Viernes, 9 de julio de 2010 | Hoy
A LA VISTA
Por Silvina Maddaleno
Gabo está feliz y en pareja con M. Además tiene dos hermanas, un sobrino y una sobrina de cada una. Las dos eligieron para sus hijxs escuelas católicas en la provincia de Buenos Aires.
Martín, de diez años, es el ahijado de Gabo y le tocó en suerte uno de los colegios católicos más prestigiosos de San Isidro. Allí, el tema del matrimonio entre personas del mismo sexo revolucionó direcciones, sala de profesores, aulas y familias. El colegio se ocupó de enviar a cada alumno una planilla que se expresa en contra de la ley de matrimonio igualitario, que viene de la Dirección General de Escuelas Católicas de la provincia de Buenos Aires para que las familias firmen y devuelvan al colegio. También, para que no queden dudas, la institución organizó reuniones de padres encabezadas por la Universidad Austral para explicar a cada familia por qué se debe manifestar en contra. Martín le hace preguntas a su mamá. Preguntó hace poco si la pareja de Gabo es también su tío y se puso contento de que la respuesta haya sido un “sí”. Martín pregunta también por qué él y su familia están en contra de ese papelito que envió el colegio. Recibe como respuesta de sus padres que no sólo están a favor para que su padrino y su tío se puedan casar sino porque estar a favor es estar a favor de la igualdad de todxs ante la ley. A Martín le parece lógico, pero le incomoda sentirse distinto en la escuela. La mamá y el papá le responden que es importante respetar la opinión del otro, aunque sea opuesta a la nuestra.
Pero la moneda tiene dos caras. La sobrina mayor de Gabo tiene 17 años, y va a uno de los colegios parroquiales más tradicionales de Haedo. Allí, el profesor de Teología instó a sus alumnos de quinto año del secundario a realizar un trabajo práctico que abarque distintas áreas relacionadas con la homosexualidad. Lxs alumnxs tuvieron la libertad de buscar material donde les plazca. Supe que alguien usó el libro de Osvaldo Bazán, Historia de la homosexualidad en la Argentina, y otro llevó un ejemplar de este mismo suplemento para leer en clase. Esta escuela también es católica y es una de las más tradicionales de Haedo. Sin embargo, se abstuvieron de enviar la famosa planilla y de presionar a las familias para que hagan número en contra de nuestros derechos.
Pocas veces se puede tener la certeza de estar asistiendo a momentos clave, días que se alzan por sobre otros en el calendario marcando la frontera de un cambio. El 14 de julio será uno de esos días en los que el futuro nos va a interpelar. Me pregunto si dentro de unos años la jerarquía eclesiástica dará charlas explicando, entre otras cosas, la Inquisición, la tardanza en las disculpas a Galileo, el tan anunciado Apocalipsis que nunca llegó con el divorcio y, claro está, tampoco llegará el 15 de julio.
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