Jueves, 17 de septiembre de 2015 | Hoy
EL FENóMENO BABYMETAL
Tres loliniponas conquistan el metal sin saber nada sobre él.
Por Stephanie Zucarelli
Si bien en el último año Argentina se enteró de la existencia de las bandas de rock japonés, todavía viene zafando del enlatado génerico pop que las empresas niponas producen para cada generación: las denominadas “idols”, chicas que llegan al status de celebridad por ser los modelos de la perfección japonesa: talentosas, adorables y completamente estilizadas.
Pero el mercado nipón –más precisamente la agencia Amuse– descubrió la fórmula para que sus idols escaparan del nicho del animé, que los suele habilitar internacionalmente, y empezó a romperla con BabyMetal, la fusión bizarra entre el más puro pop lollipop y el death metal. BabyMetal se compone de tres dulces chicas sin ninguna idea acerca del género, su composición o de tocar algún instrumento: Suzuka Nakamoto (Sumetal) como cantante principal y Yui Mizuno (Yuimetal) junto a Moa Kikuchi (Moametal) que actúan como coristas y revolotean alrededor de Sumetal. De fondo, Kamimetal, la banda que le pone lo pesado a este nuevo género reconocido mundialmente como kawaii-metal.
“Pequeñas y dulces chicas paradas arriba de un escenario, cantando salvajes riffs metálicos con voces infantiles. Es muy interesante observar este fenómeno”, opinó Ian Hill, bajista de Judas Priest. No solamente él tuvo algo que decir: después de que BabyMetal la rompiera con temas como Iijime Dame Zettai (No más bullying), Megitsune y Head Bangya!! (con más de 35 millones de visitas en YouTube), la banda kawaiimetalera comenzó a aparecer en los festivales más importantes del rock pesado y entró en contacto con gigantes como Slayer, Metallica y KISS.
Las chicas tuvieron que admitir que el enterarse que iban a cantar metal las había shockeado mucho, pero como buenas profesionales de la industria musical empaquetada no sólo se acostumbraron al género sino que se convirtieron en profesionales del show en vivo, al punto de convencer a Lady Gaga para hacer fechas exclusivas con ellas.
El círculo metalero necesitaba cierta frescura y sin ningún tipo de parada intermedia, recibió al kawaii-metal. El fenómeno se reduce a la explicación que Slash le dio a un periodista nipón: “Escuché de ellas y las conozco. Son la cosa más emocionante que he visto recientemente”. Inclusive, y al contrario de las apariencias, los oscuros y vikingos amantes del metal hincaron sus rodillas ante la adorabilidad industrial de la banda. Y si bien todavía es considerado como la clase de disco que el fanático de Cannibal Corpse tiene escondido debajo de su almohada, los circuitos under ya conocen desde sus canciones hasta sus coreografías.
Es el contraste entre la inocencia y lo oscuridad lo que despierta la curiosidad en BabyMetal. A pesar de que la industria cinematográfica ya demostró que entre ambos hay una alianza catalizadora del terror (como con Sadako en La llamada), esta fórmula que fusiona el pop con el heavy metal demostró tener el potencial de renovar los apolillados circuitos rockeros.
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