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Jueves, 9 de julio de 2015

AGUAS(RE)FUERTES

EL Messi de la Play

 Por Luis Paz


Apenas pasaron cinco días de la final de la Copa América y faltan otros mil o más para el Mundial de Rusia. Hubo ya suficientes mares de tinta sanguinolenta y gritos por “que se vayan todos” espetados a parapeto desde la cima cordillerana. Los informes y los compactos de jugadas se suceden en televisión como arbolitos recién plantados al lado de una ruta recién inaugurada por un gobierno recién asumido. Se mezclan con la película sobre Messi de Alex de la Iglesia, estrenada este año, que anda pasando DirecTV. Y, particularmente, con las sensaciones de hace un año, Brasil 2014.

Son muchas, zarpadamente diversas. Seguramente ni sea necesario consensuar si Higuaín penal, si Tevez banco, si Messi pecho, si Otamendi hipster, si Banega never, si era-por-abajo o era-fuerte-cruzado-abajo... Lo mejor, en todo caso, tal vez sea no volverlas comunes. Algunos tendrán ganas de aplaudir por haber vuelto a jugar finales, otros de apuntar por haberlas perdido. En algún lugar del arcoiris, la pelota seguirá flotando, esquiva.

A mí me dieron ganas de prender la compu, poner el FIFA 15 y sacar campeón de algo a Messi y a Mascherano con la albiceleste, o con alguna azulcita suplente de ésas tan lindas, y con tanto mejor diseño que las titulares. No me dieron ganas de defenderlos en redes ni en diarios ni de llorarlos ni de tatuármelos ni de culparlos ni de exculparlos. Me dieron ganas de jugarlos.

¿Qué sucederá cuando las nuevas entregas PES-FIFA ya no los traigan, qué va a pasar cuando se retiren y no sólo ya no los vayamos a ver en Barcelona ni en ponele que un River-Newell’s del futuro afapluscuamperfecto ni (¡el horror!) en la Selección, sino que encima ni siquiera ya en los jueguitos? Pero antes, ¿qué le pasará a Messi cuando ya no sea el futbolista mejor puntuado de esas sagas? Pero, ¿acaso irá a pasar eso algún día? ¿De verdad?

Mientras tanto, voy a prender la compu, voy a poner el FIFA 15, voy a presionar a todos mis contrincantes con Mascherano, a cederle todos los ataques a Messi, a gritar y llorar sus goles, a campeonar con ellos hasta que la noche fracase y el nuevo día siga trayendo el arrullo de nuevas olas apocalípticas que vengan a decretar muerto al fútbol en el Paraíso del Gol.

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