turismo

Domingo, 16 de agosto de 2009

SANTA CRUZ > PUERTO DESEADO

Deseada ría

Ubicado al sur del golfo San Jorge, Puerto Deseado está unido al mar por una ría magnífica, un paraíso natural para recorrer en una excursión náutica. Un viaje bien al sur por la costa patagónica, salpicado con historias de pioneros, piratas y naufragios.

 Por Mariana Lafont

Casi toda la Patagonia costera es acantilada y cae a pique sobre las aguas azules del Atlántico. Pero existe un lugar en la costa norte de Santa Cruz que no se parece a ninguno: Puerto Deseado. Aquí la naturaleza se encaprichó hace millones de años, secó el curso de un río y dejó que el mar invadiera su cauce. Así se formó un extraordinario accidente geográfico: la ría Deseado, única en Sudamérica ya que se interna en la meseta unos 42 kilómetros al oeste. Pero además de la belleza del paisaje aquí se concentra una enorme biodiversidad de especies y fue declarada Reserva Natural Intangible. Por otro capricho, esta vez humano, la RN 3 (“la” vía de comunicación en la Patagonia costera) sigue de largo y no entra a Puerto Deseado. Pero no hay dudas que vale la pena tomar el desvío y hacer los 126 km por la RN 281 desde el empalme con la 3. Otra alternativa interesante (viniendo de Comodoro Rivadavia) es pasar antes por Cabo Blanco, tomando la RP 14 y hacer 100 km por un camino de ripio ondulado que atraviesa estepa y estancias ovejeras.

EL CABO DE LA HISTORIA Luego de atravesar una gran salina llegamos a un sitio solitario y peculiar, con mucha magia. A lo lejos se veían promontorios rocosos rojizos coronados por un faro sacado de un cuento. Hacia un lado se veía el mar bravío y hacia el otro un pequeño cementerio y la silueta de una construcción abandonada, conformando una misteriosa escenografía. Cabo Blanco es un peñón formado por un conjunto de tres masas rocosas de 42 metros que están unidas a la costa por un istmo bajo de arena y canto rodado. Su nombre se lo dio Magallanes al ver los morros de color blanco (por el guano de los cormoranes) cuando pasó por aquí, en 1520, en busca de un paso entre el Atlántico y el Pacífico. Desde esa época comenzó a figurar en las cartas de navegación con tal nombre. Además de sugestiva belleza, el cabo tiene valor histórico y arqueológico y se han encontrado bolas de boleadoras, anzuelos, arpones de hueso y puntas de flecha con una antigüedad de unos 3000 años. Por aquí pasaron, además de Magallanes, célebres navegantes, piratas y exploradores como Francis Drake, Thomas Cavendish, Olivier Van Noort, Jacob Le Maire, John Byron (abuelo del poeta) y Charles Darwin. De hecho Cavendish bautizó a Puerto Deseado. Este pirata inglés llegó el 17 de diciembre de 1586 y llamó a la zona Port Desire (por su nave insignia “Desire”) aunque más tarde el nombre se tradujo al castellano.

La salina ocupa una depresión de un terreno de 900 has. En 1902 se empezó a explotar y al principio usaban carros para llevar la sal a Cabo Blanco y embarcarla. Allí trabajó el carrero José Font (más conocido como “Facón Grande”) que luego se hizo trágicamente famoso como uno de los líderes fusilados en la huelga de 1921. Luego se construyó un ferrocarril de trocha angosta de 7,5 kilómetros para llevar la sal. Después se formó el poblado con negocios, fondas, una comisaría y una escuela. Tiempo antes, en 1899, el ex presidente Julio A. Roca había viajado al sur por el conflicto de límites con Chile y conoció las necesidades de esta vasta región. Mandó construir una línea telegráfica costera y cuando el telégrafo llegó a la zona, en 1901, los dueños de la salina pidieron que pasara por Cabo Blanco ya que se iba a erigir un faro y por allí recalarían muchos barcos. La oficina de Correos y Telégrafos se inauguró en 1902 pero el faro recién empezó a funcionar en 1917.

