Jueves, 31 de diciembre de 2009 | Hoy
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Mientras algunos todavía la definen como un fenómeno pasajero, la candidata transexual Victoria Unita avanza segura y sin trabas hasta el sillón de Rivadavia en vistas al 2011. El pueblo la acompaña cantando las canciones que ella misma, sin quererlo, va inspirando a su paso.
Por Gabriela Cabezón Cámara
“Natural, dice usted, mi querido cardenal: natural, es que los seres humanos busquen su felicidad.” Así cerró anoche el debate televisivo con Jorge Bergoglio la candidata del Frente hasta la Victoria Siempre (HVS), Victoria Unita, el “cross en la mandíbula” de los políticos tradicionales, la presidenciable transexual que sorprende a los politólogos y arrasa en las encuestas.
Minutos después, una multitud de victoristas –50 mil según la Policía– se reunió en Plaza de Mayo a corear su nuevo himno. “Natural, natural, mi querido cardenal/es que los seres humanos busquen su felicidad/Natural, natural, mi querido cardenal/es cada que uno sea/lo que quiera en libertad”, cantaban y bailaban en la plaza trans, travestis, gays, lesbianas, heterosexuales y bisexuales, muchos con sus hijos en hombros. De todos los sectores sociales: piqueteros, millonarios, profesionales, empleados de comercio y cartoneros. Es esta convocatoria interclases, además de su identidad sexual, lo que ha valido el mote de “transcandidata”.
Es que sus propuestas atraen a vastos sectores de la población: legalizar el matrimonio homosexual, condenar penalmente los actos o dichos discriminatorios por razones de raza, nacionalidad, sexualidad o religión, decretar el aborto legal y gratuito y hacer cumplir esas, “casi siempre huecas –dice–, palabras de la Constitución Nacional: derecho a la vivienda, la educación y la salud”. La candidata ha manifestado, además, que usará la fuerza pública para sacar a los chicos de la calle: “Cada comuna tendrá grandes escuelas, manejadas por los distintos sindicatos de docentes y delegados elegidos por los vecinos. De 9 a 18, los chicos tienen que estar ahí. Y después, en sus casas. Agentes femeninas de la Policía recorrerán el país en ómnibus escolares para llevarlos, si es necesario, a la fuerza”.
¿Podrá hacerlo? Tal vez sí. Unita cuenta con simpatizantes en casi todos los sectores. Algunos muy sorprendentes: Hugo Biolcati, presidente de la Sociedad Rural, declaró: “Seríamos unos hipócritas si, cultivando soja transgénica, repudiáramos a una transmujer. Si gana las elecciones, colaboraremos con su gobierno”. Agustín Rossi, una de las principales espadas del kirchnerismo, ha dicho que “dado que el matrimonio presidencial ha decidido descansar un período, es probable que nuestro bloque apoye a Victoria, la política más peronista y popular luego de los Kirchner”. Al ser informada de la probable decisión del Frente para la Victoria, Lilita Carrió ironizó: “Habrán encontrado un destino en su nombre. Van de la transversalidad a la transexualidad. ¿Será el único modo que tienen de acercarse a una victoria?”. Carrió, que acaba de presentar su vigésima agrupación, Formación Moral y Cívica, está indignada: “No sé qué les pasa a los argentinos. Pudiendo votar a una mujer de verdad como yo, quieren votar a un engendro quirúrgico. Una presidenta como ese señor sería tan natural como tener un Tamagotchi en vez de un perro”, dijo. El Inadi anunció que presentarán una demanda en su contra por discriminación.
En la plaza, a los victoristas les sobraban motivos para festejar: su candidata tiene una intención de voto del 37 por ciento. La sigue el ex mandatario Eduardo Duhalde, con el 21 por ciento y más atrás, otra sorpresa, el titular del Partido Obrero, Jorge Altamira, con el 18. Respecto de su principal contrincante, Duhalde opinó que “merece respeto como todo ser humano, pero es un invento de los medios que no saben qué hacer para tener un punto más de rating”. Altamira se limitó a señalar que Unita “es una candidata respetable, pero el único camino para el pueblo es la revolución y el control obrero de todas las instituciones. Hoy, la opción es revolución o barbarie”.
Unita nació hace 60 años y fue un chico de la calle en los ‘50. Hasta que “me rescató Gatica a los 6: me llevó a los gimnasios clandestinos de la resistencia peronista”. Unita ganó el campeonato nacional de livianos en 1971 pero terminó con la nariz aplastada. Entonces, cuenta, “se me hizo la luz: si podía cambiar mi nariz, también podía ser tan mujer como siempre había soñado”. Desde entonces es Victoria. Y nunca se alejó de las unidades básicas. Fue fundadora de los gimnasios peronistas Lucho Gatica, que desde 1971 rescatan niños de la calle y les dan entrenamiento de boxeo, escolaridad y vivienda. Tiene 14 hijos adoptivos y 25 nietos.
“Vamos a pelear la presidencia y vamos a ganar por knock out”, aseguró anoche en la plaza, bailando con su característico tailleur blanco, rodeada por toda su familia.
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