Domingo, 22 de abril de 2007 | Hoy
CINE > UN DOCUMENTAL SOBRE EL UNABOMBER EN UN CICLO DE CINE ALEMáN
Theodore Kaczynski era un matemático brillante graduado en Harvard. En los años setenta, se retiró a una cabaña en Montana y, a fines de esa década, comenzó a enviar cartas bomba a universidades y aeropuertos, atentados que se cobraron tres vidas y dejaron una veintena de heridos. En La red, el documentalista Lutz Dammbeck se pregunta por qué la historia de este terrorista conocido como Unabomber ha sido desestimada como un caso individual de locura e intenta rearmar la trama política, militar y tecnológica norteamericana que hizo posible su aparición.
Por Mariano Kairuz
Una observación para abonar a la teoría del caos, el azar y la ingobernabilidad de las cosas: el ciclo Nuevas Tendencias del Documental Alemán que la Cinemateca del Goethe-Institut presenta desde pasado mañana en la sala Leopoldo Lugones, llega con un timing abrumador. Mientras en los noticieros termina de materializarse el identikit del joven que esta semana asesinó a más de treinta personas en la Universidad de Virginia (con fotos, videos y textos suministrados por él mismo) y surgen las mismas preguntas que otras tantas veces (¿por qué en un centro educativo?, tal vez la más intrigante de todas) quedaron sin respuesta, una de las películas anunciadas vuelve sobre una historia que está lejos de haber quedado cerrada, la del Unabomber.
Presunto autor de unos cuantos atentados con cartas explosivas entre fines de los ‘70 y mediados de los ‘90, con un saldo de tres muertos y veintitrés heridos, el matemático recibido en Harvard Theodore Kaczynski fue bautizado “Unabomber” por el FBI debido a que sus ataques estaban dirigidos contra universidades y líneas aéreas. Su historia circuló bastante desde su arresto en 1996; sin embargo, cuando el documentalista alemán Lutz Dammbeck volvió a mencionar su nombre ante una de sus víctimas y ante el editor y autor especializado en literatura científica John Brockman, se topó con un agujero negro: personajes relevantes del mundo literario, cultural y científico, se negaban a hablar de Kaczynski, o a considerarlo siquiera un fenómeno digno de discusión, y lo desestimaban sin más como un loco peligroso. ¿Cómo es que nadie se desespera ante la idea de que un (según parece, brillante) profesor universitario de una de las instituciones académicas más importantes de EE.UU. se haya transformado en un terrorista loco? Eso se pregunta Dammbeck. La entrevista a Brockman (que es el creador de The Edge Foundation, una organización de elite que pone en contacto a intelectuales del mundo de la ciencia y la tecnología) está al principio de La red (Das Netz, 2004) y le sirve a Dammbeck como punto de partida para la reconstrucción del entramado político, intelectual y científico en el que se inserta y más o menos comienza a explicarse la aparición de un personaje como Kaczynski.
El título de la película alude a varias redes que conforman una misma, enredada trama. Por un lado, la red de experimentos militares llevados a cabo con universitarios –Kaczynski habría sido sometido a dolorosos tests de stress–, incluidas sus famosas e infames pruebas con LSD y otros experimentos que la ciencia-no-tan-ficción más política y paranoica de la época tradujo en relatos tales como El embajador del miedo (y más tarde, Jacob’s Ladder). Por otro, la red de redes, y su origen también militar: Lammbeck recorre los inicios y fundamentos de la Arpanet (antecedente directo de Internet), y las fantasías de control absoluto que guiaban estos proyectos y experimentos. En ese contexto, y en el de la respuesta “contracultural”, en los ‘60 y ’70 en adelante, a los terrores tecnológicos, los proyectos de la inteligencia y la intelligentzia artificiales y el prospecto de la robotización de la sociedad, comienza a dibujarse un origen posible para el Unabomber. Quizá Kaczynski esté rematadamente loco, después de todo. Eso no se niega en La red, pero no es en el vacío que un reconocido hombre de ciencias decide construir su propia cabaña y retirarse para vivir en Montana, en medio de la nada, lejos de la civilización, con el objetivo de escribir e imprimir a fuego su manifiesto contra el rumbo que han tomado las cosas a lo largo del siglo XX. La red no esclarece –por momentos puede volverse incluso difícil de seguir– pero busca y expone conexiones, y no se queda con el escueto informe CNN sobre el pequeño neurótico que tuvo un mal día y una ametralladora a mano, y encontró las puertas de la facultad abiertas.
La red se proyecta el próximo jueves 26 a las 17, 19.30 y 22, en la Sala Lugones, Av. Corrientes 1530.
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