba con Internet en casa,
por lo que me escribía con Andrés vía la máquina
de la oficina de Los Inrockuptibles. E-mail va, e-mail viene, Andrés
iba desplegando historias muy llamativas, y tardé bastante en darme cuenta
de que me estaba mandando poemas. Cuestión, que cosas de la vida, un
día la computadora colapsó y perdí toda esa data. Me quería
matar. Por suerte había logrado bajar un poema “De Efe Blues # 1”,
a la altura del mito.
No podían faltar tampoco los poetas platenses o radicados en su momento
en la ciudad de las diagonales: de Gustavo Astarita (Mister América)
a Manuel Moretti (Estelares) pasando por Sergio Pángaro. El punk rock
local tiene sus representantes: Boom Boom Kid, Ray (El Otro Yo) y Abril Sosa
(hoy Cuentos Borgeanos, ex Catupecu Machu). Están también las
fotografías de la vida cotidiana según Juan Pablo Fernández
(Pequeña Orquesta Reincidentes). Tom Lupo, Pablo Krantz y Pablo Schanton
muestran que sus plumas puede ir más allá del periodismo. También
hubo ausentes con aviso: Vicentico, Fito Páez, Daniel Melingo y Rodrigo
Martín (Juana La Loca), cada uno por motivos entre profesionales y personales,
no pudieron alcanzarme a tiempo su material.
Por otro lado, pese a no escribir poesía, decidí incluir algunas
letras de Daniel Melero, Dárgelos (Babasónicos) y el Indio Solari,
ya que susimaginarios suelen estar atravesados por pulsiones literarias o tienden
a cuidar su poesía rock. Y aquí el gran dilema: ¿son poetas
los letristas?, ¿cualquier poeta puede escribir letras? Tengo en claro
que son dos géneros distintos y ricos en su diferencia y diversidad;
e implican una apuesta muy distinta en cuanto al uso del lenguaje. La poesía
tiene música propia de por sí, mientras que muchas letras necesitan
invariablemente el sostén de la melodía y el arropamiento del
sonido de un grupo.
Con relación a este indicio, el rock transmite epopeyas urbanas, cuenta
los secretos y los murmullos de una sociedad a punto de todo. No tiene por qué
ponerlo siempre en palabras, eso puede estar presente también en la audacia
del sonido de sus guitarras, en la conjunción explosiva del bajo y la
batería; puede encontrarse en lo hiriente o sugestivas que parezcan las
voces; en la lubricidad de la performance del cantante; en los ataques famélicos
de los teclados. El rock es un modo de expresarse a base de líneas de
fuga, las mismas que revolotean y se entrecruzan con las palabras, para formar
una roca maciza pero no única, una roca que contiene en sí el
poder de la desintegración como el de la transformación. Sin embargo,
las palabras aparecen y determinan el vuelo de esas melodías, la acogida
y los conceptos que pondrán en disputa.
Brian Eno dijo alguna vez que “las palabras no tienen importancia, representan
tan poco dentro de lo que es el rock”. Está bien, lo dijo alguien
que puso mucho énfasis en los sonidos y en las texturas como manantial
y magma de transmisión de una obra. Pero no deja de ser una actitud recurrente
en muchos músicos que no les dan valor a las letras. En la otra vereda,
y disputando cierta alergia y prejuicios, songwriters de la talla de Bob Dylan
y Leonard Cohen son propuestos en estos últimos años como candidatos
a llevarse el Premio Nobel de Literatura.
Como decía un conocido animador televisivo que dice haber vuelto de la
muerte, esto recién empieza. Digo, el debate: ¿qué hacemos
con las letras de rock?, ¿cuál es su estatuto literario?, ¿tienen
un estatuto literario?, ¿son un género menor? Es verdad, esto
recién empieza. n
* Compilador de los poemas que integran la antología, que será presentada en sociedad el próximo lunes a las 19 en el Malba, Figueroa Alcorta 3415.
Charly
García ¿A DONDE
MIRA PHIL COLLINS? (Qué tristeza
sin fin Maldito Leonard Cohen, ¡Aguante Phil, carajo! ¿Qué saben los boludos? Rosario Bléfari Acerca de Ella.... Es el deshielo. La herramienta y el buscador al mismo tiempo. Es la fábrica esencial, el regalo adecuado. La justificación del morir. Mi riqueza y mi tristeza. La abundancia decepcionada. El exceso y la prestancia. La disolución de los sentidos, la concordancia de las contradicciones. Trabajando con la imposibilidad en la Arena de los talentos. Morir sin saber. Vivir sin morir. Llegar sin correr. Caer sin subir a ninguna parte. DISFRUTAR MUCHISIMO
DE EFE BLUES # 1 Me llevaron a ver
a un manager Pero volví
tranquilamente al hotel, caminando esas dos cuadras Y las sobredosis de
tacos al PASTOR The Sheraton Kid. Abría la ventana
y veía un ángel
CIUDAD Ciudad es pulmón.
¿Y qué sucede con los ojos al atardecer que reflejan las
luces parpadeantes? ¿Y qué miseria ajena es más fuerte
que la propia si fuera posible verla? Merodeo de la esquina en el hormiguero
desierto. Caminantes del alcohol y el café. Monedas para las fuentes
en el universo del deseo. Pensar sin palabras en la marcha, en el infinito
de una melodía penetrada de obsesión y sensiblería.
REFLEX por un lado, el deseo
arbitrario e incomparable de poblar la oscuridad casi sin recuerdo alguno. manera de lanzarse, la realidad ante la
belleza luce efímera, (parece ridículo
que la felicidad no exista, así, como tal Dárgelos DESIMPERIO ¡Qué
difícil es... encontrarte! ¡Va quedando
atrás... mi romance! Hoy me siento aliado Partiendo en un tren
incierto Se borra la ciudad
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