En 1930 se abandonó la explotación por no ser rentable. Poco a poco dejaron de llegar barcos y el declive continuó hasta que el sitio de embarque de la lana se cambió a Puerto Deseado. Cabo Blanco quedó desierto y hoy sólo quedan un diminuto cementerio y las ruinas del viejo correo. Los únicos habitantes son los fareros que rotan periódicamente. El faro (de 67 metros) es uno de los más pintorescos del litoral patagónico por el rojizo de sus ladrillos y por su enclave estratégico en el extremo sur del golfo San Jorge. Los fareros, contentos de recibir visitas, cuentan que hay un fantasma allí. A fines de los ‘50 un suboficial que escribía a máquina murió y, desde entonces, la gente destinada al faro asegura que, por la noche, se puede oír claramente el tecleo de la máquina de escribir. En 1977 se creó la Reserva Natural Cabo Blanco para revalorizar la zona y preservar su riquísima fauna. Aquí está uno de los mayores apostadores de lobos marinos de dos pelos. Este animal fue cazado en los siglos XVIII y XIX por su piel y aunque está protegido desde 1937 su recuperación es muy lenta. También hay leones marinos y tres variedades de cormoranes: grises, de cuello negro e imperiales.

LA CIUDAD DE LA RIA Puerto Deseado es una ciudad pesquera, tranquila y con una buena combinación de naturaleza e historia. Por un lado es ideal para amantes de la fauna pero también tiene una rica y variada historia. Hay muchas excursiones pero “el clásico” es el paseo náutico por la ría que, en 2 ó 3 horas, le permite ver a varios habitantes de este paraíso natural. El paseo en semirrígido comienza cerca de la zona de naufragio de la Corbeta Swift (hundida en 1770) y va hacia la Isla Elena donde se avistan cormoranes grises (endémicos de Santa Cruz), roqueros e imperiales anidando cada uno en su sector. La lancha se acerca tanto al islote que se pueden ver los llamativos ojos celestes del cormorán gris y las “estalactitas” de guano que se forman con el correr de los años y que, junto con el cachiyuyo (un alga), forman el nido de estas aves. En otro islote hay lobos marinos de un pelo y aves como la gaviota austral y cocinera, la paloma blanca antártica y cientos de gaviotines sobrevolando la embarcación. Luego se desembarca en la Isla de los Pájaros para ver pingüinos de Magallanes. Y, de postre, están las simpáticas toninas overas que juegan con las olas que genera la lancha. Finalmente, se interna unos 8 kilómetros por el Cañadón Torcido en la ría (al que sólo se entra con marea alta ya que hay 5 metros de diferencia entre pleamar y bajamar) y se ven el pato crestón, el halcón peregrino y la garza bruja. La excursión se puede prolongar y llega al paraje La Mina donde se incendió, en 1615, la nave holandesa “Hoorn”, de la expedición de Le Maire y Schouten. Allí se puede hacer un trekking a la cima del Cerro Van Noort desde donde hay una magnífica vista. A lo lejos se ve la Isla Pingüino donde habita el peculiar pingüino de penacho amarillo. Para ir hay que navegar dos horas en mar abierto. Si se opta por no navegar se puede hacer el paseo costero donde se aprecian flamencos y cisnes pero quienes quieran más excursiones náuticas pueden llegar a los Miradores de Darwin (de todo el día).

DE TRENES Y NAUFRAGIOS El pasado de Deseado está cargado de historias. En 1790 la Real Compañía Marítima de Carlos IV instaló un fuerte para extraer aceite de ballena y lobo marino pero fue abandonado en 1807 al caer la rentabilidad, por el duro clima y los ataques ingleses. Los restos del fuerte (el más antiguo de la Patagonia argentina) fueron hallados en 2008 por un equipo de la UBA. En ese mismo lugar se instalaron los primeros colonos a partir de 1884. Como en tantos otros lugares de Patagonia los salesianos tuvieron gran influencia y han dejado, además de un colegio, una rareza a la ciudad: una “iglesiafaro”, Ntra. Señora de la Guardia y el Faro Beauvoir (en funcionamiento).

