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El nuevo disco de El Remolón estaba listo y, claro, había que presentarlo en vivo. Pero, ¿dónde mostrar un disco que desde su título (Selva) invoca las fuerzas más salvajes de la naturaleza, con música influenciada tanto por la jungla peruana y los cantos chamánicos como por las canciones quechuas, el dub y la electrónica minimalista? La respuesta la tenía Soledad, la mujer del productor, dj y psiquiatra: “¿Por qué no lo presentas en el Jardín Botánico?”, le sugirió. Gracias a ella es que en el medio de esa fascinante colección de árboles de toda América del Sur y otras latitudes –que el naturalista y urbanista francoargentino Jules Charles Thays (1849-1934) seleccionó por su capacidad para adaptarse al clima porteño–, algunas señoras cincuentonas bailaban en trance natural, parejas quemaban sus dulces cosechas caseras, niños pequeños jugaban a las escondidas y padres trataban de bailar mientras miraban de reojo que sus hijitos no se escaparan del Jardín.

Todo eso completó la propuesta de Andrés Schteinhgart, que dice haberse inspirado en un reciente viaje al Amazonas y su experiencia con ayahuasca para concebir su pequeña Selva virtual sonora. Al fin de cuentas, la propuesta musical de El Remolón es apta para todo público. Todos necesitan un fragmento selvático en sus vidas, y acá está el que, haciéndole honor a su nombre, le da a cada composición su tiempo para que se desarrolle sin prisa ni pausa. Lo mismo se puede decir de su proyecto musical: si con Cumbia bichera (2007) se aventuraba en los terrenos aún vírgenes de la cumbia electrónica, ahora, con un teclado bien cumbiambero que cita a su amigote Pablo Lescano y sumando un guitarrista en escena, su propuesta parece buscar que el viaje sea cada vez más orgánico.

Mientras subían a escena Miss Bolivia, Ali Gua Gua (Kumbia Queers), Ivana (cantante de Bife, de la nueva camada Zizek) y la coplera Mariela Jerez, quedaba claro que su sonido fue decantado hacia algo cada vez más groovero y hasta cancionero, aunque siempre en plan bailable. Días después, El Remolón está feliz por la presentación y porque no hubo problemas de ningún tipo con el lugar, y eso que “hay que tener mucho cuidado con un espacio así”. Explica: “Los jóvenes a veces no tenemos tanta conciencia, así que está bueno aprender a pasarla bien sin hacerle daño a nadie. Mi desafío es ése: lograr que todos nos sintamos felices”.

Por estos días, Schteingart está muy movilizado por el nacimiento de la pequeña Doris. La electrónica y lo digital resultan ideales para estas apropiaciones musicales: El Remolón remixó a Gotan Proyect, Bomba Estéreo, Miranda! y Alcides, así como mashups con el acordeonero colombiano Andrés Landero y Music, de Madonna. Cuando habla de música, se entiende que, detrás de esta capacidad para integrar a músicos peruanos como La Tigresa del Oriente, Wendy Sulca y artistas electrónicos como Superpitcher, no sólo subyace la astucia del dj para hacer un collage colorido y divertido sino la intención de que su música sea una fuente de curación.

Freud y Damas Gratis, Lacan y Daft Punk se encuentran en Selva, todos con ganas de bailar y flashear un poco. “Poner nombres nos tranquiliza, pero también es una forma de reducir las cosas. Eso te puede pasar en psiquiatría como en la música: no creo que lo que hago se limite al término ‘cumbia digital’, ni que un paciente sea ‘un esquizofrénico’. La idea siempre es integrar distintos universos.”

Desde sus inicios, El Remolón, al igual que los demás artistas de Zizek, se viene encontrando con una situación paradójica: su música suele llamar más la atención en el exterior que en el medio local. Pero pasada la novedad, con el tiempo, lo que queda es la música: “El ambiente de la gente que consume un rock más indie ya asimiló esta cumbia digital que podemos hacer yo o los demás chicos del sello: se copan y bailan sin tantos prejuicios. Y también veo que la gente que viene de la electrónica es muchísimo más cerrada. Cuando hay una fiesta electrónica para cuatro o cinco mil personas, nunca nos llaman. ¡Y si nos llaman, nos piden que no pasemos cumbia! Hoy por hoy, Zizek sólo es una palabra que ayuda a reunir a un movimiento de artistas. Cada uno hace su recorrido y después Zizek te avala o no (N. de R.: Selva, de hecho, salió editado por Fértil Discos, su propio sello). El sueño del Imperio Zizekiano creo que ya terminó, ja ja. Lo nuestro, hoy por hoy, no es para las masas”, dice. Aunque esta Selva virtual funciona tanto para balancearse en un jardín o una pista de baile en cualquier punto del mundo, o para escucharlo en cualquier lado como lo que es: un disco de música dub, latino, colorinche, bailable y global.

* Sábado 3 de mayo en Niceto Club, Niceto Vega 5510. A las 22 con Dengue Dengue Dengue.