Como dos caminos emparentados, la ciencia y el arte no dejan de cruzarse. ¿Por qué las esferas, las hélices, las parábolas, los espirales y las ondas son formas tan frecuentes en la naturaleza? Aquí, las razones.
Por Leonardo Moledo
El físico español Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia de la Fundación La Caixa de Barcelona.
Ciencia y arte, el cómo y el porqué, la colección Metatemas de Tusquets, que dirige Jorge Wagensberg, físico y director del Museo de Ciencias La Caixa de Barcelona, fueron ejes sobre los que discurrió la charla que mantuvo con Página/12, a su paso por Buenos Aires.
–Ya hemos charlado tantas veces que ahora no sé qué preguntarte. ¿Qué querés que te pregunte?
–Bueno, sobre el último libro.
–¿Sobre qué es el último libro?
–Se llama La rebelión de las formas y es una reflexión sobre las formas que tienen los objetos, de este mundo, y por qué esto es así. Y lo que hago es proponer cuáles son las formas más frecuentes. Esa es otra pregunta interesante.
–¿Cuáles son las formas más frecuentes?
–Bueno, la más frecuente sin duda es la esfera.
–Que se entiende por qué...
–En el mundo inerte es porque es la mínima superficie que encierra un volumen dado y ahí sí está claro, tú tienes el cosmos y todo es redondo: estrellas, planetas... Pero además, al ser la mínima superficie que encierra un volumen dado, la esfera representa la manera más lenta de intercambiar energía, lo contrario de un radiador. Cuando uno tiene frío o calor lo mejor es acurrucarse y acurrucarse significa ponerse lo más esférico posible y eso lo haces cuando tienes mucho frío o mucho calor. En el mundo natural, la selección natural ha favorecido a la esfera porque es una forma que protege. Es la más difícil de morder, por ejemplo.
–¿Pero la selección natural actúa también entre los objetos?
–Todo lo que existe en este mundo es porque ha sido seleccionado, o por la selección fundamental compatible con las leyes, o por la natural, que es la darwiniana, o la cultural, que es la inventada. Pero la esfera que ya existe es favorecida por la selección natural porque protege al individuo. La membrana, las células tienden a ser esféricas pero también lo es el huevo si es acuático.
–Pero digamos que las leyes no necesariamente favorecen la esfera, las leyes naturales son muy propensas a cualquier curva de 2º grado. Y uno se pregunta por qué. Por qué la gravitación es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia y no a otra potencia cualquiera.
–Preguntarse por qué la ley es esa y no otra en realidad no es un problema científico. Es un problema metafísico, porque la ciencia se pregunta el cómo de las cosas y no el porqué.
–Pero hay un porqué.
–El porqué es una pregunta que haces cuando no sabes formular bien la pregunta por el cómo... La contestación a por qué las órbitas son elípticas... La órbita es lo que es la realidad. La ecuación es una creación humana.
–La ecuación es una creación humana pero que la ecuación representa la elipse no es una creación humana.
–No. La elipse es la consecuencia de la ecuación, pero... curiosamente la ecuación no se comprende porque si tú pudieras comprenderla quiere decir que habría una más fundamental..., ahora si buscas la ecuación más fundamental que la que tienes...
–De hecho, en el caso de la ley de gravitación había una más fundamental.
–Bueno, puede haberla, no digo que no.
–En ese caso era la ecuación de Einstein.
–La ecuación de Einstein es más fundamental. De acuerdo, pero eso no es el porqué, sigue siendo el cómo.
–Esa oscilación entre el cómo y el porqué sigue siendo el punto en que fallan los museos de ciencia.
–En alguna parte tienes razón. En el museo se explica mucho el resultado de las cosas y no tanto el método, y no se dice en general que la ciencia avanza con errores y tropiezos..., están teniendo una idea falsa de la ciencia con la idea que “las ciencias adelantan que es una barbaridad”.
–“Que es una brutalidad”
–“Que es una bestialidad”..., la ciencia no se equivoca nunca. Nada más lejos de la realidad. Es tan importante enseñar el resultado como el método y se puede hacer.
–Dejemos esto de los museos porque tengo solamente cien líneas y no cabe..., ese es un porqué muy claro y no un cómo.
–Qué lástima.
–Sí, pero voy a ver si lo puedo publicar en Futuro. Ahora, la colección Metatemas (Tusquets) reflexiona un poco en la orilla, en la frontera de la ciencia, en la frontera del pensamiento científico, no en que se haya descubierto una célula más o un gen más...
–Eso es: por un lado está en la frontera de las disciplinas científicas, el lugar donde a los paradigmas les entra cierto temor.
–Y temblor... pero bueno, va un poquito en contra de lo que me decías... la colección Metatemas a pesar de todo se mete en el porqué...
–Bueno, pero se llama “meta temas”, no te olvides..., mira, hay una cosa interesante para tu página, que es la relación, para mí es genuina, entre ciencia y arte. Yo creo que se puede dar una idea de qué es la belleza si decimos que la belleza se parece mucho a la inteligibilidad en una cosa y es que de algún modo significa la repetición dentro del desorden. Y que fue mucho antes el hecho estético que el conocimiento.
–Bueno, yo te diría ahí que no es irracional pensar que la inteligibilidad juega un papel positivo en la selección natural. Cuanto más inteligible me resulta un paisaje más posibilidad tengo de sobrevivir en él.
–Exactamente.
–Puede ser que eso se haya procesado como belleza.
–Lo que yo sostengo es que la selección natural favoreció primero el hecho estético, un gozo que está en poder anticipar pero que haya una cierta dosis de sorpresa. Eso está muy próximo a lo que es el gozo científico, también.
–Cuando se cumple lo que vos pensabas que iba a ocurrir, pero que no es trivial.
–Y a la vez cuando puedes cargarte la versión anterior. Tú tienes una gran satisfacción cuando anticipas, y una gran satisfacción cuando corriges o aproximas más. La grandeza de la ciencia es que comprendes sin intuir; solo intuimos la tercera dimensión, no intuimos la cuarta, pero los físicos nos manejamos en cuatro, cinco o diez dimensiones sin problemas. La grandeza del arte es que puede intuir incluso sin comprender. No sé si los científicos tienen comprensiones artísticas, de lo que estoy seguro es de que muchos artistas tienen intuiciones científicas.
–Todo esto que estás diciendo no es exactamente el cómo, esto entra mucho en el terreno del porqué.
–Ahora sí, porque ahora no estoy haciendo ciencia, ahora estoy...
–Quería terminar así este metadiálogo.