Por otro lado, los deseadenses están muy ligados al tren. Dos sitios a visitar son el Vagón Histórico y la vieja la estación del ferrocarril. El primero es un vagón de 1898, usado entre 1909 y 1978 en la línea Puerto DeseadoLas Heras y que fue testigo de la represión a las huelgas de 1920 y 1921. Cuando la línea cerró se desmanteló todo y en 1980 el vagón fue rematado pero, gracias a la movilización popular, se recuperó. Por su parte, la estación es una gema arquitectónica de estilo inglés erigida entre 1910 y 1912 por picapedreros yugoslavos, con piedras rosadas de la zona. Hoy está en excelente estado de conservación gracias a la Asociación Ferroviaria 20 de Septiembre, creada en 2003 (y con ella el museo) y formada por ex ferroviarios. A Ricardo Vázquez, su presidente, se le iluminan los ojos cuando habla del pasado ferroviario. El ramal surgió durante la presidencia de Figueroa Alcorta cuando se promovió crear un tren que comunicara varias partes de la Patagonia. El plan original era ir de Puerto Deseado a las orillas del lago Nahuel Huapi. Esto nunca se concretó y sólo hicieron 283 kilómetros de vías y 20 estaciones, hasta Las Heras. El tren transportaba lana y cuero así como cobre, plomo y zinc de Chile y también era útil para llevar cargas a todos los ramos generales que abastecían a las estancias. A partir de 1949 también llevó pasajeros. Pero en noviembre de 1978 se decretó el cierre y desde ese año hasta 2003 la estación estuvo cerrada (y varios ex ferroviarios cuidaron de ella para que no fuera saqueada). En el museo se respira nostalgia pero da gusto ver tanto respeto y amor por la propia historia.

Por último, el pasado sumergido se relaciona con la corbeta “Swift”, hundida el 13 de marzo de 1770. El hecho es digno de una novela ya que por dos siglos el barco permaneció imperturbable en el fondo del mar (y a sólo 50 metros de la costa). En 1975 llegó un descendiente del segundo oficial, Sir Erasmus Gower, con una copia de un diario de época buscando datos e informó a las autoridades sobre el naufragio. Pasó un tiempo hasta que un profesor local contó la historia a sus alumnos y uno de ellos, Marcelo Rosas, se interesó, investigó y formó un equipo de buzos. Finalmente, encontraron el barco el 4 de febrero de 1982. Las piezas rescatadas estaban en increíble estado de conservación gracias al limo y a las frías aguas del mar. Para protegerlas se creó el museo en 1983 (hoy Museo Municipal Mario Brozoski) donde además se exhibe material arqueológico y paleontológico de la zona. Su nombre es en honor a uno de los buzos que falleció unos años después del hallazgo. Desde 1998 el programa de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología inició tareas de investigación y aún siguen sacando piezas. Los objetos pasan un buen tiempo en el laboratorio de conservación y restauración donde son desalinizados. Hasta ahora se extrajo de la popa (sitio de oficiales) vajilla de mesa de vidrio, loza y porcelana. También han dado con 8 de los 14 cañones y con la cocina pero están esperando la ampliación del laboratorio para sacarlos. En total hay 500 piezas pero por falta de espacio se van rotando cada tres meses. Sin dudas, un verdadero tesoro.

Cómo llegar: De Bs. As. a Comodoro Rivadavia o Caleta Olivia. De allí dos empresas van a Pto. Deseado: La Unión (T.: (0297) 4462822 / 4851134) y Sportman (T.: (0297) 4442988/4468187). $49.

Alojamiento: Hotel Los Acantilados. España 1611. T: (0297) 4872167 / 070

Gastronomía: Puerto Cristal. España 1698. T.: (0297) 4870387. Mariscos.

Excursiones: Paseo náutico ($120) e Isla Pingüino ($280). De sept. a abril. Darwin Expediciones. España 2551. T.: (0297) 156247554 / 154132887. www.darwinexpeditions.com

–Miradores de Darwin. Cis Tours. San Martín 916 Of. 1. T.: (0297) 4872864. www.cistours.com.ar

Museos: Museo Mario Brozoski. Colón y Belgrano s/n.

–Museo del Ferrocarril. Vieja estación del ferrocarril.

Cabo Blanco: por RN 281 hasta km 24 y de allí por RP 14 y luego 91.

Más información: San Martín 1525. T.: (0297) 4870220. [email protected]

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Desembarco en la Isla Pájaros, donde hay pingüinos de Magallanes con sus nidos.
 
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